Capítulo 06: Anillos de oro.

2638 Words
—Pero que vamos hacer. —dice Guillermo. —Sí, vamos a los sótanos del templo donde está la diosa ISISAS, tal vez ella nos pueda decir en donde está. —Pues vamos allá. —responde él decidido. —Sí, pero no va a ser nada fácil. —Pero ya lo iremos solucionando conforme se vayan presentando. —terminan diciendo Guillermo Así Bast tomo de la mano a Guillermo y salieron de la habitación, se fueron caminando por los corredores, nadie tenía que sospechar nada y sobretodo nadie tenía que darse cuenta, que Guillermo estaba en el templo, eso podría atraer que lo detuvieran y lo condenaran a muerte. Mientras tanto Armando hacia lo suyo, recorriendo lo que a él le correspondía, entraba y salía de cada habitación, pero no encontraba nada ni a nadie, esto lo estaba desesperando, él pensaba, “después de terminar con esto que sigue, no tengo idea ni de lo que estoy buscando” ya casi para terminar y pasar a otro corredor totalmente distinto, entro a una habitación, esta era muy distinta, en el centro de ella había un gran jarrón con una cabeza de león labrada, entro en aquella habitación que solo se encontraba y la recorrió y por todos lados, había talladas cabezas de león, salió a la terraza, desde ahí se veía toda la ciudad, era monumental, después entro y pensó, “si, no cabe duda que esta es la habitación de Sejmet, pero ella que tiene que ver con Amunet y con lo que le pasa a Nefertiti”, en eso estaba cuando vio una sombra que se dirigía a él, esta sombra era enorme, parecía la de un león parado en dos patas, esto le causo temor pues este parecía que en cualquier momento lo atacaría, así que decidió no moverse y poco a poco se empezó a dar la vuelta para enfrentarse a tan grande animal, él sabía que llevaba las de perder, pero ya no podía hacer nada, tenía que enfrentarse, por un momento cerro los ojos, después de no sentir el ataque de tan feroz animal abrió los ojos  y con sorpresa vio que era una mujer muy, pero muy hermosa, con ropas que apenas y tapaban algo de su cuerpo, la vio de arriba abajo, vio sus torneadas piernas de un color café claro, una cintura diminuta que realzaba sus grandes pechos tapados por un pectoral de color rojo y amarillo, que eran esmeraldas cubiertas de oro, después vio su cara con unos labios carnosos y sensuales, sus ojos eran grandes y de color café claro, su pelo era largo que llegaba a su pequeña cintura de color miel y sus ojos, esos ojos tan grandes y expresivos, después se vieron frente a frente, ella con su seño enojada y el sin saber que a ser, entonces ella dijo: —¿Quién eres tú? Y ¿Qué haces aquí? —Yo, yo me llamo Armando y estoy aquí porque iba pasando y me equivoqué de habitación, pensé que era la mía, creo que me dieron mal las instrucciones o las entendí mal y me perdí —, Armando alzo los hombros y continuo. —La verdad creo que estoy perdido. —A sí, pero nuevamente ¿Quién eres tú? —pregunta de nuevo al mirarlo de arriba y abajo. —Ya te dije Armando. —Sí, pero de dónde vienes, no eres de aquí, no vives aquí, no eres egipcio de ¿Dónde eres? —A, a, a mira yo soy invitado por Set, el me invito a pasar unos días aquí. —A, a Set, Set el siempre tan raro y con sus invitados más raros, sabes no eres el primero que invita y es de otra época o no es así. —Sí, si tienes razón.  Ella camino hacia él, le dio la vuelta observándolo y dijo: —Mmmmmmm no estás tan mal, el ultimo que trajo es muy viejo, pero tú sabes, eres muy atractivo y me he sentido aburrida. Armando se sonrojo y dijo: —También tu eres muy bella, muy guapa. En seguida se paró frente a él, paso sus manos por sus hombros cortando la distancia y toco su nariz con la de él, y después lo beso, el correspondió al beso, la abrazo y continuaron besándose, era un beso muy apasionado que invitaba a continuar, pero en eso tocaron la puerta, Armando siente que las manos de ellas bajan hacia su pecho y es como se separaron de inmediato, Sejmet se separó de él y dijo fuerte. —Adelante. En eso entro un sirviente que llevaba frutos secos y vino tinto, ella le dijo: —Déjalo en la mesa. El sirviente lo hizo, se dio la vuelta y se fue, no sin antes hacer su reverencia hacia la diosa, ella con la mano le señalo los frutos y le dijo: —Gustas. El contesto: —No, no gracias. —Mmm… mmm Daniel no había traído ni enviado nunca a otras personas, ha de ser por algo muy especial y menos a hombres tan atractivos, a ¿Que has venido? —pregunta algo coqueta. —No sabes, de verdad, no sabes nada. —No la verdad no me ha interesado lo que Daniel y Set hacen, los dos están medio locos, pero no hacen daño a nadie y por eso se les permite. —Está bien yo te diré lo que pasa y el por qué estoy aquí a, pero déjame decirte que también tu eres una diosa muy bella y muy atrevida. —Si sabes esto es una nueva experiencia para mí y fue muy grata, se podría decir que me he enamorado de ti, pero aun no estoy segura, te acostarías conmigo, me harías el amor. —Si, por mi encantado, pero no vine a eso, lo primero es lo primero, Sejmet esto es muy serio para mí, tal vez para ti solo es una aventura o algo nuevo que no habías experimentado, pero para mí es algo muy, muy serio así que mejor me voy y continuo solo. —No, no, no espera tienes razón yo tome esto muy a la ligera, pero cuéntame dime y si puedo ayudar lo hare —, él se regresó, la vio y ella continua. —Además eres un irreverente. —dijo Sejmet. —Yo porque, no te he faltado al respeto en nada, yo soy un caballero. —Oye te diste la vuelta así nada más, así. —A querías que me despidiera, pues bueno. Él le estiro la mano para despedirse ella, se le quedo viendo muy sorprendida, entonces el tomo su mano la agito de arriba a abajo y le dijo: —Bueno adiós, quizá nos veamos otra vez, pero si no me dará mucha tristeza, pero lo superare y serás un bello recuerdo, me dio mucho gusto conocerte y sobre todo nunca olvidare ese gran beso que nos dimos, adiós. Ella estaba sorprendida, no podía creer lo que estaba pasando con este hombre, después jalo su mano muy molesta, pero al mismo tiempo incrédula le dijo: —Ya ves eres un irreverente. —Pero porque no he hecho nada malo. —Como que no has hecho nada malo, está prohibido tocar a una diosa y tú me has tomado de la mano. Él sonrió y contesto: —Ja, ja, ja como que no te puedo tocar, pero que tal tu si puedes besarme sin pedirme permiso, eso sí se puede a ser pues probemos nuevamente. Él la tomó de la cintura y la beso, ella correspondió al beso después él se separó de ella y le dijo: —Ya contenta, ya me despedí de ti, de todas maneras, no sé si quieras otra cosa. —Que, que sabes que te podría mandar a matar por esta imprudencia. —Cual imprudencia, tú me reclamas que no me despido, pues ya lo estoy haciendo. Ella lo mira frunciendo el ceño y patalea en el piso, asiendo berrinche y dice: —No, no es eso, yo solo quería que te inclinaras hacia mí y me pidieras permiso para retirarte, no que nada más te diste la vuelta me diste la espalda y te fuiste y las cosas acá no son como tú las dices, aquí se hace lo que los dioses y diosas mandan, si me entiendes. —Bueno pues ya es hora de que te des una vueltecita por mi época y aprendas que todos somos iguales, y no existen las jerarquías, si me entiendes verdad. —No, no te entiendo, pero ya lo estoy pensando muy seriamente de hacerlo para poderte entender, porque no entiendo nada. —Bueno, bueno Sejmet me vas ayudar o vas a continuar haciendo berrinche. Con desgano dijo: —Sí, si te voy ayudar yo estoy contigo, pero primero dime que es lo que paso o que es lo que buscan, porque arriesgarse a venir hasta aquí. —Pues mira siéntate. La tomó de las manos y la sentó junto a él y le dijo: —Mira el que estemos aquí es mi culpa, en mi época yo fui a visitar Egipto y le compre a un tipo de allá unas baratijas, eso creí yo, pero resulta que no eran baratijas eran genuinas, no recuerdo bien que cosas eran, llegue a la tienda de mi papá porque mi papá tiene una tienda de antigüedades y puse las cosas en diferentes lugares sin tomarle importancia, pero mi hermana Nefertiti lo que tomo, fue un anillo que iba entre todo y se lo puso. Ella sorprendida le dijo: —Nefertiti es tu hermana, la diosa Nefertiti es tu hermana, ella es muy poderosa y muy mala. El vio hacia arriba se puso la mano en la frente y dijo: —No, no, no ella se llama así, pero no es la diosa Nefertiti, ella vive en mi época, no en esta entiendes. —A si, si ya entendí y luego. —Y conforme pasaban los días ya el anillo no podía salir de su dedo y empezaron a pasar cosas raras en la casa, y sobre todo se escuchaban muchos gatos. —A si seguramente era Bast, ella siempre anda en asuntos de esos y luego. —Ya todo se hizo insoportable por más que quisimos investigar y saber qué es lo que estaba pasando, no sabíamos nada, lo único que logramos saber es que el anillo pertenecía a la diosa Amunet, así que mi papá contacto al profesor Daniel, el cual tenía los medios para traernos hasta aquí con Ernesto, que es su discípulo y solo él sabe cómo se puede y de qué manera traer a alguien hasta aquí, entonces por eso es que estoy aquí, pero nunca pensé encontrarme con un diosa y menos que fuera tan hermosa y sexi como tú. —Y que dijiste. —Sexi. —Y eso que es o como se come. Él sonrió y dijo: —Ja, ja, ja a después te lo explico, por el momento enfoquémonos en lo que me trajo hasta aquí. —Sí, si tienes razón, mira pues lo que se yo es que Bastet era la protectora de Amunet, pero algo paso y Amunet desapareció, ella estaba enamorada de Anubis, ambos se querían, ya tenían planeado unir sus vidas ante el gran dios, pero con lo que no contaban es que había otra persona que estaba enamorado de Amunet, ella no lo sabía, pero él no iba a permitir que se casara Anubis, quien era, no lo sabemos, de lo que si estamos seguras es de que él fue el que desapareció a Anubis, con que artes, pues con malas artes y engaños porque Anubis es una diosa muy poderosa, no es mala, pero sí muy poderosa y Bast es su mejor amiga, es por eso que ella no ha parado de buscarla y de ver donde está, así como de saber quién lo hizo, eso no lo ha podido descubrir, en un principio todos empezamos a buscarla y queríamos saber en dónde estaba y quien la había desaparecido, pero como todo fue inútil ni la encontramos, ni supimos quien la desapareció, todos nos dimos por vencidos, solo Bast fue la única que no ha dejado de buscarla y estoy segura que cada día se acerca más a ella y si están ustedes aquí para encontrarla, estoy segura que lo harán, si la van a encontrar, pero de eso a rescatarla o terminar con una maldición eso está muy lejos, si no es que mueren en el intento, sabes esta o este porque no se sabe es sumamente poderoso, pero como todos y todas las diosas tenemos nuestro lado débil, pero hay que encontrarlo y esto es lo más difícil. —Entonces no sabes donde esta Amunet. —No, no lo sé ni yo ni nadie. —Entonces que es lo que se puede hacer. —Mira no sé, aunque podría ser, si logramos llegar a los sótanos del templo, talvez ella nos lo puede decir. —Tenemos que intentarlo todo a quedarse parado, sin hacer nada. —Está bien vamos sígueme. Los dos salieron a los grandes corredores del templo, Armando siguiendo a Sejmet, mientras tanto Ernesto y Titi hacían lo suyo, Ernesto prefirió acompañar a Titi él, pensó que era muy peligroso para que ella fuera sola, así que la acompaño y ambos recorrían los corredores del templo, sin encontrar nada, quisieron entrar a varios aposentos, pero no se pudo pues la mayoría estaban cerrados. Continuaron buscando que no lo sabían, pero tenían que encontrar algo que los guiara hasta donde estaba Amunet, pero no, no encontraban nada, de pronto escucharon pisadas que se acercaban hacia donde estaban ellos, entonces Ernesto vio a su alrededor y vio un pequeño hueco cerca de una puerta, jalo a Titi y se escondieron el hueco, era muy pequeño así que estaban demasiado juntos, Ernesto tomo de la cintura a Titi y la abrazo hacia él, sus caras se juntaban de lo cerca que estaba, ella se volteaba de lado, estaba muy incómoda en esa posición, si, Ernesto le gustaba desde que lo vio la primera vez le gusto, se sintió atraída, pero en este momento y en esta posición se sentía incomoda, él le gustaba, pero no sabía si ella le gustaba a él, así que por el momento no sabía qué hacer, en eso ella le iba a ser una pregunta cuando Ernesto le tapó la boca con la mano, pues en ese preciso momento pasaba un hombre vestido como faraón, él era alto, delgado, pero atlético con la piel clara, demasiado clara para ser normal, dando grandes pasos, su pelo era casi blanco, en los dedos de sus manos estaban llenos de anillos de oro, todos eran diferentes, pero había uno en especial que llamo la atención de Ernesto, era grande, el más grande de todos era de oro y en el centro tenía una piedra negra que reflejaba todo lo que había alrededor, más que una piedra parecía un ojo n***o que cuando lo veías, te sentías que estabas en un inmenso infinito sin fin cayendo sin llegar a ningún lado, solo flotabas, eso fue lo que Ernesto sintió cuando de repente Titi lo movió, pero él no hacía caso, no retiraba su mirada de aquel anillo, entonces Titi alzo la mano cuidadosamente sin hacer ningún ruido y sin que se notara su movimiento, tapo los ojos de Ernesto su mano se interpuso entre el anillo y Ernesto eso hizo que el reaccionara, era como si él hubiera estado hipnotizado, al girar y volver su mirada hacia Titi y él solo hubiera despertado de una gran pesadilla, entonces es como ahora era la mano de Titi quien tapaba su boca de Ernesto, para que no se oyera su respiración tan agitada, era como si hubiera regresado.
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