Guitarras y Barricadas.

1461 Words
Pasado de Eloisa. Había pasado menos de tres meses de la muerte de mi madre cuando mi padre decidió arrancarme de la única vida que había conocido, para llevarme con su nueva pareja al otro lado del país. Siempre había amado esta ciudad, claro que en esos años solo veníamos de vacaciones. Pero ahora todo era diferente. A mi padre pocas veces lo veía debido a su trabajo y su nueva pareja ni siquiera era de mi agrado. Su casa era grande y luminosa, pero no era la mía. Al llegar, me inscribió en un instituto sin siquiera molestarse en preguntar si había alguno que me interesara o con alguna especialidad a la que quisiera apuntarme. El primer día me fue a dejar mi padre pero me adelantó que debería volver sola así que me obligüe a memorizar la ruta. A penas entré muchas manos y sonrisas falsas se dirigieron a nosotros. La que al parecer era la directora me envió con una inspectora para conocer a mi nuevo profesor. Ni siquiera me dio tiempo a despedirme de mi padre cuando ya habia cerrado la puerta de su oficina y unas manos de dedos fríos me empujaba hacia las escaleras. El profesor era Joven, aparentaba unos 30 años, su pelo rizado oscuro contrastaba con su pálida piel. A su costado se encontraba una chica de mi edad de tes morena y unos hoyuelos que me generaban un poco de envidia. —Buenas tardes, señoritas— saludó el hombre colocandose frente a nosotras con una gran sonrisa. — mi nombre es Rogelio Flores y soy el profesor jefe de su curso este año. Por favor, entremos. El sonido del aula minutos antes se apago casi al instante en que el profesor abrió la puerta. —Buenas tardes jovenes—saludó alegre nuevamente el profesor, esta vez para todo el salón . Entre presentaciones, parloteo y miradas fisgonas busqué con la mirada el lugar más apartado del lugar. Para mi mala suerte las ventanas estaban por toda la pared trasera. Odie que estuviera tan iluminado lo que debiera ser el lugar oscuro de un salón normal. Aún así, lo preferí. Mientras me acomodaba y rechazaba ofertas de unas amigables pero poco oportunas compañeras. Escudriñe el salón. Un chico sentado al costado de la puerta llamó mi atención. Quizás por su altura , o quizás porque a pesar de los treinta grados de calor aún mantenía un gorro de lana sobre su cabello. Dada la insistencia ciega de mis compañeras para que socializara y compartiera sitio con ellas, acepté finalmente con tal de tener un poco de paz. Para mí sorpresa eso las calló el resto de la clase. Al salir al descanso escape lo más rápido que pude a los baños. Necesitaba refrescarme y escabullirme de lo que sabía, serían preguntas entrometidas sobre mi vida y mi pasado. Al llegar a los baños me encontré con una chica que al parecer estaba en mi curso. No se molesto más que en darme una sonrisa a través del reflejo del espejo frente a ella. —Soy Andrea por sí acaso. Me refresque. Y no supe que más hacer más que apoyarme de espaldas al lavabo. Andrea tenía un cabello castaño claro que le llegaba a la cintura.y lo estaba atando en una cola de caballo alta. —¿Vamos al comedor?, ¿te mostraron donde queda?— preguntó mientas mojaba su pelo para mantener su peinado lo más uniforme posible. —No, aún no he recorrido tanto para conocerlo.— dije mientras bajaba el nudo de mi corbata. Para abrir los botones que me estaban ahogando en el cuello. —vamos que yo te muestro el colegio — dijo Andrea mientras tomaba mi brazo para enlazarlo al de ella. Mis primeras semanas transcurrieron de manera "tranquila" por asi decirlo, Andrea era igual o mas loca que yo como solia decirme la directora de mi antiguo colegio. Al parecer habia encontrado en ella una secuaz para mis bromas y una amiga con la que disfrutar de mis dias en este nuevo lugar. A mitad de Abril nos encontramos con barricadas por todo el frontis del instituto y una nueva y una nueva —¡Andrea!— salude detrás de ella. —¡Te estaba esperando!—chilló en respuesta mostrándome una gran sonrisa. —¡que piensas! ,¿Entramos?— continuó diciendo emocionada. —si no puedes contra ellos..., únete— respondí sabiendo que no tenía nada mejor que hacer si volvía a casa. Al entrar Andrea saludo al tipo que cuidaba la entrada y me jaló para que la siguiera. Me decepcioné al ver que dentro solo había unos cuantos estudiantes a los que podía contar con los dedos de mis manos . Después de haber ayudado a mover mesas y de pintar demandas sobre telas. Andrea y yo encontramos un rincón en la sala de música para descansar y conversar. De su bolso sacó unas galletas y las repartió entre las dos. —Creo que aprovecharé de dormir —susurró mientras se estiraba y bostezaba— la bruja de mi madre no me dejo dormir. Que le costaba...—continuó para quejarse— Estuve sin hacer nada desde las ocho de la mañana cuando fue a dejar a mi hermano al jardin hasta las doce cuando ya debía salir de casa para venir al colegio. No pude evitar reír con su pataleta— bueno descansa, yo iré a dar vueltas, usa mi abrigo para taparte si quieres— ofrecí mientras salía del salón. Cuando salí de la sala de música encontré a Thomas durmiendo en una de las bancas del pasillo con audifonos tapando sus oídos. Me sorprendió que aún llevara puesto gorro de lana a pesar del calor, pero sin embargo ya no usaba su camisa. Pensé en pasar junto a él hasta el patio pero no sabía que haría una vez ahí. En su lugar me acerque al balcón del pasillo para sentir el viento fresco que contrastaba con el calor sofocante de la ciudad, aún cuando se suponía que estábamos en pleno otoño. Me entretuve largo rato mirando los edificios, a las personas y a los vehículos que pasaban. Hasta que sentí que alguien se acercaba para pararse junto a mí. —hola— saludó Thomas con una sonrisa que sólo duró unos segundos mientras miraba a la primera planta por el borde del balcón. —Hola de nuevo— respondí— ¿pensé que estabas durmiendo allá atrás? —no, solo me recosté para escuchar música tranquilo. —explicó rascandose una ceja mientras se ponía de lado para quedar frente a mi. —linda polera— dije al ver lo que traía puesto. Thomas era alto y flaco, pero verlo en ropa casual hacia que se viera mucho mas largo, traia unos jeans algo gastados y de cerca pude ver mejor el logo de su gorro, otra banda aunque esa no la conocia mucho. — me encanta esa banda— continúe diciendo a la vez que sonreía y volvía mi rostro para verlo— de hecho es mi favorita —dije emocionada de tener con quien compartir la buena música. Thomas pareció entenderme porque sonrió ampliamente y de manera alegre respondió: — ¿en serio?, la mía igual.— contestó algo sonrojada por los nervios—Supuse que eras más del tipo de música de Miley Cyrus o algo por el estilo. Solo pude reírme, no sabía que canciones tenia Miley Cyrus, solo la ubicaba por Hanna Montana y que al parecer se había revelado contra Disney o algo así entendí de mis antiguas compañeras de colegio. —¿cuál es tu canción favorita?—preguntó devolviendonos al tema de su polera. —hmm... A little piece of heaven..?? — contesté dudando de mi respuesta.—o seize the Day? .. hmm.. M.I.A .. quizás?.. no sabría cuál es mi favorita en particular.— comenté mientras seguía analizando mis opciones.— y ¿ cuál es la tuya?.. o ¿las?—mis preguntas hicieron que sonriera aún más y su rostro se iluminó. —seize the day, claro— contestó seguro de su respuesta. —¿que otras bandas te gustan?—volvió a preguntar. Al parecer hablar de música lo emocionaba igual que a mi y estaba feliz de seguir con el tema. Contesté a cada una de sus preguntas y espere sus respuestas a las mismas que el me hacia. Pasamos el resto de la tarde hablando de otras trivialidades hasta que llegó el momento de volver a casa. —¿vendrás mañana?—preguntó ansioso y se sacudió, tosió y reformuló—ven mañana, ¿de acuerdo?. Hoy no vino mucha gente, pero seguro mañana somos más y así ayudamos a resistir en la toma.
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