Los ojos de Eloisa

Una nueva vida

Pasado de Eloisa.

Cuando desperté ... la calefacción estaba trabajando para combatir el frío que congelaba nuestros cuerpos. Me acerqué a la ventanilla. Cielos y calles grises. Llovía y los vidrios estaban empañados. Limpié un poco para ver mejor. No habia ningún letrero o señal alguna que me dijera en donde me encontraba.

Prendí mi celular y comencé a buscar algún lugar en f*******: que arrendara habitaciones y ofertas laborales, necesitaba algo de seguridad para no morir con el nudo de nervios que cada vez crecia más y más dentro de mi.

Envíe un mensaje a un aviso de habitaciones que estaba dentro de mi presupuesto. Para mí sorpresa me contestó casi de inmediato. A pesar de que aún no eran ni las 6 de la mañana. Avise que llegaría al rededor de las 7 de la mañana al lugar y me relaje en el asiento para ver el paisaje.

El gris de la ciudad en la que desperté, había dado paso a un hermoso camino verde. El gris del cielo ya no se veía tan mal con el verde se los árboles que me guiaba. Cada tanto, entre los árboles una masa de agua se dejaba ver.

— ya estamos llegando, mira que lindo se ve el lago—escuché que decía una voz amorosa a su hija.

—mami.. ¿Podemos ir a ver a los patitos después?— preguntaba en respuesta la voz de una pequeña niña.

Cuando llegue al terminal, pregunte donde quedaba la "Exit" que según la persona que arrendaba las habitaciones era muy conocido.

— Si, mira tú te vas derecho por esta misma calle . Debes pasar una rotando y seguir por el camino al costado de "eltit".. tienes que caminar harto eso si... es casi a la salida de Pucón— dijo la chica sentada del otro lado de la ventanilla.

— hmm.. ¿a que hora comienza a correr la locomoción?.— pregunté para ahorrarme el viaje.

—Difícil un domingo... Pero cada tanto pasan colectivos para allá. Le dice que a la Exit...Ellos saben. Acá no existen las micros, esa es la única opción que hay— me contestó con un gestó de comprensión.

Le agradecí con una sonrisa y caminé hasta la calle. Caminé casi media hora antes de poder hacer parar un colectivo.

Cuando llegué un hombre de unos treinta y algo salió a mi encuentro. De la mano traía a una niña pequeña que se escondía detrás de su pierna, del otro lado un niño de unos 10 años se ofrecía a ayudarme a lo que me negué.

El hombre muy amable me enseñó el lugar. Me presentó ante sus perros guardianes para que me conocieran y yo a ellos. Cuando entramos. Una niña de unos 15 años sostenia a un niño de unos dos años en los brazos. El caballero muy feliz me presento a todos por sus nombres y orgullos me dijo que eran sus hijos. Entramos en una casa enorme y comenzó mostrarme las áreas comunes; subimos las escaleras y me mostró mi habitación. Al ver que era un padre soltero y que la habitación contaba con todo lo necesario y estaba en óptimas condiciones, hicimos un trato.

Pase el resto del día buscando trabajo y enviando currículos. Cuando por fin tuve el mensaje de una entrevista al día siguiente. Pude relajarme. Al menos ya tenia lo básico para comenzar una nueva vida.

Salí de la casa para recorrer el sector y buscar un negocio. Caminé relajadamente, miré mi celular...aún no tenía noticias de Thomas. Le iba a marcar una vez más pero una llamada entraba... "Papá" avisaba la pantalla. Deje que sonará. Y cuando finalmente paró busque el número y el de las arpías para bloquearlo y borrarlos de mis registros.

Llegue a un negocio. Compre algunas conservas y artículos de baño. Y cuando iba a pagar pedí un par de barras de chocolate. Nunca estaban de más.

Al día siguiente me bañé y aliste para mi entrevista. Salí temprano de casa porque quería aprovechar de recorrer la ciudad antes de tener que enfrentarme al mundo laboral nuevamente.

Pase junto a un lugar que tenía banderas y detrás de ella un letrero que decía que era la municipalidad del lugar. Me cerque lentamente buscando algún letrero que me indicara donde estaba informaciones.

Subí un par de escalones y a mi izquierda lo encontré unas mamparas de vidrio abiertas me invitaron a pasar.

—Hola— dije calladamente—¿de casualidad tienes algún mapa de la ciudad?.

—¡claro!— dijo mientras se levantaba del asiento y me guiaba junto a una mesa llena de panfletos de deportes, paseos guiados, restaurantes y hoteles. Sacó de entre uno de los montones un triplicó. Lo abrió y trazó algunos círculos con un plumón rojo.

—ten, te marqué algunos sitios de interés por si quieres conocerlos— me dijo mientras me extendía el papel— por ejemplo este de aquí esta como a dos cuadras por esta misma calle — dijo mientras me señalaba uno de los círculos en el que se leía "La Poza".

Muchas gracias por tu ayuda— le respondí con una sonrisa mientras salía del lugar.

Aproveche de conocer solo dos de ellos antes de que mi celular me alertara que ya era casi la hora de mi entrevista.

Cuando caminaba a mi nuevo hogar ya tenia trabajo, casa, comida . Pero aún no tenía noticias de mi ahora Prometido. Marqué nuevamente su número pero nadie contestó.

Porque me estaba haciendo esto, quizás, ¿se había arrepentido de la proposición que me había hecho?.

Pasé los días dentro de la cocina de un restaurante muy popular dentro de la ciudad, me alegraba no tener tiempo para pensar. Tomaba turnos dobles y hacia horas extra cada vez que podía. Total no tenía nada bueno que hacer. Deje de llamar a Thomas.. cada vez que lo hacia su celular me enviaba a buzón. Y el jamás usaba r************* así que no tenía ningún otro medio para contactarlo.

Decidí que haría dinero para ir a verlo en vacaciones; pero después de un año sin poder contactarlo no le veía caso.. así que me centré en recorrer paisajes junto a nuevas amistades. Thomas podría haberme llamado en cualquier momento pero no lo hizo. Me dejaba más que claro que no tenía intenciones de hacerlo mucho menos después de tanto tiempo.

Después de dos años haciendo trekking en los bellos lugares de los alrededores, kayak en el lago y esquiando en el volcán

Había tomado un gusto profundo a mi nueva vida. Ansiaba conocer más paisajes y hacer nuevos deportes como esos.

Así conocí Futaleufú, la isla de Chiloe, Torres del paine, Cochamó en tres años.

Después de tantos años en el sur había estado extrañando el Sol y busque nuevos lugares en el norte del país.

Ahí conocí a Nicolás, era un viajero como yo; nos conocimos en el hostal donde me quedaba.

—déjame ayudarte—me dijo mientras cargaba mis cestas con la ropa que había sacado de la lavadora.

Me arrebató la que estaba sobre la que cargaban mis manos. Era un chico de tes bronceada, media un poco más que yo y la polera sin mangas que llevaba, dejaba al descubierto sus brazos. Era un chico flaco pero musculoso.

—que no te engañe — dijo mientras sonreia al ver que lo observaba.— soy flaco pero como harto me dijo mostrando su sonrisa de dientes perfectos.

—gracias , déjala en el piso no más— le dije mientras yo hacía lo mismo y pateaba suavemente para dejarla apegada a la pared.

—Eres del sur,¿cierto?.— asentí con la cabeza mientras el me explicaba como llegó a esa conclusión

—es que hablaste "cantadito".. cuando estuve en el sur, todos hablaban así.

—entiendo— dije sonriendole colocandome un jockey y tomando el candado de mi habitación.

—¿puedo invitarte a almorzar?—preguntó con una mano en el bolsillo de su pantalón mientras con la otra desordenaba su pelo.

Nicolas me regalaba, flores y chocolates sin ningún motivo; y corria para comprar cualquier antojo que tuviera. Poco a poco comenzó a ganarse mi corazón. Después de recorrer el norte durante tres años la amistad que tenía con Nicolás se transformó en algo más.

Le pedí que me acompañará al sur. Nos instalamos en Valdivia. A él le gustaba el arte callejero de la ciudad. Y comenzó a salir con algunos gráficos bastante conocidos. Mientras que para mí se hacía cada vez más pequeña la pecera. Necesitaba una ciudad más grande.

— Nico.. yo ya no quiero estar aquí— le dije una noche mientras el llegaba de un vacile con sus amigos.

—¿y a mi que?—me dijo acostándose a mi lado con la ropa puesta.— Si querí irte .. andate.

No necesité escuchar nada más para saber que mañana debía salir temprano en busca de mi pasaje a una nueva ciudad.

Me levanté temprano y arregle mis cosas para irme. Nicolas se levantó y comenzó ha hacer lo mismo como si el viaje fuera para ambos.

—¿Que haces?— pregunté molesta.

—¿Arreglando mis cosas para irnos?—dijo dándome una sonrisa como si siempre hubiera sido esa la idea.

Pensé que yo era la que se había tomado a mal alguna broma que me quizo jugar la noche anterior. Así que partimos juntos a Quillota.

Los primeros días Nicolas volvió a llenarme de detalle y a invitarme a citas románticas; después de un par de meses llegó tarde del trabajo y salí a recibirlo.

—Nico, me tenias preocupada— le decía mientras lo abrazaba, pero me empujó.

—No necesito que nadie me cuide, me se cuidar solo.

...Volvía a ser grosero y a responder de forma violenta a mis preguntas más inocentes.Entonces viaje a Valparaiso.

—¿con quien te andai pelando? Con alguna lacra cul*a seguro.—me dijo mientras yo contestaba un mensaje a una amiga el y asi se repetía la historia, guarde mis cosas y me fui sin aviso un dia que el estaba en el trabajo, fui entonces a Concepción y llego allá prometiendo que cambiaría. Ya no bebía alcohol y había dejado de fumar tanta hierba....Pero la historia continuó escape a Santiago y me encontró nuevamente. Me tenia harta, fui hasta su casa para enfrentarlo.

—Isa yo te amo, me vine a esta ciudad por ti— se arrodilló llorando —no tengo a nadie en esta ciudad. No me puedes abandonar.

—yo no tengo a nadie en esta ciudad tampoco. Y tampoco te pedí que me siguieras. —contestando torpemente a sus excusas tontas.

—Isa tu eres la única mujer para mi, por que me haces esto.. siempre me abandonas y siempre soy el que tiene que mendigar amo.

— ¡Deja de ser tan manipulador!....búscate a alguien que de verdad te ame. No alguien a quien tienes que mendigar algo — le contesté.

—te dai' color fea cul*a, —respondió ahora sin lágrimas mientras se levantaba afirmandose de la silla junto a él.

—sabi' que más...andate a la mierd* — le contesté mientras me daba la vuelta para salir de esa casa.

—se donde viví's. te voy a ir ha hacer mierd* tu cagá de casa.— gritó mientras me alejaba.