Después Bast se paró y puso un escudo entre ellos y las aves en el preciso momento en que las llamas los iban a alcanzar, de pronto Bast vio a lo lejos que se acercaban más aves, esta era toda una parvada y dijo:
—De esta no vamos a salir.
Mientras estas aves se lanzaban sobre el escudo que Bast había puesto, se lanzaban con gran saña que parecía que en cualquier momento lo iban a romper, enseguida Bast empezó a flotar, saco un arco de no sé dónde y empezó atacar a estas, pero no les hacía nada, eran demasiado fuertes para Bast, ella estaba sola, cuando les lanzaba las flechas estas caían, pero en seguida se levantaban y volvían a atacar, cuando Bast se dio cuenta de esto entonces lanzo una flecha hacia el cielo y esta se perdió en el la parvada de estas aves, se acercaba cada vez más Guillermo, se sentía inútil ante esta situación entonces le grito a Bast.
—Qué puedo hacer en que te puedo ayudar dime.
Así que ella le dio el arco y le dijo:
—El escudo ya no va aguantar mucho así que solo no dejes que se te acerquen.
Y así fue, el escudo ya no aguanto mucho, estas aves se notaba que al que querían era a Guillermo, así que despues de desaparecer el escudo se fueron contra él, la parvada llego, Bast luchaba con ellos pero no era suficiente, Guillermo en un momento de distracción llego una ave volando y lo tomo con una pata y con sus garras lo atrapo, sin que él pudiera hacer nada, Bast al ver esto se lanzó para alcanzar a rescatarlo, pero estas aves no la dejaban pasar, ella vio cómo se alejaban con Guillermo, así que Bast chiflo muy fuerte y en ese momento salió de la nada un gran felino, en el cual ella monto de inmediato y empezaron a seguir a estas aves, para ver a donde llevaban a Guillermo, el felino era un gato normal, solo que de gran tamaño con hermosas y grandes alas.
Después de unos minutos de seguirlos al fin llegaron a un cráter de un volcán, en el cual entraron todos, Bast los seguía y los siguió hasta ahí, las aves entraron en las profundidades y Bast muy decidida para rescatar a Guillermo entro detrás de ellos, la que traía a Guillermo tomo otra dirección, ya dentro del cráter Best la siguió hasta que llego a una gran cueva, donde dejo a Guillermo que estaba como desmayado, por un momento Bast al verlo pensó que él ya estaba muerto, pero él se empezó a mover cuando lo dejo el ave en el suelo, Bast bajo del felino, este al momento de bajar Bast se desapareció, ella se acercó a Guillermo de inmediato, quería cerciorarse de que él estaba bien, cuando estaba en eso se oyó una voz que decía:
—Hay mira que tierno espectáculo ambos se ven muy bien, jamás me imagine que una diosa tan poderosa se enamoraría de un criado, bueno, bueno que este es algo muy especial.
Ella se paró, Guillermo ya lo había hecho, los rodeo y dijo:
—Bueno es que este no está nada mal Bastet, tienes muy buenos gustos.
Bastet le respondió:
—Vaya, vaya si eres tu Neith, debí imaginar que eras tú, solo a ti se te ocurren estas cosas, dime que es lo que quieres.
—Bueno, bueno si vamos hablar claro vamos hacerlo Bastet, como tú sabes y lo has de saber, desde el momento en que te convertiste en la protectora de este hombre, así que lo que quiero es a él, solo él me puede darme lo que yo quiero.
—Y que es lo que quieres, no entiendo que te puede dar un humano como él.
—Ni te lo imaginas él tiene lo que yo quiero tu Bastet, sabes lo que significa tener atrapados a dos dioses como Anubis y Amunet, tu poder es ilimitado o que crees que el poder de Osiri lo tiene nada más porque si, aunque te diré de un tiempo acá ya lo dudo, deja mucho que desear y últimamente anda muy, pero muy preocupado, yo sé que hay algo que ha perdido porque perdió los grandes poderes de los que presumía.
—Bueno, bueno y que tiene que ver este humano en esto, él es tan indefenso como un gatito.
—Él tiene lo que yo quiero y lo que Osiri ha perdido verdad, tu cómo te llamas.
—Yo Guillermo.
—A ver, a ver dame lo que traes.
—Yo, yo no traigo nada y si lo trajera no te lo daba.
—Mira no seas necio y dame lo que traes.
—Ya le dije que no traigo nada, que es lo que quiere para ver si en verdad lo traigo.
—Vaya, vaya el muchacho me salió rezongón.
Mientras tanto Bastet solo veía lo que pasaba.
—A ver para empezar dame el anillo, el anillo de Amunet, esa es la clave porque ella no se lo quitaba ni para dormir, es decir nunca, así que más te vale dármelo.
—No, no lo tengo.
—Que me lo des.
—Ya le dije que no lo tengo.
—Bueno tú te lo buscaste.
En ese momento Bastet se interpuso entre los dos y le dijo:
—Espera él te dice la verdad no es él, el que lo trae.
—A entonces tu sabes todo, es por eso que eres su protectora tú quieres más poder.
—No, no sé por eso y no te voy a dar ninguna explicación, sobre todo a ti, que no se puede confiar en ti.
Neith la vio con furia se hizo para atrás y le dijo:
—Te vas arrepentir.
—No Neith no lo hagas porque no tendré clemencia contigo y tú lo sabes.
Enseguida Neith con un movimiento trato de atacar a Bastet, pero ella ya estaba atenta a todo lo que tramaba Neith y la ataco con una bola de fuego ,enseguida llegaron las extrañas aves para atacar a Bastet, Bastet con un movimiento de una mano empezaron a aparecer por todos lados grandes felinos, que se fueron en contra de estas aves, era como si un gato atrapara a las lagartijas ,estas se retorcían en las fauces de los felinos chillando de dolor, estos chillidos era tan fuertes y ensordecedores que Guillermo tuvo que taparse los oídos, para que estos no se reventaran. Mientras tanto Bastet luchaba con Neith esta última lo único que hacía era repeler el ataque para no caer, Neith viendo que sus aves morían y que ella iba perdiendo la batalla, corrió hasta donde estaba su trono y desapareció, al igual y al mismo tiempo que sus aves infernales, Neith era una diosa que salió del inframundo, es por tal motivo que ella no vivía en el templo, ella fue confinada a vivir en las cuevas fuera y lejos del templo, sus poderes si era poderosos, pero no tanto como la de los dioses que viven en el templo, ellos eran protegidos por el gran dios, mientras que los que venían o lograban escapar del inframundo eran repudiados por los verdaderos dioses, este era el caso de Neith que era diosa de todas las aves de rapiña, estas eran dirigidas y comandadas por ella, es por tal motivo que era tan importante apoderarse del anillo que traía Nefertiti, porque ya con esos poderes ella podía salir y enfrentarse con cualquier dios que quisiera detenerla, con estos poderes ella puede apoderarse del gran templo, una vivienda de los dioses protegidos por el gran dios.
En seguida Guillermo ve en ese momento que los felinos eran de diferentes colores, estos colores iban desde blancos y otros eran de color naranja, amarillo, verdes etc., etc. enseguida rodearon a Bastet, esta los acaricio a todos y cada uno de ellos en ese instante todos desaparecieron, así como aparecieron, solo uno se quedó con ellos, este se echó junto a Bastet y esta última le dijo, así como al mismo tiempo le daba la mano, para que subiera con ella al gran felino:
—Vamos Guillermo salgamos de esta cloaca.
El felino se elevó y voló por los túneles, ya nada les impedía salir de ese lugar, el felino atravesó el desierto con ellos en el lomo, llegaron hasta donde se veían la gran cantidad de piedras, al llegar el animal se echó, bajaron ambos del lomo de él, en seguida el felino desapareció ante los propios ojos de Guillermo, cosa que no dejaba de sorprenderlo, para Bastet, esto era muy normal, los dos se pararon, vieron a su alrededor y tan solo vieron piedras y rocas de diferentes colores, lo curioso de todo esto es que las rocas y piedras eran de un solo color, lila oscuro, despues Guillermo vio el piso y también era del mismo color y no era tierra lo que pisaban, todo hasta el piso era de piedra. Enseguida vio que en las rocas más altas y grandes había una piedra más pequeña, pero con curiosidad empezó a verlas más detenidamente, Bastet le pregunto:
—¿Que ves con tanta insistencia?
—Eso mira eso no son piedras comunes tiene, la forma de algo no sé de qué, pero tienen forma.
El bajo la vista y empezó a pensar y dijo:
—A si, si ya sé que son.
—Que, que se te hace que sean, yo las veo normales.
Diciendo esto alzaron la vista nuevamente para ver esas extrañas piedras, cuando lo hicieron estas ya estaban volteadas como si los observaran, así de esa manera Guillermo las vio mejor y dijo:
—Son gárgolas, si son gárgolas y estas están cuidando algo o a alguien, si viste que se voltearon a vernos.
—Sí, si lo vi, pero vámonos entre más pronto salgamos de aquí mejor vamos, Guillermo anda, caminemos rápido.
Parecía que Bastet deseaba alejarse rápido de ahí, Guillermo pensó “Bastet sabe algo de todo esto, pero no me quiere decir”, Guillermo iba intrigado por ver a Bastet tan misteriosa, pero el continuaba viendo a estas piedras en forma de gárgolas que no dejaban de seguirlos, mirándolos fijamente, ellos continuaron caminando entre piedras y rocas, esto no parecía tener fin, subían, bajaban hasta que Guillermo le dijo a Bast.
—Oye Bast porque no subimos a lo alto de esa roca que parece la más alta, para ver por dónde vamos y cuanto nos falta para salir de aquí.
—Sí, si vamos.
Enseguida empezaron a subir, las gárgolas continuaban siguiéndolos, ellas volteaban según el rumbo que ellos tomaban, al fin llegaron a la sima vieron hacia el horizonte, pero no se veía nada, solo rocas y más rocas, de ahí bajaron para continuar caminando, cuando de pronto vieron una pequeña ave, esta estaba sola, Guillermo se acercó a ella la tomo entre sus manos y dijo:
—Pobre mira donde está.
En eso Bastet le dijo:
—No, no deja no lo agarres no.
Pero cuando dijo esto ya era demasiado tarde, esta pequeña ave se convirtió en Neith que de inmediato agarro a Guillermo, este trataba de zafarse de los brazos de Neith, pero esto era inútil no podía moverse entonces Bast le dijo:
—Suéltalo él no tiene lo que andas buscando, suéltalo.
Ella intento caminar y llegar hasta donde se encontraba Guillermo, pero esta fue interceptada por las gárgolas que de un salto la rodearon y no la dejaban pasar, enseguida ella empezó a luchar con ellas, pero todo era inútil porque así como terminaba con una esta se reponía, así pues Bast terminaba con una asiéndola polvo, está la explotaba para que solo quedara polvo, pero este polvo volvía a tomar forma de la misma gárgola, mientras tanto Guillermo entre tanto que luchaba logro zafarse de las garras de Neith, cuando trato de acercarse a Bast otras gárgolas lo rodearon a él también, así que no había que hacer nada, entonces Neith le dijo:
—No te voy a dejar ir hasta que me des lo que traes, me lo tienes que dar por tu voluntad propia, yo no puedo quitártela tienes que dármela tú.
—Pero yo no traigo nada, de verdad no traigo nada.
Mientras tanto Bast al ver que no podía con las gárgolas, decidió ya no pelear con ella, entonces estas tan solo la seguían rodeando, mientras ella no se moviera ellos no hacían nada solo la observaban, Bast empezó a pensar como las podía terminas, sus gatos no podrían con ellas pues eran de piedra, llamarlos era como mandarlos a una muerte segura, así que esa no era la solución y ella jamás arriesgaría a sus felinos a una muerte segura, entonces pensó la tierra con que la podía terminar por lo menos debilitar, en eso sonrió.
Mientras tanto Neith continuaba convenciendo a Guillermo que le diera aquello que traía, enseguida volteo a ver a Bast que estaba sentada en una roca.
–Ja, ja, ja mírate nada más como estás vencida, que crees que ya habías terminado conmigo, pues ya vez que no, no es tan fácil terminar conmigo, estas en mis territorios y mientras estés aquí la que manda soy yo y sabes lo mejor que puedes hacer es decirle a tu protegido, que me de lo que trae, porque de otro modo lo matare y no sabes cómo lo voy a gozar. —decía alegre Neith.