El viaje hacia dónde se realizaría la pelea fue en completo silencio, a pesar de la música que había de fondo.
Aúnque, eso no quita que no haya sido agradable, de ambos lados.
Eran hombres de pocas palabras y no se conocían lo suficiente cómo para ese tipo de confianza en el que iban soltando temas de conversaciones triviales tan sólo por sacar una conversación.
Y por el momento de eso estaba bien para los dos, y es por eso mismo que ni Enzo ni León se sentían incómodos al respecto.
De todos modos, León, tenía que admitir que era quién más incómodo se encontraba con toda la situación, siendo completamente sincero que en algún momento de su vida había manejado un auto muy similar en el que se encontraba ahora mismo y de un momento al otro lo habían perdido todo, y no lo pensaba desde el lado del rencor, sino que lo pensaban desde el lado en que a veces las personas no se daban cuenta de todo lo que tenían y ese era el prejuicio que él podía llegar a tener respecto a estos dos hermanos.
—Idiota.— Enzo sisea a un conductor qué pasó a velocidad por encima del radar.
Odiaba cualquier cosa que tuviera que ver con los vehículos ajenos en el cuál él se encontraba, y esa había sido siempre una gran disputa para con Noah, ante sus insistentes intentos porque viajaron juntos en el mismo vehículo y no fueran por separado, hasta que se dio cuenta de que no podía vivir del pasado y preocupado por lo que habían tenido que recorrer en aquel entonces.
León observa muy bien cómo Noah maneja sóla hacía la cueva, siendo su unica distracción para el viaje qué tienen por delante.
Ella avanza delante de la camioneta del castaño, y lo hace de una manera extraordinaria a su gusto, aúnque no le da más vueltas al asunto y vuelve su vista hacía la ventana del costado.
Intentando ocupar sus pensamientos en la pelea que tiene por delante y en cómo va a vencer a ese en rival tan especial que había trabajado para con Alaric, sintiendo que no podía fallar al respecto de perder esa pelea.
Lamentablemente su cabeza no dejaba de dar vueltas en Noah, no habiendo pasado por alto el detalle de que tan largas se veían sus piernas hoy con esas botas taco alto y esos jeans tan ajustados, Noah siempre resaltaba a dónde fuera que estuvieran, quizás ya era una característica de la castaña, y eso lo enojaba, y más lo frustraba el hecho de no tener ni la menor idea de por qué es qué llegaba al punto de enojarse por eso.
De la misma manera que se enojaba una y otra vez cuándo la veía junto a su hermano, que en ese momento pensaba que era su pareja, debajo del ring esperando por él.
—¿León?— Arquea sus cejas al llamarlo.
Saliendo de su nube de pensamiento, se da cuenta que tiene a Noah entregándole una credencial con el número de su vestuario.
—Carajos.— Sisea para si mismo, y agradece de que no se escucha para el exterior y haya sido más un pensamiento que un susurro.
Incluso, lo peor de todo, es que tiene que mirar a su alrededor para darse cuenta de qué había bajado del vehículo y se encontraba pisando tierra firme sin haberse dado cuenta de que lo había hecho.
Luce aún más hermosa de tan cerca, y es por eso que vuelve a centrar su atención en su rostro y se queda perdido apreciando sus ojos.
—Leon, sin esto no te van a dejar pasar, es importante que lo lleves siempre con vos...— Vuelve a insistir.
Él carraspea y lo toma sin decir una sola palabra, los ojos de la castaña parecen atraparlo por unos instantes más en los que no puede dejar de observarlos y detectar cuál es su color.
Noah lo mira cómo siempre lo solía mirar, cómo si lo hubiera zafado un tornillo, y sin siquiera poder entender la personalidad que tenía el hombre que estaba frente a ella.
Lo más curioso de todo es que había trabajado durante muchísimos años con boxeadores de grandes calibres y nunca le había sucedido algo igual.
—A cambiarse bestia.— Alaric lo empuja para que comience a dirigirse hacía su mini vestuario.
Noah se queda junto a Enzo, quién la toma del hombro y le dan un leve apretón emocionado por lo que va a ocurrir en pocos minutos.
Mira el panorama, mucha gente ya está ebria, montando espectáculos dignos de esos lugares. —Parece que la fiesta empezó temprano.— Se carajea arqueando sus cejas.
Ella rueda los ojos cuándo ve a Kalesi junto a unos amigos, tenía siempre esa chulería de no concentrar antes de las peleas, él prefería estar con su publico. —Ya lo creo.— Aprieta sus labios inflando su pecho.
Y luego de lo que había ocurrido entre los dos no podía dejar de pensar que era un completo estúpido y que siempre tenía que estar mostrándose sin sentido alguno.
—Imbecil.— Enzo empuja levemente su espalda para que avancen.
No quiere que Kalesi encuentre a su hermana afuera del establecimiento, y si es posible que no se encuentre nunca con ella.
Es por eso mismo que necesitan salir de aquella zona e ingresar al predio para comenzar con la preparación de León y todo lo que tengan que hacer al respecto antes de la pelea. Además, de que su rostro era por demás conocido en aquel ambiente y estaba empezando a llamar la atención. Lo que lo llevaba a que la gente comenzara a acercarse hacia ellos y tuviera que dejar a un lado a su hermana, y eso no iba a suceder sí Kalesi estaba allí.
—Tengo que ir a arreglar números con Jack.— Explica señalando con la cabeza al director de las apuestas.
Él asiente y le señala el pasillo. —Te veo allá.— Responde soltando sus hombros al encontrarse mucho más relajado de que ya están dentro del establecimiento.
Noah lo deja solo y el castaño no tarda mucho en dirigirse a donde su padre y León deben de estar, en el camino saluda a algún que otro fanático que enloquece por completo al verlo, mientras que le piden si se pueden sacar una foto con ellos.
Aquello dificulta un poco su llegada hacia el área que le habían ofrecido a León para que pudiera cambiarse y prepararse, pero termina llegando haciendo una mueca con su cabeza por parte de salud al guardia de seguridad que cuida dicha puerta.
—¿Ya está listo el próximo campeón?— Sonríe emocionado.
León siquiera sé percata de su presencia y continúa metido en lo suyo.
—¿Noah?— Su padre termina de vendar al rubio y alza una ceja mirando a su hijo.
—Con Jack, terminando la negociación.— Chasquea su lengua y toma una de las Gatorade que hay en la mini heladera. —Habia unos números que no le cerraban, ya sabes cómo es ella.— Comenta relajado.
—¿Sola?— Sisea León arqueando sus cejas.
Tanto Alaric cómo Enzo se sorprenden de la pregunta, León ya está de pie, en cuero y con unos shorts nuevos azules que Noah le consiguió, todo su cuerpo va casi completamente tatuado, y es la primera vez qué Enzo lo tiene frente a frente antes de una confrontación y tiene qué admitir qué se ve intimidante y eso es genial.
—Mi hermana negocia mejor qué cualquiera de nosotros.— Asegura mirándolo con algo de recelo ante su pregunta tan espontánea.
León sube sus hombros y vuelve a su postura chula, mientras que comienza a hacer unos ejercicios para entrar en calor junto a Alaric.
—No deberías de dejarla sola, Enzo, tiene razón.— Alaric alza una ceja y lo mira ocultando sólo algo que ellos dos saben...
—Noah siempre hace esto sola.— Le recuerda cómo si fuera obvio.
Su padre cierra los ojos y asiente. —Al menos no hoy...— Agrega sin importarle lo qué Enzo acaba de responder.
El mismo suspira y asiente dándole la razón. El problema es que no puede meterse en la vida de su hermana por más que él sea el mayor, y sabe perfectamente en que la castaña no está a gusto cuándo se meten en sus negocios y en la hora de hacer su trabajo.
Además de qué Enzo estaba más que tranquilo de que todavía Kalesi no tenía ni la menor idea de que Noah estaba allí.
León los mira con una encrucijada de querer saber a que se refieren y en no querer saber absolutamente nada que involucre a la castaña, por eso mismo vuelve a centrar su atención en su entrenador y en los movimientos que estaban practicando para continuar con el calor de sus músculos.
—Es hora, bestia.— Asegura Enzo mirando su reloj e ignorando el comentario de su padre...
León alza sus ojos hacia los de él, y asiente con la mandíbula apretada.