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1760 Words
Enzo regresa al departamento al cabo de una hora y un baño en el gimnasio, de esta manera se aseguraba de no molestar a Noah, en caso de qué todavía estuviera durmiendo. E incluso, sonríe cuándo ingresa y corrobora qué Noah estaba en el sillón, una vez más, pero está vez con la computadora a un costado. Habiendo sido inevitable quedarse dormida, a pesar de qué el baño la había ayudado a despavilarse y ponerse al día con lo qué le faltaba del viaje y de sus pedidos para entregar en la siguiente semana. —¿Noah, estás trabajando todavía?— Susurra sin respuesta por parte de la castaña. Se acerca a su hermana y la tapa con el pie de cama que siempre tienen adornando el sillón, toma su computadora y la apaga guardando la sesión y asegurandose de qué tiene la batería cargada para qué mañana la pueda utilizar en el vuelo, cómo es más qué probable. —No puedo entender cómo no te separas de esa computadora.— Murmura remojando sus labios. Ella se mueve y se acomoda abrazando el almohadón más cercano. Enzo sonríe levemente y deja un beso en su frente, pensando en que le había admitido a León qué había golpeado a Noah hace un buen tiempo atrás, y quizás eso fuera de ayuda para el secreto qué Noah y león tenían entre ellos y del cuál, todavía, su hermano no sabía mucho. Siendo qué podía ponerse a pensar o suponer qué León comenzaría a confiar en ellos, de todos modos, Enzo no había dicho aquello para qué confiar en él, o lo viera de otro modo, era tan sólo porqué se le había escapado y no había manera de volver hacia atrás en ese momento en el qué sucedió. No obstante, si le podía sacar provecho a la situación lo haría y lo utilizaría para su lado, de esa forma, estaría a gusto de qué León accediera a vivir en el departamento de arriba. —Buenas noches, enana.— Se dirige hacía su habitación para descansar de una vez por todas. El día que les espera mañana será exclusivo para preparar los últimos detalles del viaje y sabe perfectamente que su padre va a querer que ayude a León y lo contenga todo momento, además de qué Alaric se pone por demás insistente con la alimentación y los entrenamientos horas previas a viajar, y por más que León tenga su propio temperamento, en esta oportunidad no será diferente a cómo Alaric se maneja siempre. ~⁠>⁠`⁠)⁠~⁠~⁠~~⁠>⁠`⁠)⁠~⁠~⁠~~⁠>⁠`⁠)⁠~⁠~⁠~~⁠>⁠`⁠)⁠~⁠~⁠~~⁠>⁠`⁠)⁠~⁠~⁠~~⁠>⁠`⁠)⁠~⁠~⁠~~⁠>⁠`⁠)⁠~⁠~⁠~~⁠>⁠`⁠)⁠~⁠~⁠~~⁠>⁠`⁠)⁠~⁠~⁠~ —Buenos días, dormilón.— Noah lo sorprende mirándolo con burla, concentrada en sus tareas, pero sabiendo perfectamente qué se trata de él. Enzo hace acto de presencia en el área de descanso del gimnasio. —No es tan tarde.— Se queja arrugando su entrecejo. Ella sube sus hombros. —Para tu habitual cronograma si.— Se carajea mordiendo su labio inferior. —¿Dormiste bien?— Revuelve su cabello divertido. Noah lo mira mientras toma asiento y come con entusiasmo de sus frutas cortadas en cuadraditos. —La verdad que mucho mejor que antes de ayer que me dejaste dormir en el sillón.— Le vuelve a reclamar divertida. Su hermano se ríe y sube sus manos formando su cara más tierna para que ella no se enoje. —Lo lamento, no te iba a despertar, además de qué tu habitación es sagrada y no quería pisar sueño sagrado al llevarte.— Le recuerda moviendo sus cejas de forma divertida. Ella muerde su labio inferior negando con la cabeza, ante aquel chiste. —¿Entrenaron hasta tarde no? No te escuché llegar.— Aprieta sus labios timida revolviendo su saquito de té. Luego observa a su alrededor, haciendo alusión a qué se quedaron allí hasta altas horas de la madrugada. Enzo asiente y camina con entusiasmo para ponerse frente a ella. —Si, se me cerraban los ojos para ser sincero.— Bufa. —Me lo imaginé, yo me quedé hasta tardísimo hablando con Bianca y cuándo me fui a bañar no habías llegado.— Hace una mueca de lastima hacía su persona. Su hermano se sienta a su lado tomando el café que ella preparo, abre sus ojos divertido al ver tanta variedad de comida sobre la mesa. No obstante, tiene más qué en claro qué no es sólo para ellos, ya que están desayunando el día de hoy en el gimnasio, mientras esperan a su padre y a León para el viaje hacia las Vegas. Noah vuelve a soltar una carcajada ante la cara que él acaba de poner mientras se hacen burla entre ellos, —La verdad es que yo no daba más, pero nuestra estrella estaba con bastante insomnio. Y te juro que no puedo con la fuerza que sigue teniendo después de tantas horas de entrenar.— Mueve sus ojos y le resta importancia. —¿Tanto?— Se sorprende. Enzo no decía aquello por nada, incluso, él era profesional y estaba acostumbrado a ese tipo de acciones, es por eso qué le llamaba poderosamente la atención. —Es un caso nunca antes visto.— Asegura comiendo una medialuna con ganas Noah asiente comprendiendo qué no está exagerando. —Supongo qué por algo es la bestia.— Murmura bajito. Aambos se ríen, en el preciso instante en el qué León aparece por la puerta y los hermanos guardan silencio, para no ser desubicados de continuar con un tema que lo involucra. —Buenos días, bestia.— Enzo se levanta palmeando su espalda y lo invita a sentarse. La castaña se queda en su lugar mirando su taza de té bastante incómoda y nerviosa ante su presencia. No recordaba la última vez qué habían estado tan cerca y siempre qué aquello ocurría no podía dejar de pensar en aquella tarde en los lockers y Leon observando su lado más vulnerable. —Buenos días.— Susurra ella apretando sus labios. León la observa y asiente con la cabeza a modo de respuesta. Noah sólo aprieta sus labios y continúa con su desayuno, no sintiéndose tan mal al respecto, ya qué tampoco le había respondido a Enzo con palabras y no parecía ser qué sólo tenía un problema para con ella. Enzo es quién se encarga de servirle el café, al mismo tiempo no deja de devorar todo lo que está a disposición de ellos. Se había levantado con gran apetito y no desperdiciaría nada de lo qué estuviera en la mesada. —¿Pudiste dormir algo, bestia?— Sonríe relajado al preguntar. León suspira y mira a la castaña por unos instantes, quién al escuchar esa pregunta de parte de su hermano levanta los ojos rápidamente para enfocarlos en él, siendo que no sabía porqué la pregunta y más que nada la respuesta de intrigaban y muchísimo, y le había sido imposible no mostrarse curiosa al respecto. —Algo.— Hace una mueca y quita la mirada azul de los ojos de Noah, luego, muerde su labio inferior nervioso y comienza untarse unas tostadas para llenar su estómago más que hambriento, debido a que ayer no tuvo la posibilidad de cenar cómo hubiera preferido. Y quizás se debía a su depresión o a la sóla idea de qué su madre no le había permitido ver a su hermano y sólo le había exigido el dinero para seguir manteniendo al menor, cosa qué para León no era muy verídica de por sí, y es por eso qué necesitaba de aquel título para luchar por su custodia. —Voy a empezar a llevar las valijas a la camioneta.— Noah carraspea cortando el momento incómodo. Enzo rueda los ojos molesto, deberían de ir en su auto. Ella se levanta observando a su hermano y alzando una ceja, luego coloca su brazo sobre su cadera mirándolo obvia. —No me pongas esa cara, somos cinco los que vamos a viajar, no sé qué pretendes que entremos en qué auto.— Rueda los ojos. Su hermano suspira y asiente a regañadientes. León los escucha, y se burla por dentro de los problemas de ricos, al mismo tiempo qué come, sorprendiendose a él mismo de estar tan desenvuelto ante ellos dos. Llegando a la conclusión de qué come de aquella manera, sólo porqué parece ser que los hermanos Melle siquiera se dan cuenta o no es algo qué les incumbe. —No confio en los estacionamientos de los aeropuertos nada más.— Sube sus hombros y hace una mueca. —Si, bueno, una pena.— Sonríe parpadeando con ironía. —Dejalas en el hall, yo las subo a la camioneta, la de Alaric debe de pesar y no quiero que te lastimes, porque seguramente no sepas cómo levantarla correctamente.— Le recuerda con ternura, a pesar de que hace segundos estaban intercambiando ideas diferentes. Ella asiente mirándolo con burla entre risas, para luego observar a León, quién dejo el bolso sobre el suelo cerca de la puerta. Se ahorra las palabras y el preguntarle si quiere que se las acerque al hall, ya qué sabe la respuesta de ante mano, y además está a un paso de la puerta... —Desayunen todo, por favor.— Infla su pecho y sale hacía su apartamento... No aguantando ni un segundo más estar frente a él, parece que con su hermano se llevan súper bien, pero cuándo está ella en el medio no emite ni una sola palabra, y no puede evitar sentir resentimiento al respecto. León mantiene la mirada en ella hasta que desaparece de la puerta. Enzo se da cuenta de eso y cuándo León posa su mirada fría en él, debido a su sonrisa, la quita de inmediato metiéndose una medialuna entera en su boca. —Es mejor comer, la comida del avión es asquerosa.— Hace una mueca con sus labios queriendo salir ileso de aquella situación. León no objeta nada, y continúa desayunando junto a Enzo en silencio.
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