En la silla que normalmente yo ocupo detrás de mi escritorio, esta Ignazio intentando rastrear la dirección IP de la que provino ese correo electrónico, y por mi parte, camino de un lado a otro de mi oficina tal y como si fuera un león enjaulado. Es tanta la frustración que siento en estos momentos, que no hay manera de calmarme. Voy hacia mi escritorio, agarro el teléfono y llamo a recepción para ordenar que apenas llegue Santiago Miller, lo dejen pasar sin registrarse en el libro de visitas que hay allí.
—Definitivamente esto ha sido hecho por un profesional— me explica Ignazio.
—¿Me quieres decir que no puedes encontrar de donde provino ese correo electrónico? — le pregunto y es más un reclamo que una pregunta.
Él niega y sé que no tiene la culpa de lo que esta pasando, pero se supone que es el jefe del departamento de tecnología de la empresa —lamentablemente no, cuando intento averiguarlo, vuelve a cambiar de ruta— explica.
—Quiero que se filtren y se monitoreen todos los correos electrónicos de esta empresa, si hay algo extraño u otro tipo de correo como este quiero que se me informe, y por nada del mundo quiero que Valentina reciba este tipo de e-mails, ¿de acuerdo? — ordeno pensando única y exclusivamente en el bienestar de ella y de la bebé.
—Me encargare de eso— responde inmediatamente y se levanta de la silla —seguiré investigando desde mi oficina y me pondré a trabajar en lo que me ha pedido— informa y simplemente asiento para que se pueda marchar dejándome solo.
En mi mente intento recordar todo lo que ocurrió hace dos años, estoy tratando de saber si ha podido quedar algún cabo suelto, o es que estas nuevas amenazas no tienen nada que ver con el pasado, pero de ser así, ¿Quién podría querer hacernos daño? Valentina y yo hemos estado manteniendo un perfil bajo e intentado no aparecer mucho en tapas de revistas o programas de televisión ni nada de eso, solo nos concentramos en la empresa y en disfrutar de nosotros y de nuestro hijo.
—Adelante— digo alto cuando escucho un golpe en la puerta y allí aparece Santiago.
—Vine lo más rápido que pude— me dice sin siquiera saludar, y es que estos protocolos ya no parecen muy importantes bajo este tipo de situación.
—Volvimos al principio, fotos por correo electrónico, anónimos… ¿Qué más falta? ¿Qué vuelvan a secuestrarla y que tú tengas que salvarla? — explico completamente enojado.
—Déjame ver la foto— me pide ignorando mi queja.
—En mi computadora— respondo y rápidamente el se sienta en el mismo lugar donde estaba Ignazio y observa la fotografía.
—Esto fue sacado desde un auto— comenta de la nada.
—¿Y? ¿Qué importa si fue desde un auto o una moto? — indago sin entender.
—Al menos sabemos como los están siguiendo y en que tienen que fijarse cuando deban salir— expone y para mi este dato sigue sin ser relevante.
—Como digas… ¿has podido averiguar algo con tus contactos? — pregunto inmediatamente.
Él asiente —me han dado unos datos, pero aun no sé si es una casualidad o esta relacionado con lo que está ocurriendo— comenta.
—¿Qué datos? Habla por favor. — le pido y sé que en estos momentos debo parecer el ser más insoportable del mundo, pero realmente quiero evitar que esto llegue más lejos.
—Hace tres semanas que Eliza esta recibiendo la visita de un hombre bastante joven en la cárcel— comenta.
—¿Y porque no lo investigan? — exijo y Santiago inmediatamente.
Él se levanta de la silla, camina hacia mi y cuando la distancia es poca, coloca una de sus manos sobre mis hombros —Alex, te pido que te tranquilices, poniéndote así de esta manera, no vas a conseguir nada, créeme—
—Tu sabes todo por lo que pasamos, no podemos repetirlo… es que los niños…— intento decir, pero su gesto me hace saber que no es necesario que continúe hablando.
—Lo sé perfectamente, y no te preocupes que lo estamos investigando, pero hay un problema— me explica un poco más serio.
—¿Cuál? —
—El nombre y la identificación que usa al entrar a la cárcel no son suyas y se ve que alguien con mucha experiencia lo esta ayudando porque recién ahora se supo esta información a causa de lo que estoy investigando— comenta.
—¿Y si alguien lo esta ayudando desde adentro? — expongo.
—Es una posibilidad y la única manera de saberlo es investigando, pero me tienes que dar tiempo— explica.
—Yo te doy tiempo, pero que a mi familia no le pase nada. — exijo.
—¿Quieres que ponga efectivos de la policía en tu casa? —
—¿Puedes? — averiguo.
—Hablare con mi amigo allí, les diré también que los vigilen para ver si podemos encontrar a quienes está detrás de ustedes—explica.
—Te lo agradecería muchísimo, y por favor mantenme al tanto de cualquier información que consigas. Necesito saber de quien debo cuidar a mi familia, si son enemigos del pasado o no…— comento.
—No te preocupes, yo te diré cualquier dato que tengas, pero infórmame tu también si llegas a recibir algún otro anónimo o correo electrónico, o lo que sea…— me pide y asiento de inmediato.
—Por supuesto— respondo y de repente alguien llama a la puerta —adelante— digo.
—Señor Mancini— me dice Fabiola, la secretaria que hemos transferido a presidencia.
—¿Sí? —
—Ya lo esperan en la sala de juntas para comenzar la reunión— me informa y asiento.
—En cinco minutos ya estoy ahí— le respondo de inmediato y ella asiente para luego retirarse.
—Apenas tenga todo te llamo, ¿sí? — me dice Santiago y me ofrece su mano.
—Gracias— respondo y estrecho su mano para después acompañarlo a la puerta. Busco la carpeta que necesito para la reunión y rápidamente salgo de mi oficina para ir a la sala de juntas y encontrarme con todos —buenos días, disculpen la demora— les digo mientras me acomodo en mi silla y amablemente uno a uno van saludándome y por supuesto que felicitándome por el nacimiento de mi hija, cosa que agradezco, pero a la que también decido no darle mucho tiempo ya que no quiero que esta reunión se transforme en algo personal —necesito un reporte exacto de cómo van los preparativos para el desfile, el tiempo esta en contra y solo tenemos tres semanas para que todo este listo. — expongo.
Cada uno de ellos me da su informe y de cómo han ido avanzando en los pendientes que nos quedaban hasta que Mateo Ferraz me hace una seña para que le de un momento para hablar y rápidamente le paso la palabra —solo quería informar que al departamento de relaciones publicas de la empresa nos ha llegado una invitación para participar de un desfile muy exclusivo en Mónaco, y que si decidimos participar, podríamos utilizar parte de todo lo que estamos planificando aquí— explica y esto sí que no lo sabía.
—¿Mónaco? ¿Cuándo? — averiguo.
—En cinco semanas— responde y me quedo pensando por un instante.
—Pásame la información por correo y lo conversare con Valentina y con Rodrigo, veré si él quiere presentar algún diseño exclusivo en un evento como ese—
—Se la enviare hoy mismo— sentencia.
—Perfecto, entonces si eso es todo, sigan trabajando en lo suyo, y el próximo martes nos volvemos a reunir para que demos un informe de cómo van las cosas, recuerden que este es uno de los desfiles más importantes de “Salvatore Ferrara” y que debemos dar lo mejor de nosotros— les recuerdo antes de levantarme de mi silla y salir de la sala de juntas para poder llamar a mi esposa y asegurarme de que todo este bien en casa, y obviamente para decirle que la extraño como un loco y que si fuera por mí no vendría a trabajar, pero lamentablemente debemos seguir adelante con este imperio de moda del cual depende mucha gente.