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1305 Words
Apenas León entra a los cambiadores al día siguiente se encuentra con tres grandes bolsas y una tarjeta en ellos. —Genial.— Rueda los ojos con gran fastidio y deja su bolso en el gran asiento de deck. Chasquea la lengua y mira a su alrededor que no haya nadie mirando, pasa una mano por su cabello bastante eufórico, mientras que toma la tarjeta que cuelga de la primer bolsa de mala gana. Si no lo hace sabe qué tendrá problemas para con Noah y lo quiere volver a tener no un sólo cruce de miradas para con la castaña, por lo qué prefiere ver de qué se trata y guardarlo o dejarlo allí tirado, pero al menos saber qué es lo qué tiene allí esperandolo para hablar con fundamentos. —"El correo llegó ayer por la tarde, tus primeros sponsor te dejaron esto junto con una nota de bienvenida, úsalos esta noche, o como quieras. Noah."— —Insoportable.— Cierra los ojos y deja las bolsas en el gran locker. No podía pensar en aquello ahora, su estómago estaba cerrado y sólo podía pensar en la primera pelea que tendría por la noche estando bajo el mando de Alaric. La voz se había corrió bastante rápido y muchos de sus antiguos colegas del underground estaban por demás ansiosos por saber de él y verlo en acción. #ería en una cueva pero no tan venida abajo cómo las que él acostumbrada y eso le generaba una leve incomodidad. No sabía si estaba listo para abarcar aquello. Enzo ingresa a los vestuarios y ambos chocan su mirada, aúnque, ninguno de los dos dice nada, siquiera a modo de saludo. León no creía qué había nada por lo qué disculparse, mientras qué Enzo seguía lo suficientemente furioso para con él, más después de haber visto a su hermana ponerse de aquella manera por el pequeño confrontamiento qué ambos habían tenido en el club. Por lo cuál, cada uno siguió su camino luego de desviar las miradas. Enzo fue por su ropa, mientras que León hacia el ring para boxear directamente. Necesitaba comenzar cuánto antes con su entrenamiento y con la descarga de energia, de otra manera se volvería loco por completo y no podía explotar el día de hoy, no al menos, hasta qué estuviera frente a su contrincante de la noche. ~⁠>⁠`⁠)⁠~⁠~⁠~~⁠>⁠`⁠)⁠~⁠~⁠~~⁠>⁠`⁠)⁠~⁠~⁠~~⁠>⁠`⁠)⁠~⁠~⁠~~⁠>⁠`⁠)⁠~⁠~⁠~~⁠>⁠`⁠)⁠~⁠~⁠~~⁠>⁠`⁠)⁠~⁠~⁠~~⁠>⁠`⁠)⁠~⁠~⁠~ —¿Será suficiente, estás segura?— Sisea arqueando sus cejas con soberbia y no estando muy de acuerdo. Su padre desconfía de la publicidad que se le hizo al rubio dentro de la clandestinidad para que apuesten por el esta misma noche. Alaric no tocará un peso de lo que gane hoy, es un mes de prueba, y a decir versad un mes completamente descisivo, por lo cuál hasta que no comiencen en la liga chica de manera oficial y no más clandestino no tocará sus ganancias, algo que Noah colocó en el contrato con el consentimiento de su padre. Además de qué Alaric no quiere hacer dinero a costa de león, él ya tiene el suficiente cómo para vivir por cinco generaciones más, lo qué quiere es la gloria y el título bajo sus manos. Ella rueda los ojos y asiente mordiendo su labio, deja a un lado sus papeles y lo mira con sus grandes ojos celestes. —Si.— Afirma. —Es suficiente.— Agrega cínica. Alaric pasa una mano por su mandíbula. —No lo sé, el chico es bueno, pero necesita qué todos sepan qué va a salir del pozo.— Insiste chasqueando la lengua. —Te aseguro que tiene todas las de ganar en las apuestas.— Relame sus labios y piensa sus palabras. —¿Cómo estás tan segura?— Bufa. Noah parpadea. —Kalesi hace tres meses no se presenta en las cuevas.— Sube sus hombros obvia. —Nadie le tiene fe, y lo que vienen escuchando y viendo de León los tiene enloquecidos...— Finaliza suspirando. Su padre asiente y mueve su boca a un costado pensativo. —Quizas, pero esa lacra...— Niega maldiciendo a Kalesi. —Además de que muchísima gente de la que se hace notar en las apuestas son los que lo vienen siguiendo desde la anterior cueva...— Agrega. Alaric asiente pensativo sin quitar la mirada de encima de ella. —Bien.— Sisea dándose por vencido. Noah asiente, pero no responde nada más. —Quiero que me hagas un pequeño esquema de las devoluciones negativas que le hice a Kalesi en su momento...— Exigeo moviendo su mano al pensarlo. Ella cierra los ojos y asiente para nada convencida con el pedido, o mejor dicho con la orden que su padre le acaba de dar. —¿Para ahora?— Muerde su labio inferior. —No me mires así, lo quiero para cuándo el chico termine la ronda, sé que lo tenés con tu computadora en menos un parpadeo...— Señala con la cabeza el ring dónde León se mueve de un lado al otro practicando golpes con uno de los custodios que Alaric suele contratar para cuándo sus boxeadores estrellas saltan a la fama. —Mas derecho ese brazo, black.— Se queja y lo regaña negando con la cabeza. —¡¡No vas a ser el mejor si no corregis esa muñeca, bestia!!— Agrega. Noah observa las muecas de enojo que el rubio planta en su rostro y cómo los golpes que da son más estratégicos y no tanto por dejarse llevar por la furia y la adrenalina. Ella carraspea y baja la vista a su computadora para realizar el trabajo que su padre le encomendó. —Bien, tendrás tus devoluciones.— Le hace saber volviendo a llamar la atención de Alaric. El mismo asiente, y golpea el escritorio, alejándose hacía dónde León continúa con sus prácticas. —¡Tenés que seguir los pasos, Black!— Exige. —¡Esto no es el underground!— Escupe y le hace una seña para qué se baje. León alza sus manos frustrado. —Puedo seguir.— Escupe. —¡No estoy cansado!— Agrega soltando un suspiro. Alaric niega con la cabeza, y vuelve a señalar para que baje hacía dónde él se encuentra parado.—¡!Abajo!— Sisea. Enzo aparece con una botella de gatorade para él, mientras se la lanza y se sienta en el banco frente al gran ring mirando la escena, dejando claro hacia león qué atrás quedó la pelea del otro día... A pesar de qué no se han dirigido la palabra tiempo atrás en los vestuarios, siquiera para saludarse. No obstante, Enzo es lo suficientemente inteligente cómo para saber que no tiene que generar problemas estando su padre frente a ellos y prefiere dejarlo de aquel modo. —Vas a seguir en cuatro horas, quiero que relajes esos músculos y concentres la mente para ganar descanses tus brazos...— Lo señala arrugando su entrecejo. León y se baja de un golpe, abre la botella y casi que la bebe toda en sólo tres sorbos. Enzo sonríe por lo bajo ante lo mucho que le va a costar a su padre hacer qué aquella bestia siga sus órdenes, más viniendo de los lugares en los qué lo vieron pelear madrugadas enteras.
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