El tono rojizo en las mejillas de Paris se volvió casi tan intenso como el rojo de sus cabellos, con la mirada fulminó a Mariane al escucharla exponiendo su vida privada como si ella fuera alguna solterona de la época antigua que necesitara conseguir un marido; por su parte, Sebastián observó a la pelirroja y arqueó una ceja, desde que se reencontró con Paris, él no se había preguntado si ella estaría saliendo con alguien, aunque si pensó en la posibilidad de que le gustara algún hombre que habitara por el mismo rumbo, pero sin duda escuchar que no había nadie en su vida, era algo que le agradaba. —¿Tienes novia Sebastián? —preguntó Mariane, ignorando la mirada con la que la escudriñaba su nieta. —Abuela, eso es algo que no nos interesa —dijo Paris presionando los dientes, sabía que su ab