El señor Róger estaba tomando una taza de capuchino sentado en su escritorio muy sereno y relajado, descansando en su silla reclinable. —¡Vaya, vaya...! Pensé que no vendrían a trabajar hoy, mis modelos estrellas. El tono sarcástico del señor Roger me preocupó, ¿estaría realmente molesto? No lo sabía. —Pero, ya estamos aquí. El señor Róger tomó un paquete y me lo dió —Emma, ten tu regalo de cumpleaños... No creas que no me iba a acordar de ti. Agradecida lo acepté, aliviada un poco de que no estuviese molesto, puesto que tampoco habíamos tardado tanto y Will estaba ocupado aún con su cámara y ediciones. Fredd se reiteró al estudio para hablar con Will. —Si deseas puedes abrirlo de una vez. —Entre una gran sonrisa me motivó a abrirlo. Retiré la cinta adhesiva, y abri la caja