—¿Que te pareció?— Cuestióna divertido.
Su hermano la obligó a ir de compras luego de su tarde algo atareada para poder desconectar un poco del trabajo.
A Noah no le quedó otra que aceptar, ya que él invitaba la cena de hoy, y era un pequeño tratado que tenían entre ambos cuándo cenaban juntos, a pesar de que ya convivían en el mismo departamento.
Ella tenía que admitir que estaba más que exhausta, tuvo ocho reuniones por la mañana, todas por su trabajo para su padre y la última por su trabajo de diseñadora gráfica, y eso había agotado cada una de sus energías.
—¿Estamos hablando de quién yo creo?— Arquea sus cejas divertida.
Enzo ensancha una sonrisa en sus labios al observarla de forma obvia.
—Si.— Hace movimiento con sus brazos al estar fingiendo boxear.
Y Noah no puede hacer más que morder su labio inferior y negar con la cabeza.
—Esperaba que en algún momento me hicieras esta pregunta, es más tengo que admitir de que te estabas tardando.— Suspira y bebe de su café mientras sigue al castaño.
Las últimas tres semanas fueron agotadoras, ocupándose de las habilitaciones para que Black sea oficial en el gimnasio y tuviera todos los pases necesarios para oficializarlo cómo el boxeador que estaba preparando su padre, más sus trabajos a distintas gráficas la volvieron loca.
En el ambiente del boxeo era muy importante mantener las cosas en regla, y es por eso mismo que Alaric no le gustaba nada que tuviera que haber ver con el underground. Es por eso que quería sacar a la bestia de aquel lugar tan oscuro y demostrarle que había una mejor forma de hacer lo que le gustaba, que claramente era pelear, pero en un lugar mucho más digno y en dónde, ante todo, se lo retribuyeran.
—Muy raro, algo oculta.— Comenta más para sus adentros que para afuera, aúnque, su hermano la escucha a la perfección.
Enzo hace una mueca con su rostro y sube sus hombros. —¿Ocultar?— Se carajea. —¡Se qué puede parecer un poco raro pero no te olvides que casi todos los boxeadores lo son!— Agrega alzando sus manos. —¡Más si viene de las cuevas, Noah!— Le recuerda.
Y se extraña poderosamente de que su hermana piensa de esa manera de la bestia Black, ya que ella estaba continuamente en contacto con un montón de boxeadores, y hasta incluso con la persona que tenía enfrente a sus ojos.
—No es que me interese, pero no me callo muy bien de entrada, eso es más que obvio, con su chulería y todo eso.— Se ríe y muerde su labio inferior.
—¡Eso es otra cosa!— Apunta divertido.
Noah niega.
Tiene que darle la razón, son dos cosas distintas, pero eso no quita que para ella él le siga pareciendo extraño.
—Es sólo lo que pude ver en mí estancia en el gimnasio, no soy quién para juzgar, además de que no me interesa relacionarme de ninguna manera con él, siquiera profesional, por más que claramente tenga que hacerlo... Pero todavía sigo creyendo que algo oculta.— Sube sus hombros algo aburrida y desinteresada de las conversación sobre León.
No es en absoluto su foco de atención en estos momentos, y siempre había sido de esa forma para con cada uno de los proyectos que su padre tenía.
—¿A qué nivel?— Se burla mientras entran al local de Adidas.
—¿Te parece poco que casi me ahorcara contra una pared tan sólo por tener mal humor?— Murmura observándolo cómo si se le hubiera salido un tornillo.
Enzo niega y alza una de sus manos para que no continúe con la catarata de palabras que van a ir en su contra. —Él ya me pidió disculpas por eso, no volverá a pasar...— Afirma.
Luego la toma de los hombros y la abraza con fuerza, mientras saluda con la cabeza a los empleados del local.
—¿Te pidió disculpas?— Achina sus ojos.
Aquello es algo que necesita ver en persona o en alguna cámara de video, porque no lo cree.
—Si.— Coloca sus ojos en blanco. —A su manera.— Aclara cuándo ve que ella no le cree ni una sola palabra.
—Lo imaginé.— Sonríe con autosuficiencia.
Enzo suspira. —Estuvimos estás semanas entrenando y te aseguro que tiene un potencial increíble, ya me doy cuenta porque papá lo quería, es una bestia hasta en sus entrenamientos.— Alza sus cejas asombrado por los movimientos de León en el ring.
Noah remoja sus labios y asiente sin saber muy bien qué decir ante aquello, ella se volvía a repetir en su cabeza y no quería volvérselo a repetir a su hermano mayor, pero no necesitaba involucrarse con el proyecto de su padre, no cuándo ya había hecho su trabajo y lo habían conseguido.
—¿Que es lo que te molesta de él?— Mueve su cabeza hacia un costado. —Creo qué estás llevando las cosas a un nivel demasiado lejos y eso ni siquiera nos conviene.— Es sincero al hablar.
No necesitan que su padre esté detrás de sus nucas marcándoles lo que hacen bien o lo que hacen mal, y meterse con uno de sus proyectos es un grave error, es por eso mismo que espera que su hermana pueda cambiar de opinión respecto a León, si no quiere que las cosas se compliquen en su familia.
—Nivel, no te digo mi dirección porque soy demasiado importante. ¿Quizás?— Arquea sus cejas.
Esas diez palabras son suficientes para que el castaño se de vuelta frunciendo sus labios.
—¡Se perfectamente lo complicada que puedo llegar a ser, y también lo malvada que puedo parecer cuándo alguien se me pone entre ceja y ceja, y te aseguro que este no es el caso!— Aclara siendo honesta.
Enzo asiente estando más que seguro de que ella está siendo honesta.
—¿Se puso difícil la llenada de la planilla?— Chasquea la lengua.
—Fue irritante, te lo aseguro y no estoy exagerando. No te voy a dar los detalles porque eso es algo que te va a aburrir.— Murmura relajada. —Después volví al gimnasio porque dejé la computadora y el imbécil estaba ahí entranado. ¿Te pensas que saludó o algo?— Se carajea y niega con la cabeza.
Enzo pasa una mano por la comisura de sus labios.
—Si, no parece ser un chico muy fácil, ni sociable.— Responde.
—Despues de que le tome los datos y me entrego firmado el contrato, no me dirigió la palabra, siquiera me dijo si quería cambiar algo del mismo...— Alza su mano frenando el comentario de su hermano. —No espero una charla, Enzo, esperaba un saludo nada más, cómo gente educada, pero me olvido que es un gorila boxeador y sólo eso sabe hacer.— Exclama apretando sus labios.
Su hermano la observa moviendo su cabeza hacia un costado y abriendo levemente sus manos.
—¡¿Espero ser la excepción, no?!— Hace una mueca graciosa en su rostro.
Noah sonríe levemente.
—¿Te fijaste en internet?— Indaga al ver que no responde.
Ella rueda los ojos obvia.
—Tampoco podes crucificarlo porque entrene tantas horas o por la madrugada, Noah, papá era igual conmigo y te recuerdo que tú hermano también es un gorila boxeador... Por más que me pongas esa cara.— Sube sus hombros.
—No hay nada de León black, cuándo digo nada es nada, por lo cuál ambas palabras van de la mano con sospechoso, y no me podes culpar por creer que algo oculta.— Suspira y acomoda su cartera mientras mira las prendas.
Su cabeza hace un click recordando que el rubio estaba entrenando con los mismos pantalones que uso aquél día en la pelea de la cueva.
Siquiera puedes llegar a relacionar que hace dos instantes estaba queriendo ignorarlo por completo y no saber nada de él, y ahora no podía evitar pensar en que no vendría nada mal conseguirle unos nuevos shorts de entrenamiento.
—¿Y eso?— Sonríe con burla mientras mira los shorts y remeras que su hermana está eligiendo, ella suspira y rueda los ojos.
Noah suspira restándole importancia. —No tiene ropa, hace dos semanas lo veo con lo mismo, y la última vez que fuimos a la cueva te puedo asegurar que usaba esos mismos pantalones que traía ayer, creo que sería bueno de parte del gimnasio darle indumentaria hasta que lleguen los esponsors.— Comenta sin más.
Enzo asiente y no cuestiona nada más, mientras que le sonríe con ternura.
Él, por su parte, elige algo para su uso personal, no puede decirle a absolutamente nada su hermana es asi de bondadosa desde que él tiene memoria, por lo que tampoco sospecha que ella pueda llegar a ver al rubio de manera diferente o algo similar...
—Que observadora, demasiado para que te resulte tan fastidioso.— Se burla sacándole la lengua.
Ella niega con la cabeza ruborizada y sigue mirando algunas cosas más qué podrían ir para el rubio. Aúnque no puede evitar ver un buzo gris con sus correas rosas para usarlo para correr...
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Una hora y veinte bastaron para que ambos hermanos cenen y hayan realizado las compras que Enzo necesitaba.
Noah no compro más que la atención para León y su buzó, recordando que el que tenía ya estaba para darle de baja.
Lo más gracioso de todo es que su hermano la había llevado al centro comercial para que pudiera distenderse de todas las actividades que había tenido durante el día, y había sido él, quien había gastado por demás y había demostrado la clara necesidad que tenía de consumir.
No era de volverse loca por las compras, le gustaba vestirse bien, pero no tenía un ropero muy extenso.
Además de que su carrera como manager y diseñadora gráfica le daba beneficios de tener regalos y ropa por canje cómo los sponsors que le estaban consiguiendo al rubio.
—¿Tomas un café?— Cuestiona al verlo correr de lado a lado.
Enzo niega con la cabeza perdiéndose por su habitación y volviendo a salir de esta,
—Voy a salir, descansa te veo mañana, enana...— Se despide con un guiño de ojo
Ella asiente y lo saluda con un beso en la mejilla. —Usa condon, no infectes a nadie con tu idiotecesi.— Se burla cuándo Enzo le hace una seña con los dedos desde la puerta.