Capítulo 05: Cuidado con tus gatos.

2650 Words
Después Set tomo la palabra y les dijo: —Bueno no sé, pero mi amigo Daniel ya les ha de ver dicho todo, desde el momento de que están aquí, es porque ya saben todo sobre la burbuja, el vino y me explico todo lo que estaba pasando contigo Nefertiti y esto se tiene que arreglar de inmediato, pues tu vida corre peligro, pero antes se van a tener que cambiar sus ropas, porque de otro modo los van a detener de inmediato y los mandarían a las catacumbas. En eso aplaudió y llegaron las mujeres con sus ropas de cada uno, llevaron a cada uno a diferentes carpas más pequeñas, a Titi la acompañaron tres mujeres, las cuales la vistieron como toda una diosa egipcia y al final una capa azul cielo, después salieron los cuatro, el sacerdote Set los esperaba afuera de la carpa ya con un carruaje dirigido por seis caballos, subieron y empezaron a viajar, así duraron como una hora, mientras Set les decía: —Recuerden que solo tiene unas horas y para que regresen a su época deben de estar aquí, en el mismo lugar, en el oasis para que regresen, así que esto tiene que ser rápido. Así continuaron cuando de pronto llegaron, Titi se asomó por la ventana y vio a mucha gente que andaba por las calles comprando y vendiendo diferentes cosas, después el carruaje se detuvo, Set bajo del carruaje y ellos detrás de él, subieron las escaleras, Titi vio con gran asombro el templo, era tan grande esas columnas que sostenían el gran templo, vio hacia arriba y vio que salieron de inmediato a recibirlo los demás sacerdotes, ellos con gran respeto saludaron a Set, este se acercó y les dijo: —Estos son nuestros visitantes que vienen de otras tierras muy lejanas y se van a quedar unos días aquí, así que quiero que se les trate muy, pero muy bien. Así nos dieron el paso y entramos al templo, este era enorme, los grandes pasillos por donde quiera, esto parecía un laberinto, pero así entramos Set nos dijo: —Adelante ya lo demás corre por su cuenta.  Diciendo esto él se dio la vuelta y se fue ellos se quedaron por un momento sin palabras, pero Ernesto dijo de inmediato. —Bueno a lo que venimos, vamos a buscar a Amunet, ella es la clave de todo, si la encontramos sabremos todo, Titi le podrá entregar el anillo y nos regresamos a casa, así que nos separaremos y así más fácil recorreremos más rápido el templo, y hay más posibilidades de encontrarla más pronto. Después Armando dijo: —Si dentro de dos horas nos vemos, para ver hasta donde hemos avanzado y continuar planeando lo que se va a ser, de acuerdo. —De acuerdo. —contestaron todos. Después cada quien tomo su rumbo y se fueron, Guillermo que es el más curioso empezó a entrar en cada uno de las habitaciones que se iba encontrando, entro en la primera que encontró, la miro minuciosamente, esta parecía ser de una mujer por la forma en que estaba decorada con tela de gasas de colores muy claros, y en el centro una gran cama a un lado, una como banca, se asomó al balcón de esta habitación este tenía una vista panorámica espectacular de toda la ciudad, desde ahí se veía la gran pirámide tan cerca que parecía que la ibas a tocar con tan solo estirar las manos, esto es lo que Guillermo pensó, al verla posteriormente salió de la habitación de quien era, no sabía, pero salió, continuo caminando por el largo corredor. De vez en cuando se encontraba a algún sacerdote o algún sirviente, Guillermo intento saludarlos, pero estos solo se pasaban de largo, así que después ya no lo intento y él también se seguía de largo, después vio otra habitación y entro en ella, esta era diferente a las demás a las que había visto, cuando entro, se paró en la puerta y desde ahí sentía algo raro, algo que no era bueno, después recorrió con la vista la habitación y en esa no entraba la luz del día, solo se veía la luz que unas antorchas pegadas a la pared alumbraban las cortinas y velos, estos eran de colores oscuros como n***o, café, azul marino, estos en diferentes tonos, Guillermo entro sigilosamente, la cama que estaba en el centro tenia las ropas de cama negras, cuando dio unos pasos hacia dentro se le atravesó un gran gato n***o que maulló, se erizo y después brinco hacia él, ya que lo tenía cerca, este dio vueltas entre sus pies, Guillermo con cuidado lo hizo a un lado, pero el gato no hacía caso, quiso dar otro paso hacia dentro, pero el mismo gato se paró enfrente de él, lo vio fijamente y no lo dejaba pasar, Guillermo hizo el intento de sacarlo o por lo menos hacerlo a un lado y le dijo: —Suu, suu, suu déjame pasar. Guillermo con sorpresa vio como el gato se hizo a un lado y lo dejo pasar, el empezó a ver y a buscar algo que le indicara de quien era esa habitación, pero no encontraba nada, de pronto sintió una ráfaga de aire que hizo que se estremeciera, era como si en el aire estuviera alguien observándolo, pero él no veía a nadie, por más que el buscaba con la mirada por toda la habitación. A un lado de la cama había una gran silla, después estaba el balcón al cual Guillermo se dirigió, abrió las cortinas y se asomó, este daba al gran jardín del templo, el jardín era muy hermoso y estaba muy cuidado, después volvió a entrar a la habitación, con la mirada recorrió toda la habitación, como que él se quería cerciorar de que esta estaba vacía, después camino hacia la salida, cuando iba a la mitad de la habitación oyó una voz de mujer detrás de él que le decía: —¿Qué haces aquí? Él se voltio de inmediato no entendía pues unos segundos antes había visto la habitación y no había nadie, cuando lo hizo vio en esa gran silla tipo sofá entre la penumbra a una mujer sentada el, quedo anonadado, era tan hermosa con unas ropas que apenas tapaba su hermosa figura, su piel era color miel, que contrastaba con esos ojos color café y esa diadema en su cabeza adornada con piedras preciosas, en las manos traía dos grandes brazaletes de oro, mientras él la veía varios gatos se acercaron a ella que la empezaron a rodear, entonces ella dijo: —Que pasa ¿Qué haces aquí? Él contesto: —Nada solo iba, pasando y entre. —A, a, a y encontraste algo que te interesara. —No, no, no perdón y apropósito ¿Quién eres tú? —A no me conoces, eso lo tendría que decir yo, puesto que yo vivo aquí, quien ere tú, tu no vives aquí, ni siquiera eres uno de los sirvientes. Ella lo veía con cierta coquetería que él no rechazaba y le dijo: —Soy amigo de él sacerdote Set, el me invito bueno, bueno nos invitó a pasar unos días aquí con él en el templo. Ella se paró lo vio más detenidamente, le dio la vuelta viéndolo como si quisiera descubrir algo en el que la atraía, después ella dijo: —No, no, no a mí no me engañas, tú no eres de aquí. —No, no soy de aquí, eso es cierto, no soy de aquí. —No, no yo quiero decir que tú no eres de este mundo, tu vienes de otro lado de otro planeta o de otra época ¿Qué haces aquí? —pregunta. —Está bien yo te lo voy a decir, pero primero dime tu quien eres y que haces a y otra cosa ¿Porque los gatos? —A no me conoces, no sabes quién soy, pues de que planeta vienes, pues yo soy muy conocida tanto en el presente como en el futuro, a ver veme bien. Ella se paró en el centro de la habitación, se dio la vuelta para que Guillermo la viera bien, pero no contaba con que Guillermo de la Grecia antigua no sabía nada, así que el viendo lo hermosa que era eso es lo único que veía él le dijo: —No, no sé quién eres. Ella paro de dar vueltas y con un seño de enojada le dijo: —Estas seguro de que no me conoces a ver qué tal que no te acuerdas de mí, haz memoria tienes que conocerme. Guillermo con una mano se rasco la cabeza y dijo: —No, no de verdad que no, no sé quién eres. Y sonrió levemente, ella con cara de berrinche se sentó y dijo: —No puede ser que yo haya encontrado a este tonto que no se imagina ni quien soy, a ver tu ¿Cómo te llamas? —pregunto arqueando la ceja. —Guillermo. Él camino hacia ella donde se encontraba, se paró junto a ella, ella lo vio de arriba abajo. —A ver Guillermo ¿Te gusto? —pregunta al sonreír coquetamente. —Sí, eres una mujer muy bella. —¿Qué, que? —dice ella algo exaltada. —Si eres una mujer muy bella. —Yo no soy una mujer. —A no, entonces que eres un travesti. —¿Qué? y ¿Qué es eso? —pregunta con una expresión de asombro. —Que eres un hombre vestido de mujer, eso eres, que decepción porque eres muy bella. —Oye, oye no, no soy un hombre, soy una diosa.  Guillermo empezó a reírse. —Ja, ja, jaa, jaa eres una diosa y se puede saber ¿Qué clase de diosa eres? Ella contesto. —Una muy muy poderosa, sabes es la primera vez que me encuentro con un hombre así. —Así como. —Como tan irrespetuoso y luego Guillermo, Guillermo que clase de nombre es ese. —Oye espera, espera mi nombre me gusta y si así me llamo y tu querida diosa ¿Cómo te llamas? —Mi nombre sí que es un nombre hermoso, yo me llamo Bastet y me dicen Bast y me gusta que me digan así. —Así y se puede saber diosa de ¿Que eres? —, cuando se lo dijo se acercó más a ella, se puso de cuclillas, la miro fijamente con la mano y con los dedos tomo su barbilla, alzo su cara y continúo diciendo. —Eres una diosa muy bella, oye, ¿Quieres ser mi diosa? Con tal pregunta ella se paró de inmediato, nunca le había pasado esto con nadie, ni sentido lo que sentía en el estómago, así que se quedó muda, no sabía que decir ni que hacer así que solo dijo: —Mira Guillermo yo si se quién eres, los he visto en su casa yo sé lo que está pasando y también sé que viajaron en el tiempo para llegar hasta aquí con tus hermanos, y lo que le pasa a tu hermana yo soy la diosa de del amor, la armonía, de así la protección hacia las cosas, las cosas malas, siempre trato de luchar contra la maldad para que todo salga bien Guillermo, yo soy la diosa de la armonía. Guillermo la vio, pero la veía de una manera normal, para él era solo una persona normal y una mujer muy bella y eso a ella le agradaba, Guillermo se acercó a ella, la vio de frente, era tan hermosa, después tomo su cara con las dos manos y la besó, ella correspondió, fue un beso muy intenso por parte de los dos, se abrazaron cuando en eso uno de los gatos maulló fuertemente, entonces ella se separó de él y le dijo: —Ven no deben verte aquí conmigo. Así que lo escondió atrás de unas cortinas que él veía todo lo que pasaba desde ahí, así que vio que entro un hombre con las vestimentas de la época, dando grandes zancadas y muy enojado le dijo: —Con ¿Quién estas?  ¿Quién está contigo? —Nadie ¿Porque? —Porque oí que hablabas con alguien. —Oye que te pasa, quien te crees, sal de aquí, vete, fuera. Él se acercó a ella la tomó de un brazo fuertemente y le dijo: —Recuerda que eres mía y solo mía. Después trato de abrazarla, cuando en ese momento y en cuestión de segundos empezaron a salir gatos por todos lados y empezaron a arrojarse sobre él, él se vio forzado a irse, pero los gatos continuaban brincando sobre él y furiosos lo rasguñaban, entonces él se inca y dijo: —Perdón mi diosa Bast, perdón. En eso los animales empezaron a dejarlo y lo empezaron a rodear, el empezó a dar pasos hacia tras para salir de ahí, los animales caminaban muy cerca de él, hasta que salió, cuando lo hizo se fue casi corriendo perdiéndose en los pasillos del templo, Guillermo salió de su escondite y dijo con sorpresa. —Entonces sí, sí, si es cierto tu eres una diosa y oye cuidado con tus gatos. —Si ellos son mis guardianes, son los que me cuidan y según mi estado de ánimo ellos también lo sienten y si estoy en peligro, ellos me defienden. —Bast entonces, eras tú la que estaba en mi casa. —Sí, sí. —Pero ¿Por qué? Bast por qué. —Porque yo soy protectora de Amunet y en el momento que tu hermana se puso el anillo, en ese momento despertó todo el poder y la maldad de un ser que quiere destruir a Amunet, despertó la maldición que ahora recae en ella, en tu hermana, así que hay que ver como terminar con esa maldición, porque de otro modo tu hermana morirá en garras del ser maligno y no podrá pasar a la luz, será un ser que anduviera errante por toda la eternidad. —Pero como fue ¿Que paso esto? —En esta época el anillo junto con otros objetos que pertenecían a Amunet, fueron ocultados para que nadie los encontrara nunca, pero en tu época alguien encontró donde estaban estos objetos, y se los vendió a tu hermano, que fue tan ingenuo de pensar que eran baratijas, cuando lo que le vendían era genuino y este hombre, al darse cuenta y sentir que alguien lo seguía, le dio miedo y es el motivo por el cual se quiso deshacerse de las cosas, todo estaba normal hasta que tu hermana se puso el anillo. —A pues ahora lo entiendo, cuando veíamos sombras de gatos y una sombra de una persona eras tú. —Si cuando intentaba quitarse el anillo, yo fui la que lo impedía, al principio después fue el anillo el que ya no quiso dejar a tu hermana. —A si, si pero que podemos hacer o que va a pasar, porque si sabes cómo llegamos hasta aquí. —Sí y conozco a Daniel, él es un ser humano como pocos confiable y en lo que respecta a lo que vamos hacer o que va a pasar, tu sabes que es muy poco el tiempo que tienen aquí y que tiene Nefertiti, así que hay que apresurar todo y descifrar todo para terminar con la maldición de Nefertiti. —Y ¿Cómo le vamos hacer? Bast. —Por el momento buscar en donde esta Amunet, pues ella desapareció y nadie sabe en dónde está, porque, aunque yo sea una diosa hay cosas que nosotras no sabemos y no podemos descifrar, hay diosas y dioses que ponen cortinas de humo para lo que no queremos que nadie sepa, y eso es lo que paso con Amunet, así que tenemos que encontrar algo que nos indique donde esta Amunet.
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