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1307 Words
León ingresa al departamento que comparte para con su mejor amigo, siendo más efectivamente el departamento de su mejor amigo. Las ojeras bajo su rostro y su cara de pocos amigos le dan la pauta a Nick de que no tiene que hacer preguntas al respecto. —Te hice la cena.— Señala con la cabeza el plato que está tapado con otro plato sobre la mesa frente al sillón en dónde duerme. León traga saliva dejando el bolso en el suelo. —Gracias.— Susurra ronco dirigiéndose hacia allí. Nick sonríe levemente de costado al saber que no va a rechazar la comida, por más que sean altas horas de la madrugada y probablemente en tan sólo tres horas tenga que despertarse para ir a entrenar y él a trabajar. —No sabía a qué hora ibas a llegar pero sin que un poco de proteína te ibas a venir bien y no se iba a poner fea al enfriarse.— Le guiña un ojo. León levanta el plato, encontrándose con deliciosa comida dentro del mismo y siendo más que suficiente para él, por lo que empieza a consumir la misma mostrando el hambre voraz que tiene. —No tenías por qué molestarte.— Susurra consumiendo con ganas. Nick Toma asiento en el mismo sofá restandole importancia con un movimiento de mano. —Es lo mínimo que podía hacer si te tuve que molestar con que vinieras más tarde.— Suspira, estando completamente arrepentido al respecto. Además, de que no solía hacer eso ni manejarse de esa forma para con León, usualmente las mujeres con las que se acostaba tenían sus propios departamentos, o las encontraba en lugares públicos y se iban directamente a un albergue transitorio. —No tenés que pedirme disculpas ni mirarme con esa cara, menos que menos, cocinarme.— Lo mira burlón. —Es tu casa, Nick.— Suspira observando a su alrededor de forma obvia. —El que está de más acá soy yo y agradezco que me dé un techo y un sillón para dormir.— Sube sus hombros. Nick suspira mordiendo su labio inferior, queriendo realmente ahorcarlo en este preciso instante. —¡Odio cuando decís eso!— Se queja apretando sus puños. León sonríe sin gracia, mientras que vuelve a pichar otra porción con su tenedor, para llevarla hacia sus labios. —Nick, no es ninguna mentira.— Sisea con pocas pulgas. —¿Dónde te bañaste?— Achina sus ojos al echarle un vistazo de arriba abajo. Su amigo carraspea atragantándose con la comida, ni siquiera había pensado una excusa para poder decirle, sin quedar cómo un completo imbécil mentiroso. —En la casa de la chica.— Miente frunciendo su entrecejo. Nick arquea sus cejas. —¿Que chica?— Mueve su cabeza hacia un costado. Había llegado a sus oídos que una castaña, en un auto costoso había sido vista para con él. El barrio era un lugar pequeño y todos se conocían, y en cuanto la bestia Black llamó la atención de tal manera subiéndose a un auto de alta gama, el chisme corrió por completo, a pesar de que fuera tan tarde. —Una chica.— Escupe rodeando los ojos. —¿Por qué tantas preguntas?— Sisea frustrado. A punto de terminar su delicioso plato, y no pudiendo dejar de decir para sus adentros que aquello es una delicia. Y qué agradece enormemente a Nick por haber pensado en él y cocinarle, ya qué siquiera se había dado cuenta del hambre voraz que tenía, y de que no había consumido nada antes de la pelea, justamente para mantener su dieta y los controles que siempre intentaba mantener antes de una pelea, y luego, con todo lo que había sucedido para con Noah, siquiera se había preocupado por auto alimentarse. —Porque me resulta completamente extraño que te vayas a la casa de una chica.— Sonríe parpadeando. León se pone de pie tomando el plato y los utensilios utilizados para cenar, y se dirige hacia la cocina, queriendo evitar a toda costa la mirada inquisidora de Nick. —¿Y con quién me voy a ir?— Se mofa avanzando. —¿Con un hombre?— Escupe, queriendo llevar la ventaja para su lado. Sabe lo curioso qué Nick puede ser, y que no para hasta obtener lo qué quiere escuchar. Por lo cuál, necesita encontrar la cortada perfecta que pueda llegar a convencerlo de que está diciendo la verdad. El dueño del departamento se pone de pie pasando una mano por la comisura de sus labios, teniendo que evaluar las palabras que va a decir a continuación para no enfurecer a León. Su temperamento siempre pende de un hilo, y lo más probable es que ahora se encuentre perdiendo la paciencia por completo. —Leon, te vieron subirte a un Audi.— Suspira apoyado en el marco de la puerta y cruzado de brazos. León cierra los ojos manteniendo la esponja sobre su mano derecha mientras que deja por unos instantes de lavar los platos. —Carajos.— Maldice tragando saliva. —¿Te estás acostado con la chica Melle?— Frunce sus labios. No necesitando sumar dos más dos para que por su cabeza cruzara esa idea. La bestia, se da media vuelta observándolo cómo si realmente se le hubiera zafado un tornillo de su cerebro al atreverse siquiera preguntar algo así. —Espero te estés bromeando y sólo quieras ponerme de mal humor.— Sisea volviendo a la tarea de lavar los platos. Y en esta oportunidad lo hace con mucha más fuerza que cómo había iniciado cuándo llegó a la cocina, demostrándolo enfurecido que se encuentra. Nick alza sus manos sonriendo levemente de costado. —Solo quiero saber que estás bien.— Admite no queriendo entrometerse demasiado en su vida. León cierra la canilla y apoya ambos brazos sobre la mesada, descargando toda la fuerza de su cuerpo allí, quedándose de espaldas a su mejor amigo. —La chica Melle, me siguió.— Suspira diciendo la verdad. —Tiene un estúpido obsesión de saber dónde vivo y cree que le estoy ocultando algo.— Sisea rodeando los ojos. Nick entre abre sus labios no pudiendo creer que esté escuchando lo que está escuchando. Esperaba cualquier otra cosa, hasta incluso el hecho de que ellos se estuvieran acostando parecía ser mucho más lógico que lo que acababa de escuchar. —No puede ser.— Murmura. León se da media vuelta para observarlo. —Es tan caprichosa e irritante, que me siguió durante los cuarenta minutos que caminé hasta acá.— Maldice. —No está muy errada ante el hecho de que algo les estás ocultando.— Sonríe levemente, haciendo una pequeña mueca con sus labios. Es más que consciente de que no tiene que darle la razón a quien se supone que es el enemigo, o un fastidio para su mejor amigo, aúnque, lamentablemente, tiene que hacerlo porque León sí les oculta su verdadera identidad. —No hay nada de lo que te puedas llegar a imaginar en tu pervertida cabeza.— Lo mira fijamente. —Ella no me interesa, ni siquiera me parece atractiva de esa manera.— Sisea. Y ni siquiera sabes si está mintiendo o diciendo la verdad, ya que no la observa con esos ojos y no se detuvo a observarla de esa manera, sabiendo que no quiere tener ninguna relación estable para con ninguna mujer, y por supuesto, que la opción de que eso suceda con la hija de su entrenador es algo completamente fuera de su radar. —Se que no querés decirme mucho sobre lo que sucedió, pero solamente quiero saber si no explotaste con ella.— Muerde su labio inferior. Recordando perfectamente cuando su mejor amigo la corraló tomándola del cuello contra uno de los pasillos del establecimiento dónde León peleaba.
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