La mirada de Henry se mantuvo fija en Madison mientras avanzaba con seguridad a una de las mesas del fondo, Jacob caballerosamente había retirado la silla para que ella pudiera sentarse y pronto aquel capuccino llegó hasta Madi. —No pensé encontrarte en este lugar —dijo Jacob colocando ambos codos sobre la mesa, acercándose más a ella. Madison sopló a su capuccino, estaba caliente, el vapor que surgía era evidente. —La dueña de este lugar es mi mejor amiga, así que vengo a menudo —respondió Madison con nerviosismo ante la mirada atenta de su profesor que no había dejado de observarla. Jacob hizo algunas preguntas a Madison, todas referentes a las clases de piano, pues al compartir la misma pasión, pensó que era buena idea comenzar por ahí su charla. Madison respondió cada pregunta casi