Los ojos de Madi se achicaron seguido de hacer una mueca de descontento ante la orden de su profesor de piano. Henry ya le había dado la espalda a Madison, había pagado su consumo y salió por aquella puerta de cristal para ir a su auto. Madison lo dudó por un momento, ella no quería ceder ante Henry, pero quizás negarse demasiado era darle más importancia a ese hombre, así que de inmediato regresó a la mesa que ocupaba Jacob, tomó su abrigo del perchero y se despidió del chico de cabello castaño y ojos hermosos. —Lo siento, ya debo irme —se disculpó y caminó hasta la salida del café de Paris. Jacon se levantó de su asiento de inmediato, él no sabía lo que ocurría, Madi solo había ido al bañño y ahora estaba por irse. —¿Ocurre algo? ¿Necesitas que te lleve? —preguntó con amabilidad, pero