Presente de Eloisa.
Me desperté con un brazo sobre mi pecho, aprisionandome; y una pierna ajena sobre mi pierna izquierda. Despabilé al sentir la habitación más clara y traté de reconocer el techo que no parecia el mio. No sabía dónde había quedado mi celular, así que no sabia que hora era.
Traté de no mover ningún musculo . Mientras miraba al hombre que me aprisionada. Lo miré en detalle para aprenderme su rostro. Quería dibujarlo con mis dedos y también sobre el papel.
Con cuidado saque mi cuerpo de su amarre y en silencio busque el baño.
Cuando salí el estaba sentado al borde de la cama tapando su rostro con sus manos.
Cuando escucho el clic de la puerta se paro de un salto para apretarme entre sus brazos.
—¿que pasa?— pregunté suave mientras aún sostenia el pomo de la puerta.
—nada..,nada— dijo mientras respiraba profundo. Y apoyaba su cabeza sobre la mía.
lo mordí suave en el pecho y sonreí cuando me soltó— ¿pensaste que me había ido?.
Un gruñido áspero salió desde el fondo de su garganta y me apartaba para usar el baño.
Me moría de ganas de besarlo y decirle que no me importaría estar atada a él después de todo.
Me moví hacia la cocina y preparé el desayuno. Hoy no quería moverme de su lado. Ansiaba volver a la cama y que me abrazara como lo había estado haciendo antes de abrir los ojos.
Thomas salió del baño con la cara lavada y se acercó hasta mi.
—...Elli..aún tenemos que conversar.
Asentí y lo seguí hasta el sofá.
—no quiero saber del pasado— comenzó diciendo— solo quiero saber si te quedarás conmigo.
—Thomas...han pasado muchos años.. quizás la persona en que me convertí no te guste como lo hacia la Elli del pasado.
—Yo tampoco soy el mismo pero mi corazón me pide a gritos que no te deje ir..—dijo como si se le hiciera un nudo en la garganta al decirlo.
—Thomas, no se como vayan las cosas de ahora en adelante. Pero te prometo una cosa — le dije tomando sus manos. — no me iré de tu lado, pase lo que pasé y pese a quien le pese.
Sonrió.
— pero eso no quiere decir que haya algo entre nosotros ya.— me apuré a corregir para que no se hiciera falsas ideas en la cabeza.
Su cara cayó y se recompuso en una nueva sonrisa— claro, como ami..¿gos?.. respondió ofreciéndome una mano para que la estrechara.
—Si, como amigos— dije mientras apretaba su mano con la mía,pero no me la soltó.
—pero hoy quédate conmigo de nuevo.
Yo trabajaba en un centro de sky 15 x15 en invierno; y terminando la temporada de invierno buscaba un trabajo similar en algún lugar del país que quisiera conocer. Aún estaba en búsqueda de un hotel que me aceptara así que acepté.
Salimos a comprar al supermercado algunas cosas para hacer almuerzo. Quería preparar ñoquis para él, la receta me la había enseñado una abuelita que me dio pensión en mis primeros años de viaje.
— iré por la harina— me dijo Thomas
—yo iré por las papas entonces— le respondí.
No pude evitar sonreír ante la idea de que estabamos haciendo las compras de un hogar juntos... Aunque no era tan así. Me paseé con el carro viendo las verduras y eligiendo una lechuga en oferta para la ensalada.
—¡pequeña zorra!—escuché a mi oído mientras alguien me tiraba del pelo.—¿quién es ese tipo?, ¿por eso no contestabas el teléfono?.
Sentí que me soltaba y escuché el sonido de un golpe y seguido de eso todo estaba dándome vueltas.
No recuerdo nada más, quizás el golpe me había dejado inconsciente un par de minutos porque cuando abrí los ojos un guardia sostenia a Nicolás en el piso y una pareja de carabineros venía entrando por entre los estantes de detergentes guiados por alguna cajera o supervisora del local.
Thomas me tenía en brazos y me levantaba del suelo. Tenía un pequeño corte en la ceja. Y apretaba la mandíbula. Me llevaba hacia la salida pero se detuvo.
—disculpe joven, no se puede ir..—decia una voz sin ninguna emoción— necesitamos tomar su declaración y la de la joven.
Thomas bajo la mirada y yo asentí con la mirada para que viera que podía hacerlo.
Alguien se llevó a mi ex mientras a nosotros nos llevaban a un mesón para escribir nuestras versiones de lo ocurrido.
Una señora con el polerón del supermercado me colocaba un sobre azul helado sobre el pómulo y lo movía hacia la cien.
—¿estas segura que no quieres que te lleven al hospital?—preguntaba preocupada— deberías ir a constatar lesiones para que hagan algo con ese tipo.— continuaba diciendo mientras yo trataba de oír la declaración de Thomas.
—Vi que ese tipo golpeaba a mi novia, así que lo agarre del hombro y golpee al tipo para que la soltara.
—¿lo conocía?—le preguntó el hombre de verde mientras escribía en una hoja.
—no, no..no se de donde salió, nunca lo había visto.
—muy bieenn..hmm...él te golpeó, ¿cierto?—
Preguntaba a Thomas viéndole el corte en las cejas.— mira muchacho., voy a colocar aquí que él te golpeó cuando le pediste que dejara a tu novia para que no tengas problemas. Porque tu lo agrediste primero.
—pero yo...
—lo sé, sé que la estabas defendiendo. Pero por eso colocaremos que él te pegó primero para que quede como que actuaste en defensa propia..—decía el hombre mientras se incorporaba y miraba la hoja en su poder— En todo caso en la comisaría vemos como arreglamos la declaración que debe dar él también.
Se acercó a mi , era mi turno.
—estaba de espaldas cuando alguien me tiro del pelo-—comencé diciendo.
Cuando llegamos al apartamento de Thomas. Ya eran las 3 de la tarde y no habíamos comprado nada después de todo.
—¿ese tipo es tu ex?..¿como fue que terminaste con un tipo así?..— preguntó apenas había cerrado la puerta de entrada.
—no lo sé.. el no era así.. — dije sin poder levantar la cabeza para mirarlo.
—oye .. escucha..—dijo con voz suave mientras me abrazaba. Arrepentido de preguntarme por él. — ya no tienes que pensar en nada más. Porque eres mía ahora, eres mía de nuevo .
Me besó. Un beso largo, con ansias recorria mi boca, a medida que le daba el paso para hacerlo; rápidamente transformó el beso en uno apasionado pero se detuvo para terminar en un beso suave. Acarició mi pelo y luego miró al moretón que comenzaba a formarse en un costado de mi rostro.
— lo lamento.. no quise, no pude..
Le di un beso para callarlo. Uno con todo lo que había guardado por años. Me senté sobre sus piernas a horcajada y lo abracé. Tomó mis caderas y me levantó con él para llevarme a la habitación. Su cuerpo ardía ...quería sacarle la ropa cuanto antes.
Me dejo sobre la cama y tiré conmigo de él.
—parece que no podemos ser solo amigos.— dijo mientras su aliento acariciaba mi cuello.
Luego de eso me dejó sola en la habitación. Me senté en la cama cruzando mis piernas en la posición de loto un tanto confundida.
Sentí el sonido de la ducha. Así que volví a la cocina y busqué algo para cocinar. Hice tallarines con salsa de tomate. No habia mucho con lo que trabajar.
Puse agua a calentar y me preparé un té mientras esperaba que Thomas volviera a aparecer. Cuando cruzó el pasillo hasta su habitación sólo iba envuelto en una toalla blanca.
Su cuerpo lucia grandes obras de arte en la espalda y piernas. Al menos lo que alcanzaba a ver.
— Si quieres puedes usar la ducha.
— Si, si quiero, y si me prestas algo de ropa seria bueno — dije como si lo retara a un duelo.
Me metí al baño y me desvestí, limpié el vapor del espejo y miré mi rostro en el.
El moretón aún estaba entre colores rojos y negros. Pronto tendría la mayor parte del lado derecho del rostro teñido de violeta.
Me resigné. Y miré para ver el anillo en mi cuello; me lo saqué y me metí a la ducha. El agua tibia masajeaba mis músculos tensos, el calor del agua trajo a mi mente el beso de hace unos minutos y mi estómago subió por mi garganta mientras un suave temblor sacudía mi entre piernas. Coloque el agua fría y el chorro me devolvió a la realidad.
Cuando corrí la cortina busque una toalla. Imaginé que las guardaba aquí porque no lo había visto sacar ninguna de la habitación.
Revisé bajo el lavamanos y nada.
—Thomas!!.. —grité mientras mordía mi labio.— ¡donde guardas las toallas!
Una risita se escuchaba detrás de la puerta mientras se abría con cuidado y dejando el espacio suficiente para alcanzarme un par de toallas.
—No debí comprar tantas— lo escuché decir mientras cerraba la puerta.
Antes de salir tomé el collar y deshice el nudo alondra en el que habia atrapado el anillo, para colocarlo donde pertenecía. Lo miré en mi dedo anular y volví a colocarlo en el collar. Sólo somos amigos me repetí mientras salía.
Con la toalla envolviendo mi cuerpo, entré en su habitación, para encontrarlo de pie junto a su ropero. Sopesando cuáles eran sus mejores prendas para mí.
— Debajo del velador hay un secador por si lo necesitas — dijo a la vez que dejaba sobre la cama un short gris oscuro y un polerón blanco sobre la cama junto a una poleea que ya habia sacado con anterioridad para mí.
Caminó hacia la puerta tratando de no mirarme. Me senté en el borde de la cama y saqué del mueble el secador. Me sequé el pelo y me vestí.
Cuando salí de la habitación estaba sonando "i will find you" de Whitechapel en la televisión del living.
—Saque tu mp3 de tu bolso, quería saber que música escuchabas ahora.— sonrió mientras servía los platos.—no sabía que aún usabas ese viejo mp3.
Me acerqué a la barra de la cocina para ayudar.
—ha cambiado muy poco la playlist en el — dije subiendo los hombros.
Comimos escuchando mi playlist de fondo.
Y cada tanto alguno de los dos mencionaba un recuerdo que se le venía a la mente con la canción del momento.
Cuando sonó "On melancholy hill" de Gorillaz , Thomas se levantó y me quitó el plato de la mano para sacarme a bailar.
Nos agitabamos y saltabamos sin sentido mientras reíamos y para cuando terminó de sonar la canción, una nueva le siguió. Esta vez el turno era de Incubus, cantando "Love hurts"; iba a sentarme nuevamente pero la mano que sostenia la mía no lo permitió. En cambio, tomó con la otra mi cintura y la que sostenia la mía la dirigió a su cuello.
Bailamos apegados, mirándonos a los ojos; y aún cuando la canción habia terminado y sonaba una nueva de Deftones seguimos bailando. Cuando la canción aún no terminaba bajo las manos a mis piernas y me cargo para subirme en la barra de la cocina. Me besó como si de eso dependiera su vida. Me apresuré a quitarle el polerón junto a la polera que traía puesta, antes de que se arrepintiera.
Quizás la barra era muy alta o incomoda porque volvió a elevarme para llevarme al sofá. Cuando me dejo ahí lo jale del cuello para sentarlo junto a mi mientras me trepaba en él.
Me saqué la parte superior y lo besé. Sus manos cálidas acariciaban mi cintura. Mi corazón se aceleraba con cada roce. Hizo espacio entre nosotros para bajarse el cierre del pantalón. Subió una de las piernas del short para penetrante mientras me besaba el cuello y el pecho. Tiré mi cabeza hacia atrás con la ola de placer que aquel momento me provocó.
Perdí la cuenta de los lugares en que lo hicimos y de las cosas que rompimos a nuestro paso. Después venirme al menos cinco veces mi cuerpo cedió al cansancio.