Los cólicos eran tan fuertes que la estaba haciendo sudar frío. Lo peor, era de madrugada; no había peor cosa que tener cólicos a mitad de la noche. Además, el aire acondicionado estaba fuerte y eso la hacía sentir muy incómoda, porque sentía que agudizaba su dolor. Como si fuera poco, estaba pensando qué decirle a Gabriel cuando se diera cuenta que ella había manchado su cama con sangre. Era sangre de periodo. Había ensuciado a su novio con sangre de periodo. ¿No podía pasarle algo mucho más vergonzoso que eso? Comenzaba a respirar agitado por el terrible malestar. Ya le comenzaban las ganas de vomitar y la sensación de querer ir al baño, sin saber si realmente quería defecar o eran todo sensaciones por el terrible dolor que la estaba azotando. Lo peor pasó cuando Gabriel se removió