Mi hermano se regresó hacia el lugar del que lo habían llamado. -Noah, ¿Qué estás haciendo aquí? – respondió mi hermano en inglés. – Ella es mi hermana, Luciana- dijo señalándome.
Noah estiró su mano hacia mí y yo la estreche. – Un placer conocerte. – dije en inglés también. Él me respondió con una gran sonrisa, que me recordó a las de los niños pequeños.
-Estoy esperando a Alessandro para cenar algo – dijo respondiendo a la pregunta que hizo mi hermano.
Yo me sostuve con más fuerza del brazo de mi hermano, porque sentía que me podía caer en cualquier momento. Julián debió entender lo que me sucedía.
-Bueno, te veo mañana en el circuito – dijo mi hermano. – Tenemos un gran día por delante. – puntualizó, cerrando la conversación.
Noah asintió, me miró nuevamente y sonrió como antes.
Yo le regresé la sonrisa y levanté mi mano derecha para despedirme.
Antes de que Julián pudiera abrir la puerta para salir, esta se abrió y entró un hombre alto, que me resultaba vagamente familiar, miró a mi hermano y lo saludó con un asentimiento de cabeza.
-Juli, ya quiero ir al hotel. – dije en cuanto sentí la humedad del ambiente, Isabela estaba guardando el teléfono en su cartera mientras caminaba hacia nosotros.
-Ha sido mi madre, que me ha llamado porque me ha visto en línea y ha querido contarme que se va de vacaciones con mi padre. – dijo mirando a Julián.
Él no dijo nada y nos dirigimos al auto, yo decidí hacerme en el asiento de atrás para que Isabela se hiciera junto a mi hermano. Luego, llegamos al hotel, mi hermano me ayudó a registrarme, me acompañaron hasta mi habitación y se despidieron.
-Descansa hermanita – dijo Julián mientras me daba un beso en la frente. – Recuerda que mañana yo me voy más temprano al circuito, en tu teléfono están todos los detalles para que puedas ir mañana con papá y mamá a ver la práctica y la clasificación, también están los detalles del auto que vendrá por ustedes y los dejará allá.
Yo solo asentí, estaba muy cansada y quería irme a dormir. Julián entendió mi gesto a la perfección, nuevamente me dio un beso en la frente, Isabela me dio dos besos en cada mejilla y se marcharon. Tan pronto cerré la puerta, me puse mi ropa de dormir, me desmaquillé, me lavé los dientes y me metí en la cama, no tardé nada en dormirme.
Una risa de mujer me despertó en la madrugada, tal vez a las tres de la mañana, provenía del pasillo, me levanté y me acerqué a la puerta, por la mirilla pude observar a una mujer rubia, preciosa por lo que pude ver, de la mano que tenía estirada hacia atrás estaba el mismo hombre que había visto horas antes a la salida del restaurante. Él la alcanzó, le sonrió y besó su cuello, por un momento pensé que iban a tener sexo ahí justo frente a la puerta de mi habitación y me sentí mal por estar viendo algo que no debería, pero parecieron percatarse de lo expuestos que estaban y empezaron a caminar por el pasillo de nuevo.
Me alejé cuando dejé de verlos, regresé a la cama y recordé a Sebastián, llevaba un año preguntándome con frecuencia cómo había sido tan tonta, cómo no me había dado cuenta de que yo era la otra mujer, había sido mi primer amor y el único porque no estaba dispuesta a enamorarme de nuevo, no quería sufrir de nuevo. Me quedé dormida recordando que me enteré de su engaño cuando me había dicho que saldría de viaje el fin de semana con sus papás y casualmente lo encontré en un restaurante al que iba a verme con mi mejor amiga Valeria. Ella lo vio entrar primero, de la mano de una mujer embarazada, no hice escándalos, le escribí en ese momento para saber cómo le había ido en su viaje, respondió rápidamente que todo muy bien, que seguramente estaría desconectado todo el fin de semana.
Me desperté con el sonido de mi teléfono. Era un mensaje de Julián.
-Ya estoy llegando al circuito. - Era un mensaje para saber si ya estaba despierta.
-Ok, te veo más tarde. – Respondí.
Me levanté y me arreglé. Como estaba haciendo mucho calor, decidí ponerme un pantalón corto, una blusa suelta y tenis, luego, fui a buscar a mis papás que se encontraban desayunando.
-Buenos días – les dije mientras besaba la mejilla de cada uno.
-Buenos días, hija- respondieron al unísono – ¿Cómo les terminó de ir anoche? – preguntó mi mamá.
-Bien ma, todo fue muy bien, estuvimos un rato con Isabela, luego nos encontramos al Noah y ya. Regresamos como a la media noche tal vez. – dije mientras acercaba el vaso de zumo de naranja a mi boca y bebía.
-Me alegra mucha hija, ¿Qué te ha parecido Isabela? – dijo sonriendo – A nosotros nos ha caído muy bien. – soltó mi papá que hasta ese momento no se había interesado en nuestra conversación.
Yo sonreí. -También me ha caído muy bien, siento que es diferente a todas las chicas que ha tenido Juli, parece sincera. Pero solo el tiempo dirá.
Mi mamá asintió mientras terminaba de comer un trozo de fruta. – Es cierto, solo el tiempo dirá, pero tengo un buen presentimiento respecto a ella.
Yo asentí, creía ciegamente en el sexto sentido de mi mamá, muchas veces me advirtió que había algo que no le gustaba de Sebastián cuando salía con él, pero por supuesto yo estaba ciega y no atendía consejos ni señales de nadie. El resto del desayuno estuvimos en silencio, cada uno disfrutando de su comida.
Justo después de terminar el desayuno mi hermano me llamó al móvil.
-Luci, a la salida del hotel estará esperándolos un auto en diez minutos. – dijo sin preámbulo, se escuchaba bastante ruido de fondo. – Las credenciales para entrar las tiene mamá, le di la tuya ayer. Recuérdaselo por favor.
Asentí aun sabiendo que él no podía verme -Bueno Juli, ya te veo. - y colgué, sabía que estaría muy ocupado no quería distraerlo en una conversación que podríamos tener después.
Mis papás y yo subimos rápidamente a nuestras habitaciones para alistar los elementos que podríamos necesitar durante el día, asimismo, mi mamá me entregó mi credencial para entrar al circuito. Estaba tan emocionada, era la primera vez que entraría al circuito de Silverstone, y con credencial VIP, era el sueño de toda mi vida junto a Julián, por él amaba tanto la F1. Antes había entrado al circuito de México y Brasil, pero cada circuito es diferente y ofrece experiencias diferentes.
Como había dicho mi hermano diez minutos después de su llamada una camioneta nos estaba esperando en la entrada del hotel, decidí hacerme en el asiento de adelante para que mis papás se fueran cómodos en la parte de atrás.
-Buenos días, Mister Alex – dijeron mis papás en cuanto se subieron. Me sorprendía cómo mis papás sin hablar poco o nada de inglés se hacían entender.
-Buenos días – dije yo al tiempo que me subía también, en inglés. -Soy Luciana la hermana de Julián.
-Así que tú eres la famosa Luciana – respondió Alex a modo de saludo – Tus papás y Julián hablan mucho de ti. – terminó de decir en español.
Sonreí. -Espero que solo cosas buenas – respondí igualmente en español.
El trayecto hasta el circuito me pareció corto, Alex me explicó que hablaba español porque su madre era de argentina y había migrado muy joven a Inglaterra y allí se había enamorado de un inglés, que es el padre de Alex, así que él desde muy pequeño había aprendido a hablar inglés y español.
-Gracias Alex. – dijimos todos a modo de despedida al bajarnos del auto.
Luego de mostrar nuestras credenciales en los controles de la entrada, nos enviaron directamente a los balcones sobre los garajes (boxes). Estaba completamente asombrada, nunca había estado tan cerca de los monoplazas y de todo el funcionamiento de un circuito de Formula 1 desde el Pit Lane.
Desde donde nos encontrábamos podíamos ver a los ingenieros y el director de equipo de McLaren, que estaban en el cuarto puesto dado los resultados del año anterior. Si me acercaba a la baranda del balcón podía ver incluso a los primeros equipos. Justo en ese momento que me acercaba a la baranda mi hermano se giró hacia nosotros y nos saludó levantando la mano, yo respondí enviándole un beso que había depositado previamente en mi mano.
Era medio día y ya empezaba la tercera práctica libre del fin de semana. Era una hora de sesión en la que los equipos y cada piloto intentaba diferentes configuraciones en los autos para obtener la mejor posición en la clasificación y de ese modo rendir de la mejor manera posible en la carrera del domingo.
Fue una sesión normal, no hubo ninguna bandera amarilla y todo transcurrió con total normalidad en el tiempo estipulado. En cuanto la sesión finalizó Julián subió por nosotros para llevarnos al paddock. El paddock estaba detrás de los garajes, organizado en la posición en que el equipo había quedado en el campeonato de constructores del año anterior, así, los pilotos y el equipo del que había quedado en último lugar tenía que atravesar todo el paddock para llegar al camión respectivo.
Bajamos al box de Noah Duncan y allí mismo había una puerta trasera que nos condujo al camión de Mclaren. Era impresionante, podía verse a algunos pilotos caminando por el lugar, saludando a otros pilotos o a parte del crew de otros equipos. Yo iba agarrada de la mano de mi hermano, sentía que si lo soltaba todo me parecería más irreal de lo que ya era para mí. Estábamos esperando que nuestros padres entraran en la caravana de McLaren cuando me fijé que Noah se saludaba con el piloto de Ferrari que habíamos visto a la salida del restaurante la noche anterior, por supuesto, ellos dos eran amigos puesto que en el pasado habían corrido juntos. Justo cuando estábamos entrando Noah nos vio y levantó su mano para saludar, aunque solo Julián le respondió el saludo porque yo seguía agarrada a su mano.
Cuando entramos Liam Reid el otro piloto de McLaren se encontraba allí, mi hermano lo saludó y me presentó. Julián me ofreció una bebida energizante porque notó que tenía un poco de resaca por el vino de la noche anterior, al ver que no me quitaba mis gafas de sol.
Tomé lo que me ofrecía y comimos algo antes de regresar nuevamente al balcón para ver la clasificación.
La clasificación fue muy emocionante, yo por obvias razones quería que los autos de McLaren tuvieran buenas posiciones, los demás no me interesaban tanto, aunque debo admitir que también quería buenas posiciones para Ferrari porque después de todo era nuestro equipo favorito desde siempre. Al final, cuando parecía que la Pole sería para uno de los pilotos de Ferrari, uno de los pilotos de Red Bull se impuso en la primera posición, y se escalonaron con los de Ferrari, así Noah, se ubicó en la quinta posición tras uno de los pilotos de Ferrari.
En cuanto terminó la clasificación bajamos nuevamente a los boxes para encontrarnos con Julián, en el pit lane, se encontraban los diferentes equipos con todos los ingenieros, los pilotos y las parejas de ellos, no pude evitar sentirme fuera de lugar en ese momento, todas parecían modelos sacadas de las mejores pasarelas del mundo, era una sensación contra la que luchaba constantemente. Julián me sacó rápidamente de mis cavilaciones.
-Luci- dijo subiendo la voz para que lo escuchara entre la multitud. - ¿Qué te ha parecido? – dijo corriendo un mechón de mi cabello.
Sonreí –¡Me ha encantado! - dije abrazándolo.
Cuando abandonamos el circuito, fuimos directo al hotel, Julián quería ducharse para que saliéramos a cenar y mis papás y yo queríamos hacer lo mismo. En cuanto estuve lista, recibí una llamada de recepción informándome que había algo para mí, me pareció extraño, pero igual fui a ver que era. Me entregaron un sobre azul, sellado, agradecí y me dirigí nuevamente al ascensor, había un chico que reconocí como piloto de Mercedes, me sonrió así que le devolví la sonrisa, y me dispuse a abrir el sobre, estaba tan concentrada en lo que tenía entre las manos que no me fije en qué momento terminé rodeada de varios pilotos de Fórmula 1, miré a cada uno, para saber quiénes eran. Estaba Harry Roberts el piloto de Mercedes que me sonrió en cuanto entré al ascensor, con su compañero, Gregory Larsson; los dos pilotos de Red Bull, Marck Parker y Carlos Vélez y los dos pilotos de Aston Martin, Vahan Schmidt y Liam Scott.
Seguí, con mi tarea de descubrir el contenido del sobre, luego de abrirlo tomé lo que había dentro, pero no me di cuenta de que había caído otro papel, al parecer Vahan si se fijó, porque cuando yo estaba saliendo del ascensor, extendió el papel hacia mí y me dijo en inglés:
-Mañana también es mi cumpleaños- y me sonrió.
-Gracias- respondí en inglés, igualmente con una sonrisa. Mientras las puertas del ascensor se cerraban.
Por supuesto ese papelito tenía escrito en letras grandes “Happy Birthday” y la fecha del día siguiente. El otro papel era una carta de Julián en la que me explicaba que mi regalo estaba escondido en algún lugar de la habitación en la que me estaba quedando, así que tenía que ser muy observadora puesto que habría pistas para encontrarlo. Salí del ascensor en cuanto esté señalo que había llegado a mi piso, estaba tan absorta en la carta, que no me fijé que iba a chocar con alguien hasta que fue demasiado tarde. Sentí el dolor en mi hombro al haber chocado con el hombro de otra persona, solté la carta en un reflejo y estuve a punto de perder el equilibrio, pero él me sostuvo del brazo, el otro piloto de Ferrari, el mismo que había visto con Noah Duncan y con la mujer rubia la noche anterior; Alessandro Salvatore.