(Al día siguiente)
Las noches donde solo dormimos de tres horas en tres, han regresado a nuestras vidas, pero después de todo, ¿Quién dijo que tener un hijo era fácil? Por si fuera poco, la alarma del despertador vuelve a despertarme y con un poco de frustración, manoteo la mesita de luz hasta que alcanzo mi celular y la consigo apagar —gracias por apagar esa cosa— dice mi esposa de manera sarcástica y rio bajito.
—No debimos tener otro hijo— bromeo y ahora los dos reímos de lo que acabo de decir.
—Tú insististe con que querías la niña y no sé cuántas cosas más— dice a modo de chiste y sin poder evitarlo la atrapo entre mis brazos y hago que acomode su rostro en mi pecho.
—¿Me dirás que no disfrutaste haciéndola y que nos quedo preciosa? — pregunto sonriente y aun con sus ojos cerrados ríe.
—No, si es que a mi hija la amo, y me encanto hacerla, pero ya… hasta aquí nos quedamos eh… no más bebés… necesito dormir, llevo los últimos dos años durmiendo mal y cuando ya Amadeo estaba comenzando a dormir toda la noche seguida, empezamos de cero con Gianna— murmura.
—Lo sé, pero tampoco me digas que fui solo yo… no te obligue eh…— le regaño divertido.
Ella abre sus ojos y al verla me pierdo, amo el verde de su mirada y las muchas sensaciones que provoca en mí —claro que no me obligaste, estoy bromeando… los dos queríamos, pero ahora si te digo hasta aquí llego yo con los hijos— advierte.
—¿Segura? — pregunto intentando no reírme.
Ella asiente —Sí…— responde y sonríe después.
—No sé porque no te creo— le respondo y beso su cabello.
—Yo tampoco te creo a ti… o sea… eso de que no más hijos… ¿de verdad? Con lo mucho que adoras los niños— explica.
—Bueno, hagamos una cosa, no digamos “no más hijos” porque sabemos que probablemente estemos mintiendo, pero al menos no por un tiempo considerable… algo como dos o tres años para que podamos dormir un poco— negocio y sé que por una parte estoy respondiendo a nuestra pequeña broma en cuanto al asunto, pero por el otro lado, no podría pensar en agrandar la familia en un futuro cercano sin antes saber quienes nos amenaza.
—¿dos o tres años? No mi amor… cuatro o cinco— responde entre risas.
—Suena perfecto, pero ven durmamos un poquito más… aprovechemos que aun no se despiertan— le digo mirando el monitor que nos deja ver a Gianna que está en la habitación que hemos anexado a la nuestra después de nacimiento de Amadeo y que después de ser su cuarto, se convirtió en una sala privada de cine para nosotros dos y que ahora vuelve a ser una habitación, pero esta vez de Gianna.
—¿No tienes que ir a la empresa? — me pregunta entredormida.
—No me queda otra opción, tengo que ir a ver como van los preparativos del desfile…— me quejo.
—¿Te preparo el desayuno o desayunas allá? —
—Alla… la junta con el equipo es un desayuno— respondo y me sonríe.
—Salúdame a todos, ¿sí? — me pide.
—Claro que sí, igualmente cuando ya puedas volver lo harás tu misma— murmuro y ella se mueve para que me pueda levantar, pero antes de hacerlo la beso —mi amor, no abras la puerta a nadie si los de seguridad no lo anuncian primero, y si por alguna casualidad debes salir a lo que sea, no lo hagas sin los guardaespaldas, ¿sí? — le pido antes de irme a duchar.
—¿Por qué? — pregunta entrecerrando sus ojos y respiro profundo porque odio mentirle.
—He escuchado en las noticias que hay unos tipos sueltos que cometen secuestros exprés con gente que tiene dinero, y sabes que tú eres un blanco perfecto… por favor, no vayas a ninguna parte sin Franco o Tiziano, ¿de acuerdo? — le insisto.
—Esta bien, tranquilo… no iré a ninguna parte sola— me dice finalmente y le sonrío para después darle otro beso y en contra de todas mis ganas, levantarme de la cama y así comenzar el día.
[…]
Honestamente no me gusta irme de casa en estos momentos, no solo por la amenaza que hemos recibido, sino porque no quiero alejarme de mis hijos. En el caso de Amadeo, ya todo es un poco más fácil porque es más grande y puedo disfrutar de él de maneras diferentes, como jugando con él al llegar del trabajo, o simplemente traerlo algún que otro día a la empresa, pero con Gianna siento que me pierdo de muevas nuevas que pueda hacer cuando yo no estoy o incluso de su sonrisa y eso me entristece un poco, pero por otro lado, la empresa debe seguir funcionando y para que lleguemos a tiempo con los desfiles, tenemos que ir contra reloj con todos los preparativos.
Al entrar a la empresa, todos los empleados comienzan a felicitarme por haber sido nuevamente papá y realmente se siente extraño cuando me lo dicen porque por alguna razón, todavía no me creo que la felicidad sea tanta en mi vida a pesar del mal trago que fue ese anónimo, claro está. Voy agradeciendo a cada uno que se acerca a felicitarme hasta que llego a mi oficina y antes de ir a la reunión, enciendo mi computadora para comenzar a revisar los correos electrónicos.
Los voy revisando y respondiendo uno a uno hasta que de pronto abro uno que no tenía sujeto y en el no hay ningún mensaje, solo la imagen de mi esposa y yo saliendo del hospital con la bebé. De inmediato llamo a Ignazio para que averigüe la procedencia de este correo electrónico y una vez que termino de hablar con él, llamo a Santiago, me dijo que lo mantuviera al tanto de todo y exactamente eso lo que hare. Otra vez esta impotencia consumiéndome por dentro haciendo que mi mundo tiemble al darme cuando de cuan vigilados nos tiene esta persona para saber que hacemos y cuando.