En cuanto entramos al lugar mi hermano empezó a buscar a alguien, Noah, levantó su mano para llamar nuestra atención. Nos dirigimos a la zona VIP en la que se encontraba, allí también estaban Charlie y Alessandro.
Me senté junto a Alessandro puesto que el lugar estaba vacío y quería agradecerle el detalle de la mañana.
-Gracias por el arreglo floral – dije en cuanto me senté.
Él sonrió. -No hay de qué, espero que no te haya asustado con esa intromisión.
Yo me reí también. – No, no me asusté, aunque no sé cómo lo supiste.
Levanto los hombros. – Fue casualidad, cuando chocamos vi una parte de la carta, luego Vahan mencionó algo de la chica del ascensor con una carta y supuse que eras tú. – dijo mirándome directamente.
- ¡Vaya! Bastante perspicaz. – dije para cerrar la conversación, respecto a mi cumpleaños.
- ¡Veo que ya se conocen! – dijo Noah, mientras se hacía un espacio entre nosotros. – Por cierto, te ves preciosa Luciana.
Yo sonreí y le agradecí.
-Concuerdo con Noah – dijo Alessandro luego.
Seguramente me sonrojé, pero las luces del lugar no lo dejaron ver.
Otros pilotos fueron llegando, con sus parejas. Vahan en cuanto me vio se acercó y me abrazó deseándome un feliz cumpleaños y yo hice lo mismo. Su esposa Alicia, era muy amable también, hacían una bonita pareja. Me sorprendía ver a todos los pilotos reunidos en un mismo lugar como si todos fueran amigos, aunque en la pista eran rivales.
Al final solo Gregory, Noah, Alessandro y yo estábamos sin parejas, Julián estaba con Isabela y los demás pilotos con sus respectivas parejas.
-Así que estás de cumpleaños – dijo Gregory en inglés británico.
- ¡Así es! – dije alto para que me escuchara encima de sonido de la música.
-Y ¿por qué no está tu pareja aquí celebrando contigo? – preguntó.
Yo le sonreí. – Podría hacerte la misma pregunta – suspiré – En fin, no tengo pareja, así que… - deje la frase sin terminar, levantando mis hombros.
-Entiendo – dijo al tiempo que asentía. – Y respondiendo a tu pregunta mi situación es diferente. – puntualizó mirándome fijamente.
A lo largo de los años, se había relacionado a Gregory Larsson con diferentes mujeres, sin embargo, a sus 39 años aún no se había casado, ni formado una familia, lo cual no indicaba necesariamente que fuera homosexual. No sabía que decirle, no quería hacerle sentir juzgado o asumir algo que no era. El pareció entenderlo porque justo en ese momento se levantó, pensé que se iría, pero no fue así.
-Ven a bailar conmigo – dijo mientras estiraba su mano hacia mí.
No lo pensé mucho y tomé su mano. Estaba sonando una canción un poco lenta, pero no nos importó.
-Creo que lo has descifrado – dijo de repente.
Me quede viéndolo fijamente.
- ¿Te refieres a tu orientación s****l? – pregunté para estar segura, aunque podría estar equivocándome.
Asintió. – Me da miedo admitirlo sobre todo por el mundo en el que me muevo, ya ves, todos mis amigos o compañeros son hombres, si lo digo tal vez empezaran a tratarme diferente. Todo será más complicado de lo que ya es.
-Creo que se trata de ser coherente con lo que eres y lo que defiendes, siempre has defendido que todos tenemos los mismos derechos sin importar como seamos, de donde vengamos o a quien amemos. – le toque la mejilla, al ver que una lágrima caía. – Es parte de ti, no va a cambiar porque lo digas o no, sin embargo, solo depende de ti, es tu decisión. – quería hacerle saber que yo no diría nada, aunque me molestaba la concepción que teníamos como sociedad, los heterosexuales no van por ahí diciendo que lo son y todos los aceptan lo mismo debería suceder con las demás orientaciones.
-Gracias, necesitaba sacarlo, decírselo a alguien más -me abrazó y la canción finalizó.
-No hay de qué, sea cual sea la decisión que tomes, podrás contar conmigo – le aseguré mientras lo tomaba de la mano para regresar a nuestros lugares. Ese momento creó una conexión especial con Gregory.
Me senté nuevamente junto a Alessandro y junto a mí se sentó Gregory, que me ofreció en ese momento un trago de tequila, yo no había bebido alcohol desde que había llegado así que lo acepté. El ambiente era de total festejo, pude notar que a varios de los pilotos les estaba haciendo efecto el licor, Noah era uno de ellos, no paraba de bailar y reír.
-Noah está bastante feliz – dije en voz alta, aunque no esperaba una réplica.
-Todavía es un niño, tiene que disfrutarlo. – señaló Gregory.
Empezó a sonar un merengue, algo que no esperaba escuchar en un bar de Inglaterra. Alessandro se levantó y me ofreció su mano para bailar.
-Eres realmente hermosa – dijo en mi oído mientras nos movíamos al ritmo de la música.
Me aleje un poco, para mirarlo a los ojos.
-No me mires así, estoy diciendo la verdad. – sonrió.
Yo sonreí también, aunque no respondí nada, que podía decir ¿gracias? En cuanto terminó la canción regresamos a nuestro lugar, Julián estaba con Isabela bailando también, casi que no habían parado en toda la noche también hacían una bonita pareja.
-Luci, Isa está cansada y quiere irse ¿vienes con nosotros? – me preguntó Julián en cuanto se acercó a mi
-No, aun no quiero irme. – porque me sentía muy feliz. -Vete tú, yo me iré después.
Luego de que Julián se fue, seguí bailando, con Noah, Gregory y Alessandro. No sé en qué momento se fueron todos los demás. Cuando llegó la hora de irnos, Noah, no podía mantenerse en pie. Tomamos un taxi los cuatro y nos dirigimos al hotel, Gregory y Alessandro se encargaron de sostener a Noah, mientras yo buscaba la llave de su habitación. Era una situación extraña y al mismo tiempo cómica. Lo acomodaron en la cama y salieron de nuevo. Gregory se despidió puesto que su habitación quedaba en ese piso.
Alessandro y yo entramos juntos al elevador puesto que nuestras habitaciones estaban en el mismo piso, tomé mi móvil puesto que no lo había revisado en toda la noche le hice saber a mis papás y a mi hermano que ya estaba en el hotel. Entre a revisar otros mensajes que me habían dejado en el día e inevitablemente encontré el mensaje que no quería leer, el de Sebastián:
No sé si vayas a ver esto Lu, pero igual quiero desearte un feliz cumpleaños, desearía poder estar contigo, pero tú no me lo permites. Aunque no lo creas te amé y te seguiré amando.
Tal vez como efecto del alcohol que había bebido y el recuerdo de lo que era él en mi vida, empecé a llorar. No pude contenerme, no pude esperar a llegar a mi habitación, solo me derrumbé allí mismo, a la salida del elevador.
-Luciana ¿Qué te sucede? – Alessandro sonaba preocupado. – Por favor dime cómo puedo ayudarte.
No podía controlar el llanto, solo pude pasarle mi teléfono e intentar levantarme del suelo para caminar por el pasillo. Finalmente, entramos en mi habitación, me sentó en la cama y busco una botella de agua que me ofreció. No dijo nada más, solo se sentó a mi lado en la cama y me abrazó.
No sé cuánto tiempo estuvimos así, el solo acariciaba mi espalda tratando de reconfortarme. Cuando por fin logré calmarme hablé.
-Lo siento. – iba a decir algo más, pero él me detuvo.
-No hay nada por lo que debas disculparte. – dijo separándome de su abrazo para mirarme directamente. – Tenías que dejar salir la emoción y eso fue lo que paso. – puntualizó mientras enjugaba mis lágrimas con sus pulgares.
Le sonreí, aunque seguramente debía tener un aspecto terrible con todo el rímel corrido, a él no pareció importarle y me sonrió de regreso.
-Ahora que estas más calmada, me iré. – dijo mientras se levantaba. – Si necesitas algo, no dudes en buscarme.
Asentí y justo cuando se dirigía hacia la puerta tomé su mano y él se giró nuevamente hacia mí.
-Gracias. – dije antes de soltar su mano. El asintió y se marchó.
En cuanto la puerta se cerró, tomé mi teléfono y eliminé el mensaje sin volver a leerlo, tenía rabia conmigo misma, ¿cómo era posible que ese simple mensaje me afectara tanto? Me sentía avergonzada con Alessandro, todo era un desastre. Decidí desmaquillarme e irme a dormir para no seguir pensando. Todo había estado perfecto hasta que leí ese mensaje, hasta que recordé.
Me desperté, la mañana siguiente con el sonido de una llamada entrante, Julián me estaba llamando para recordarme que nuestros padres regresaban ese día a Colombia. Me duché rápidamente y me vestí para ir a la recepción a despedirme de nuestros padres.
Cuando se fueron, Julián y yo nos dirigimos al restaurante para desayunar.
- ¿Cómo terminó de ir tu noche? – la pregunta que no quería que me hiciera.
Tragué y él lo noto.
- ¿Te pasó algo? ¿Te hicieron algo? – estaba bastante alarmado.
-No, no, tranquilízate, solo leí el mensaje que me envió Sebastián y tuve una pequeña crisis.
Se detuvo en la entrada del restaurante.
- ¿Por qué no me buscaste?
-No te preocupes, estaba con Alessandro, él fue muy amable. Igual ya hace parte del pasado, creo que fue efecto del tequila.
Emprendimos la marcha de nuevo, Gregory nos vio y con su mano nos llamó para acercarnos a su mesa. Allí estaban Noah, Alessandro, Charlie y Vahan.
-Buenos días – dijimos Julián y yo mientras nos sentábamos.
Noah solo gruñó, claramente tenía resaca. Los demás, respondieron el saludo. Desayunamos en silencio, aunque no me pareció un silencio incomodo.
Al terminar, Julián mencionó que esa tarde partiríamos hacia Austria, puesto que esa semana sería el Gran Premio de ese país.
Me dirigí nuevamente a mi habitación para hacer mis maletas, tomé la tarjeta que me había enviado Alessandro el día anterior con el arreglo y la guardé en mi cartera. Luego baje a la recepción para buscar a mi hermano e irnos al aeropuerto.
En cuanto llegamos al aeropuerto y pasamos los controles de migración Julián me dijo algo que había omitido.
-Luci, olvidé decírtelo, pero viajaremos en un avión privado. Iremos con Noah, Liam, Gregory y Harry. Espero que no te moleste.
-Está bien. – no me molestaba, sobre todo porque tendría tiempo para hablar más con Gregory.
Durante el tiempo de vuelo, Gregory y yo no paramos de hablar, le conté lo que había sucedido en la madrugada, le conté acerca de mi pasado con Sebastián y las inseguridades que tenía. Él también me contó acerca de su vida y de sus sueños, aunque con un poco de reserva porque alguien más podría escucharnos.
Luego de aterrizar, ellos se dirigirían a un hotel de Spielberg; debido a que yo ya tenía reserva en un hotel de Viena, decidí tomar un tren hasta esa ciudad para hacer un poco de turismo y regresaría a Spielberg el fin de semana para la carrera.
Los días que pasé en Viena fueron encantadores, como era verano, muchos lugares estaban abiertos y se podía aprovechar mucho más el tiempo. Visité varios de los lugares más emblemáticos de la ciudad, museos, iglesias. Incluso fui hasta Praga e hice un tour por la ciudad. Estaba teniendo las vacaciones por Europa que siempre había soñado.
El viernes en la mañana regresé a Spielberg, también hice algunas actividades turísticas en la ciudad y en la noche me encontré con Julián para cenar.
- ¿Qué tal estuvo Viena? - me preguntó después de que nos abrazáramos cuando nos vimos.
-Espectacular, me gustó mucho. Muero por ver el resto de Europa. - respondí.
Juli sonrió, sabía que desde pequeña había soñado con conocer Europa, con conocer el mundo antiguo, los lugares llenos de historias.
-Me complace saber que este viaje está resultando como querías, a pesar de tener que asistir a las carreras. - dijo como si ignorara que asistir a esas carreras con las que habíamos soñado desde pequeños hacían parte de la experiencia que quería vivir en el viejo continente.
-Sabes muy bien que las carreras hacen parte de la experiencia que esperaba vivir. - señalé lo obvio.
-Oye, Alessandro me preguntó por ti. - dijo para sacarme información.
- ¿Sí, que te preguntó? - pregunté de regreso.
-Mmm, solo quería saber cómo habías seguido desde lo que pasó el día de tu cumpleaños, y dijo que no te lo preguntaba a ti porque no te veía desde el lunes, así que le pareció extraño y bueno, solo tenía curiosidad.
-Mmm, ¡que considerado! ¿Qué le dijiste?
-Pues la verdad, que estabas bien, que como estabas de vacaciones querías conocer e ir a varios lugares y que por eso no te había visto. - hizo una pausa prolongada. - ¿Pasó algo entre ustedes?
-No, ¿Cómo crees? él fue muy amable conmigo y ya, solo eso. Nada podría pasar entre nosotros, no creo que sea su tipo. - dije recordando a la mujer rubia que había visto con él la semana anterior.
-Tú siempre asumiendo todo sin fundamento - dijo Julián molesto.
-Bueno, no te enojes, solo lo digo basada en lo que he visto. - no quería tener esa conversación otra vez, la conversación eterna que teníamos de que yo podría salir con cualquier tipo porque era una mujer valiosa más allá de ser gorda.
- ¡Ay, Luci! Sabes que no puedo enojarme contigo.
En cuanto terminamos de cenar fuimos al hotel, Julián al día siguiente tendría que ir temprano al circuito puesto que el Gran Premio de ese fin de semana tenía Sprint, que básicamente era una carrera de 24 giros que brindaba más puntos en el campeonato para los primeros 8 pilotos y que asimismo definía las posiciones de salida para la carrera del domingo.
El día siguiente, fui al circuito sobre el medio día para ver la segunda práctica libre. Estuve pendiente de los autos de Mercedes, McLaren y Ferrari. Todos tuvieron buenos tiempos en la práctica, sin embargo, lo importante era la carrera Sprint. En la clasificación del día anterior, la Pole Position había sido para Carlos Vélez que le había quitado la posición a su compañero Marck en el último instante. Los pilotos de Ferrari Charlie y Alessandro habían quedado en la tercera y cuarta posición respectivamente, Gregory empezaría en la quinta posición y Noah tras él.
En cuanto terminó la práctica sobre las dos de la tarde, fui a buscar a Julián, puesto que quería ir a comer algo con él y el Sprint sería hasta las cuatro y media de la tarde. En el box encontré a Noah, que en cuanto me vio me saludó y me abrazó con bastante efusividad.
- ¡Me alegra verte de nuevo! - dijo con su gran sonrisa de niño.
- ¡A mí también me alegra verte Noah! - respondí a su saludo - ¿Has visto a mi hermano?
Noah negó. -No, no sé dónde andará, pero no te preocupes, yo no te voy a dejar sola. Ven conmigo al motorhome y esperamos a Julian allí.
Accedí a acompañarlo hasta el tráiler y me ofreció un té frio y un emparedado para comer.
-Oye, ¿te puedo preguntar algo? - dijo luego de un rato en silencio.
Asentí - ¿Estás saliendo con Gregory? Perdona mi intromisión, es solo que los he visto juntos y bueno parece que hay bastante química entre ustedes.
Me reí. -No, no Noah, ¿cómo crees? Gregory es un buen hombre y todo, pero solo es mi amigo, me cae muy bien y nos entendemos muy bien, pero nada más. - dije y tomé un sorbo de té.
-Menos mal, ya decía yo que Gregory no era tu tipo. - dijo mientras levantaba sus cejas.
Noah me hacía mucha gracia. – Y según tú ¿cómo es mi tipo?