Gabriel Bonachera Garza

868 Words
Al acabar la secundaria me dispuse a asistir a una academia preuniversitaria. Mamá buscó una acordé a nuestra situación económica, pero con un nivel académico estándar. Me costó adaptarme al inicio, pero seguí. Un docente nos pidió presentarnos y fue allí donde supe que él, Gabriel, vivía a dos cuadras de la mía, pero había estudiado en el colegio contrincante al mío. Que chiquito es el mundo. Él tenía varios amigos y conocidos con los que solía charlar, por mi parte, yo era muy poco de hablar, pero encontré dos amigas. Un día llegué tarde a las clases y me sentaron atrás, en un asiento junto a él. Gabriel estuvo callado durante las clases, hasta que dió el receso y me preguntó por mi nombre. La conexión que se dió fue instantánea. Al salir de clases él me espero y me acompañó hasta el paradero del bus, pensé que iría conmigo, pero dijo irse a otro lugar. Me contó un montón de cosas mientras esperábamos al bus, supe lo de su afición al Karate y como había tenido una mala experiencia con un docente. Recordamos como nuestros colegios invitaban el uno al otro para sus aniversarios a modo de ver quién lo hacía mejor. Era de costumbre que se presentará una danza del colegio invitado y se llevará a cabo encuentros deportivos, para ello eran seleccionados a varios estudiar y entre ellos siempre estuvimos él y yo. Aún así no nos habíamos encontrado y comentábamos lo extraño que era eso. Una de mis amigas había llevado una botellita con atomizador y yo me lo había traído conmigo, aproveché el momento y recuerdo que moje su cuello desnudo, él rió y el alma se me estremeció con aquella hermosa sonrisa. Me distraje con aquello y él aprovechó para quitarme la botellita y hacer los mismo conmigo, jugamos y reímos. Llegado el bus, me despedí de él y de aquel bello momento con el corazón al borde de salir de mi pecho por la emoción. Al día siguiente, mis dos amigas que habían notado que me fui con Gabriel, se pasaron las clases molestándome y haciendo planes para mí futuro. Mis futuros hijos ya tenían nombre y hasta madrinas. Gabriel no se acercó a mí durante el día y parecía que mi historia había acabado el mismo día que había empezado. Un compañero nos pidió entregar nuestros números telefónicos para hacer un grupo de w******p, aproveché la ficha y copié el número de Gabriel; creo que tenía manías de acosadora. Las clases transcurrieron con normalidad, entre las bromas y desarrollo de los temarios establecidos. Salí de clases y tomé el bus a casa, pero me baje un paradero antes para acceder a un teléfono público y sí, lo llamé y colgué al oír su voz. Jamás sabría que fui yo, pero me gustó hacerlo. Luego de esa llamada no paso mucho para que él y yo nos volviéramos a hablar, seguimos así y me invitó a ir al cine, pero no acepté por lo poco que lo conocía. Desde ese día y por una semana él se alejo de mi, no me habló y yo respeté su decisión. Las cosas empeoraron o mejoraron, no lo sé, cuando supe que a él también le atraía. Uno de sus amigos me estuvo contando de lo que hablaban entre ellos y como siempre los amigos hacían todo el trabajo. Yo siempre he creído que utilizamos a nuestros amigos a modo de un palo que nos permite saber si el piso es estable y lo podemos pisar. Ellos empiezan a molestar a la otra persona para ver si corresponderá al sentimiento y con esa seguridad nos lanzamos a la confesión amorosa. Yo tenía 16 años para entonces, pero nunca había tenido un enamorado y menos desobedecía a mamá respecto a esto. Ella me dijo lo malo que era y tenía una idea muy mala de las relaciones. Mi papá solo decía que debía de tener cuidado, así que fue el complemento perfecto para satanizar a las relaciones de pareja. El amigo de Gabriel había "Tanteado" el terreno conmigo y había notado que también me gustaba. Llegó el 14 de febrero y yo fui citada a la plaza detrás del local. Ese día todos y todas se dirigían allí con carteles peluches y algunos obsequios... sabía lo que me esperaba. Con pasos lentos me dirigí hasta la plaza y desde una esquina lo ví nervioso y con un cartel en la mano que llevaba la típica pregunta. No supe si me vió, yo sólo estiré mi mano y detuve un taxi para salir huyendo. No volví a las clases porque mi hermano tuvo un accidente y yo lo tuve que cuidar. Luego supe que Gabriel había ingresado a una universidad de la ciudad y estaba estudiando allí. Yo no pude ingresar y me mantuve ayudando a mi familia en el negocio. Me preparaba y tenía un trabajo no remunerado con mi familia. Me creé una cuenta de f*******: y pude contactar con varios amigos de la academia, pero no tuve el valor de saludar a Gabriel, ni contactarlo. Sabía que le había hecho daño, pero no imaginé que lo que me haría fuera tan doloroso.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD