Capítulo 09: Frutas tan apetecibles.

2581 Words
Sejmet le había dicho muy claro. —Armando tienes que ir o atrás de mí, pisando donde yo piso o junto de mí, estas arenas son muy traicioneras de acuerdo. Armando solo asintió, al seguirla y mirar las pisadas de Sejmet al solo responder: —Sí, sí de acuerdo. Es como así Armando se fue cerca de ella y como si fueran marchando los dos caminaron al mismo tiempo, después de un rato Armando ya iba cansado, así que se lo dijo Sejmet. —Espera, espera ya estoy muy cansado, deja nada más descanso un momento y continuamos, sabes tengo mucha sed, el sol está muy, pero muy fuerte. —Sí, si claro me olvide que eres un mortal como cualquier otro. Entonces Sejmet puso la mano en la arena, cabo un pequeño hoyo del cual empezó a salir agua de la cual Armando se apresuró a tomar, después y enseguida continuaron caminando, conforme lo hacían el punto verde se iba haciendo más y más grande, conforme avanzaban. Así iban sin ninguna novedad, cuando de pronto Armando se tropezó con quien sabe qué y cayo, cuando lo hizo la arena empezó a moverse, entonces el trato de levantarse de inmediato, pero la arena continuo moviéndose, parecía una gran boca de un animal que trataba de engullirlo, de un jalón Sejmet trato de agarrarlo, pero le fue imposible, cuando lo iba a intentar nuevamente de entre las arenas salió una gran serpiente, pero no, no era serpiente, más bien era un dragón, pero no, no tampoco era una mezcla de algo así, esta vio a Sejmet al verla la escupió de su boca salió un gran chorro de algo, que en un momento se pensó que era su veneno, pero al tocar la arena esta se empezó a quemar, así que era algo así como un ácido que derretía lo que tocaba, de inmediato Sejmet puso una barrera para empezar a lo que ella a Armando le dijo fuerte. —No te muevas, entre más te muevas más pronto te va a tragar, no hagas ningún —afirmando, continua Sejmet. —Ningún moviente, quédate inmóvil. Eso trataba Armando, pero a veces sentía que algo adentro de la arena lo jalaba de los pies, sin poder evitarlo, mientras tanto Sejmet con un gran escudo que saco de quien sabe dónde se enfrentó a la serpiente y le grito: —¡Como te atreves insignificante animal deforme a enfrentarte con una diosa, y a querer llevarte a un humano que está bajo mi protección! Diciendo eso y de su cintura saco una gran espada, dio un gran brinco, se fue sobre ella, la serpiente continúo escupiendo, pero este caía en el gran escudo que ella traía, Sejmet sin causarle ningún daño con el gran brinco que esta dio, llego hasta la serpiente y sin ningún esfuerzo le corto la cabeza, esta de inmediato callo y al caer sobre la arena esta se esfumo. Enseguida Sejmet fue a donde estaba Armando, le tomo la mano y lo jalo, él se paró cerca de ella y ella nuevamente le dijo: —No te separes de mí, ya mero llegamos y no hay otra manera de llegar hasta allá, solo así caminando, todas estas arenas están intestadas de miles de bichos venenosos, esperando que alguien o algo caiga para devorarlo de inmediato, en lo que respecta a la arena no importa donde pises, te hundirás, todo el desierto son arenas movedizas, solo los dioses y diosas como yo podemos pasar y pisar esta arena, sin hundirnos, pero solo tenemos un poco espacio, solo son tres pasos a nuestro alrededor es por eso que te digo que no te separes de mí, porque tu ocupas ese espacio y así no te tragara la arena movediza, este desierto fue hecho por un dios muy poderoso del inframundo, para no llegar hasta la bruja, ella la bruja, era una diosa muy, pero muy hermosa, pero ella lo rechazo y en castigo le lanzó una maldición y la encerró en el lugar donde está, además la transformo para que nadie se fijara en ella y ella se arrepintiera por toda la eternidad el haberlo rechazado. Entonces Armando le contesto: —Pues que delicaditos, lo bueno de todo esto es que ellos desaparecerán con el tiempo. Sejmet respiro hondo y dijo: —Si lo sé, pocos sabemos lo que el futuro nos depara y con Daniel hemos visto el futuro y créeme, es mejor que este, pero esto solo lo sabemos unos pocos. Armando asintió con la cabeza y así continuaron el camino hasta llegar al punto verde, que ya para esas alturas ya era más que un punto verde, ya alcanzaban a ver las palmeras, los arboles de dátiles y de pistachos, así caminaron, ya sin ninguna novedad ambos se tomaron de la mano y así llegaron hasta el oasis, si, el punto verde era un oasis en el cual encontraron comida y agua, mucha agua, era una pequeña cascada de agua, entonces Sejmet dijo: —Aquí los esperaremos, pueden llegar por cualquier lado ya que estemos todos juntos, entonces marcharemos juntos para ver a la bruja, es necesario que todos estemos juntos de acuerdo. —Sí, si tú lo dices, lo que no se es que si están aún vivos y esa idea me persigue y me hace entristecer, solo de pensar que uno de mis hermanos haya muerto. —O no, no te preocupes ellos aún están vivos. —Así y como lo sabes. —Yo tengo mis métodos y déjame y te digo que no van solos, sobretodo Titi y Ernesto que ellos si van solos, pero tienen mi protección y en lo que respecta a Guillermo va muy, pero muy bien acompañado él está con Bastet, y también es una diosa muy poderosa y es mi amiga, las dos nos llevamos muy bien así que no me preocuparía mucho por él, pero mira mientras llegan démonos un buen baño sí. Mientras esto pasaba Guillermo y Bast andaban aun en el templo, esperando llegar a un lugar desconocido, así que Bastet con Guillermo caminaron por el camino, se encontraron con Osiri en uno de los pasillos del templo, él se paró enfrente de ella y le dijo: —Que es lo que andas asiendo por este lado, estos no son tus territorios Bast. Bast le contesto: —Eso mismo te pregunto yo, porque que yo sepa Osiri este no es tu territorio, a menos que andes haciendo algo que no debes o te estés metiendo en algo que no te incumbe Osiri. Él le contesto: —Bast, Bast tu siempre tan agresiva, siempre vas al punto verdad y este que te acompaña ¿Quién es? —pregunta al toser la boca. —Mi sirviente ¿Por qué? —pregunta ella. —Vaya, vaya como les ha dado andar con sus sirvientes tú y Sejmet no lo entiendo, pero algo bueno, han de hacer bien para que ustedes anden con ellos. Bastet con cara de fastidio y enojo dijo: —Bueno, bueno que es lo que quieres, para que me estas fastidiando. —No, no quiero nada, solo estoy preguntando, no puedo. —No, no Osiri no puedes, tu sabes perfectamente que tú y yo nunca vamos a estar de acuerdo, sobre todo por lo que le hiciste Amunet nadie lo dice, pero todos sabemos que en su desaparición tu eres el único que tiene que ver de ella y Anubis, pero sabes, yo no te tengo miedo, tu solo eres un dios decrepito en su etapa final. —Ya, ya, ya Bastet tu siempre tan bocona, pero sabes, ten cuidado porque a ti también te puede pasar lo que le paso a Amunet. —Te repito, yo no te tengo miedo pobre bastardo. En eso Bast hizo a un lado a Guillermo, alzo las manos en posición de batalla, Osiri se hizo para atrás, en ese mismo momento Guillermo vio que Osiris hizo un movimiento de manos y es como en ese instante Bast voló por los aires, era como si una mano gigante la botara por los aires, después ella callo, pero es tan hábil que callo parada, la diosa Bast lo miro fijamente con aquellos ojos que penetraban maldiciones contra él, al verse completamente negros, entonces Osiri se hizo hacia atrás con una mirada de rencor a Bast, a lo que ella dijo muy fuerte y enojada sin quitarle la mirada. —Ataquen. Con sorpresa Guillermo vio como de la nada, salió un gran gato que salto hacia Osiri directamente en la cara, clavando sus grandes garras en su cara, este se calló y trataba a toda costa de quitárselo, pero le era imposible, se arrastraba y daba vueltas en el suelo, pero no podía, en eso Bast tomo de la mano a Guillermo, ambos se miran y él nota que los ojos de ella volvieron a ser color canela y es como se fueron corriendo, Bast le dijo a Guillermo: —Ven vámonos ven. Así desaparecieron por los corredores del templo, cuando de pronto llegaron a una gran puerta, Bast la abrió y salieron, cuando lo hicieron Guillermo vio un gran jardín lleno de pavorreales de colores muy oscuros, unos eran completamente negros de diferentes tono gris de lo mismo si, si amigos es la misma puerta que Titi y Ernesto vieron y por la que trataron de salir, pero este jardín era diferente, su pasto su follaje y todo lo que le rodeaba era completamente oscuro, la luz del sol que reflejaba era una luz muy tenue, como si estuviera nublado, pero no había ni una nube, algunos pavorreales estaban tirados muertos, como unos parecía como si ya tuvieran mucho tiempo de estar muertos, otros morían lentamente y los que estaban vivos estos estaban tan flacos, que su plumaje era muy escaso, era un jardín muy triste en sí, ya que en el jardín se respiraba tristeza y melancolía, que había pasado en el jardín eso se preguntaba Guillermo, como podía existir un jardín tan triste y pobre, el verlo causaba tristeza, es cuando ella voltea a mirar a Guillermo al notar y sentir un silencio extraño, al ser que no es algo común que sienta una diosa, es como entonces Bast lo tomo de la mano y le dijo: —No hagas caso de lo que vez este jardín, lo que trata de hacer es que te quedes para absorber toda tu energía y vida, anda vamos no nos detengamos Guillermo, Guillermo. Es como ve que Guillermo no la oía, estaba tan absorto en la tristeza que el jardín le causaba que no se movía, después empezó a llorar, las lágrimas salían solas sin ningún esfuerzo, ella respira profundo, fue cuando decide Bast en tomarlo de los brazos y lo zarandeo diciendo fuerte casi gritando. —¡Guillermo, Guillermo amor reacciona! Pero Guillermo no reaccionaba, esa tristeza continuaba recorriendo, apoderándose de él lentamente, entonces ella lo beso y le hablo diciendo. —Guillermo te amo, no tienes que hacer caso de lo que el jardín desea hacer contigo. En eso Guillermo comienza a reaccionar, pero aquellas palabras de Bast las había sentido y escuchado a la distancia, solo despertó como si despertara de un gran sueño profundo, del cual no podía despertar y le dijo: —Sí, si Bast ya estoy aquí me pareció como que iba cayendo en un gran pozo profundo, el cual no tenía fondo y no dejaba de caer. —Sí, si amor, pero vámonos, alejémonos de aquí lo más pronto posible, mira Guillermo si tu vuelves o tu dejas que el jardín te domine yo ya no voy a poder hacer nada, por muy diosa que sea, si me entiendes, así que enfoca tu mente en otra cosa que no sea el jardín, de acuerdo. —Sí, sí. —contesto Guillermo aun medio mareado por lo que había pasado. Así continuaron caminando por un buen rato hasta que por fin pasaron el jardín, cuando lo hicieron se detuvieron por unos momentos para descansar, entonces Guillermo volteo a ver el jardín y este ya no era lo que había visto, esta vez era un jardín hermoso con grandes árboles frutales, que tenían unas frutas tan apetecibles que a él se le antojaron, de su parte hubiera regresado a tomar una, pero en eso Bast lo vio y le dijo: —Ni lo pienses, es otra trampa del jardín para que te quedes y mueras lentamente y adsorber toda tu vida. Guillermo sonrió y continúo viendo esas hermosas flores de todos colores, las rosas eran perfectas, en fin, se dio la vuelta para continuar con el camino, así el y Bast subieron hasta una gran montaña ya en la cúspide vieron a lo lejos y Bast le dijo a Guillermo. —Mira tenemos que atravesar este desierto, no sé lo que se nos vaya a presentar en el camino, ni lo que el desierto nos tenga reservado, pero bueno vamos con mucho cuidado. —Sí, sí, si claro de acuerdo. —responde él. Así que bajaron y empezaron a caminar por el desierto, el sol era intenso estaba a todo lo que da, Guillermo vio hacia arriba y no, no se veía ninguna nube para que atajara un poco el sol, y así continuaron sin ninguna novedad, después a lo lejos se veían una gran cantidad de rocas enormes y Bast le dijo: —Mira tenemos que llegar hasta haya, pero aún falta un buen. Así continuaron, después Guillermo se paró para descansar el sol, había mirado su cuerpo se estaba deshidratando y ya no podía caminar le dijo a Bast. —Ya no puedo, creo que me estoy deshidratando el sol es demasiado fuerte. —Si espera deja y veo lo del agua. Bast se sentó dónde estaba Guillermo alzo la mano y con un dedo lo giro y de inmediato salieron de la arena unos matorrales que le proporcionaron sombra, después de esos mismos matorrales y por el lado de la raíz, Bast corto un pedazo de rama y empezó a salir agua, un pequeño chorrito por el cual Guillermo junto sus dos manos y empezó a tomar con gran avidez, descanso un rato y cuando se disponían a caminar nuevamente alzaron la vista y a lo lejos se empezaron a ver que algo en el cielo se acercaba hacia ellos, los dos se quedaron viendo a lo lejos como tratando de ver que era o quienes eran esas cosas, y conforme se acercaron vieron que eran unas grandes aves, pero conforme se acercaban Guillermo empezó a ver con terror estas horribles cosas, porque si eran unas cosas horribles, tenían grandes patas de aves con unas enormes garras, ya todo el cuerpo era de ave, las alas, las plumas, solo la cara era como de una mujer, pero con un gran pico tan picudo que era una gran garra y a los lados colgaban unos mechones de pelo lacio, aterrizaron cerca de ellos como si fueran unos grandes buitres, Bast le dijo a Guillermo. —No, no te muevas espera. Bast camino hacia delante y ellos no hicieron nada, después Guillermo siguió a Bast y en ese preciso momento estas aves lo siguieron con los ojos, enseguida. Después ellos continuaron caminando, las aves solo los veían, entonces alzaron el vuelo y empezaron abrir el pico y lanzaban grandes llamaradas de fuego, que ellos iban esquivando mientras corrían, no había donde esconderse o atajarse del ataque de estas aves.
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