Intercambio de Correspondencias.

1021 Words
Presente Eloisa. No se a que hora me dormí, pero si recuerdo cuando unos brazos me levantaron de donde estaba y me llevaron a un colchón suave para dormir más cómoda, sentí que pasaron un par de minutos cuando me despertaron. —despierta dormilona, ya es hora de irnos— Thomas ya estaba vestido y con el pelo mojado. Él estaba listo de pie junto a mí y hasta con las llaves en la mano mientras que yo a duras penas podía abrir los ojos. —te invito a desayunar algo rico donde tu quieras.—ofreció alcanzando mi vestido de La puerta del armario. Tomé el vestido mientras me sentaba en la cama, Thomas salió diciendo que me esperaría en la planta baja. Me vestí y salí rumbo al baño. Cuando estuve lista fui de vuelta al dormitorio por mis cosas; la noche anterior había dejado colgada mi cartera en la puerta del armario y en una repisa del mueble mis aros y anillos, no pude evitar tomar las cartas y guardarlas en mi bolso al salir. Thomas me esperaba al pie de la escalera, nos despedimos de todos y salimos, el vehículo en que habíamos llegado y que me había parecido tan cómodo en un principio, ahora parecía un horno, antes de sentarme Thomas le puso una frazada de polar al asiento para que no me quemara las piernas. Se había preocupado de todos los detalles para que estuviera cómoda, cuando estuvimos en marcha me pregunto donde quería ir pero no supe que decir, le pedí que me sorprendiera. —Thomas, hice algo que espero no te enojes, pero quiero saber de que trata. — ¿de que hablas? Saque las hojas dobladas de mi bolso y se las enseñé. — juro que no las he leído, se cayeron anoche de una repisa cuando sacaste las sábanas, las recogí y vi mi nombre. —si dices que no las leíste, ¿Como sabes que esta tu nombre ahi?. No dejo de ver hacia al frente , pero su voz era calmada, titubeé antes de responder. —Solo te estoy molestando, si tanto te carcome la curiosidad leerlas, no hay problema. Esta vez si se giro para verme y sonreía como si no fuera nada importante, ahora me sentía como una tonta por que una nimiedad me desvelara, además de la vergüenza por tomar algo ajeno sin permiso. —son cartas que hice hace años, eran una forma de desahogarme...pensé que se habían ido en la basura cuando me mudé. Las metí en mi bolso, las quería leer con calma,buscaría las mías y se las enseñaría a él para quedar a mano; sin pensar habíamos recurrido a lo mismo para liberarnos. Una vez terminado el viaje llegamos al departamento, Thomas preparó algo para picotear y café para ambos, quería que jugaramos algún videojuego o ver una película. Yo por mi parte fui directo a cambiarme de ropa y a buscar entre mis cosas el cuaderno con las cartas para Thomas. Quería saber que había sido de él en estos años, no lo superficial, si no lo que realmente sentía. —toma, quiero que sea parejo, hice alguna que otra carta para desahogarme en estos años, si quieres leerlas .. adelante. Le tendí el cuaderno mientras yo sostenia en la otra mano las que él había escrito. —uuff esto va a doler— dijo Thomas mientras se sentaba recto en el sofá. No quise quedarme a leerlas junto a él, me fui a la cocina y me apoye en la barra para iniciar la lectura, Thomas también lo prefería al parecer porque solo me siguió con los ojos y se dispuso a leer. Para ser honesta, me daba vergüenza que leyera mis notas, seguro le pasaba igual, al menos eso quería creer. Primero ordené las hojas por las fechas que tenian en la esquina superior derecha, me giré para ver a Thomas, el estaba concentrado con la cabeza agachada. Me devolví y comencé a leer. Leí las dos primeras cartas, me tuve que detener, no tenía el valor para saber como continuaba, una parte de mi quería saberlo todo y la otra quería dejar todo atrás, al fin y al cabo Mi Tom-to estaba sano y salvo frente a mi, o al menos eso parecía. Me preparé un café sin alzar la vista, si Thomas se daba vuelta no quería que viera que mis ojos estaban al borde del llanto. Me bebí la mitad de la taza de una sola vez, y continúe leyendo, pero a medida que avanzaba mi lectura mi cuerpo caía al piso así como mi corazón y mi estómago. Aun no terminaba de leer la última carta cuando Thomas se acercó lentamente sin hacer ruido y me abrazo. —No te preocupes, tú y yo estamos bien ahora, y si aun queda algo por sanar, lo haremos juntos, ¿okey?— Thomas me dio un beso en la coronilla mientras me abrazaba acartonado mi espalda. Terminé mi lectura y me levanté para ir hasta allá sofá junto a Thomas. —siento que pasaras por tantas cosas, lamento haber causado tanto mal en ti.. eres la única persona en el mundo a quien jamas pensaría hacerle daño.— mis ojos dolían como si alguien los aplastara desde mi párpado superior, sentía que me ardían Como si estuvieran secos de tanto llorar en estas semanas. —tus cartas no se quedan atrás, se que se ven lindas y poéticas por asi decirlo, pero se siente la soledad con la que las escribiste. Tuviste que madurar muchísimo más rápido, hacer una vida completamente sola, sin el apoyo de nadie. Eres increíblemente fuerte pequeña. Pero ya no estás sola, me tienes aquí contigo. Thomas tomó mis manos y me sonrió. —dejémonos de todo esto. Eso ya es pasado. Aprecio que me mostrarss tus cartas. Gracias. Pero preferiría que ahora disfrutemos del presente, ¿esta bien?. Solo pude sonreír, me sentí dramática por estar llorando cuando en realidad podía estar disfrutando del presente como decía Thomas. —gracias por dejarme leer las tuyas también, y perdón por tomarlas sin permiso.
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