Capítulo 07: Esto apenas es el empiezo.

2523 Words
De un lugar que le causaba un miedo terrible Titi, viendo esto lo abrazo tan fuerte como pudo para calmarlo y no los viera u oyera este hombre que no sabían ni quien era, Ernesto ya calmado continuo viendo a este hombre y así vio que traía un pectoral que le daba a la cintura, este tenía diferentes piedras preciosas montadas en oro y formando círculos de diferentes colores, el caminaba, con tal fuerza eran sus pisadas que más que pisadas eran zancadas, Titi y Ernesto lo vieron pasar cerca de ellos, en eso no querían ni respirar, en eso él se paró, miro para todos lados como buscándolos, pero no alcanzo a verlos, así que en ese momento Titi y Ernesto dejaron de respirar, por unos segundos sintieron que si lo hacían los descubrirían, así que por unos momentos se quedaron tan quietos, era tanta la atención que empezaron a sudar copiosamente, entre tanta tención, ni Titi, ni Ernesto se dieron cuenta que el anillo que traía Titi empezó a brillar por unos momentos tan breves, que ninguno de los dos se dio cuenta de aquello que era nuevo para el anillo, después vieron como el tipo entro a la habitación que estaba enseguida, cuando entro Titi y Ernesto salieron de su escondite, se acercaron a la puerta y al hacerlo el anillo empezó a brillar nuevamente, pero esta vez ellos si se dieron cuenta, Ernesto tomo la mano de Titi y dijo: —Nos quiere decir algo, pero no sé qué. Ambos continuaban miraban hacia el anillo, al decir Titi. —Si tal ves que este es el camino correcto y que tenemos que continuar. En eso estaban cuando de pronto este tipo se dirigía a la puerta para salir y ellos nuevamente se escondieron en el mismo lugar, esta vez el hombre paso de frente y rápidamente, entonces ellos salieron, lo vieron alejarse así que se apresuraron a entrar en su habitación, si, la puerta estaba abierta y entraron cautelosamente, su habitación estaba oscura y tétrica, se sentía muy fría, todo era de color morado oscuro, combinado con el color n***o, vieron a su alrededor y a un lado había un mueble con muchos divisiones en donde había enrollados un sin fin de papiros, y en otro lado de la pared estaba otro mueble, lleno de frascos con polvos de quien sabe qué, y en otros se veían como si solo tuvieran humo de diferentes colores, Ernesto se detuvo a ver a uno de estos frasco, lo tomo le dio la vuelta escudriñando como para que sirve ese humo de color rojo, en eso estaba cuando entre el humo se empezó a formar una grotesca cara, como si fuera un hombre, pero al mismo tiempo no lo era y tampoco era un animal, fue tal su sorpresa de Ernesto que estuvo a punto de tirar la botella, la regreso a su lugar de inmediato y Titi le dijo: —No, no toques nada, no sabemos lo que podemos encontrar, este hombre se ve que es muy malo solo busquemos que podemos encontrar que nos lleve hasta Amunet. —Sí, si tienes razón y si algunos de estos frascos nos pudieran llevar hasta ella. —dice Ernesto. Titi pensó por un momento en lo que él decía, al observar esos extraños y diferentes frascos de extraños colores oscuros, claros y tenues al volver a ver a Ernesto y responder: —No, no lo creo, es demasiado difícil, ve la cantidad de frascos nos llevaría mucho tiempo ver frasco por frasco. Él solo asiente al contestar: —Si tienes razón nuevamente, bueno entonces nos vamos, aquí no hay nada salgamos y continuemos buscando. Tomo de la mano a Titi y se dispusieron a salir, cuando abrieron la puerta para hacerlo, en medio de ella estaba el tipo esperándolos arqueando la ceja con un gesto de recelo y desconfianza, a lo que ellos se quedaron perplejos, no se lo esperaban, él camino hacia ellos y ellos caminaban hacia atrás, entrando nuevamente a la habitación el hombre les pregunto: —¿Que hacen aquí? Y ¿Quiénes son ustedes? En lo que continuaban mirando al extraño hombre con la mente en blanco y aun caminaban los tres, llegaron donde estaba el mueble de los frascos, ahí se dieron cuenta que ya no podían salir de ahí, estaban acorralados, entonces Ernesto le contesto de forma lo más tranquila, al ser que él hombre los mira tan fijamente con aquel semblante de desconfianza. —Yo me llamo Ernesto y ella Nefertiti y somos invitados de Set. Él hombre miro a ambos de forma curiosa, al reconocer ese nombre al solo decir: —A sí, son invitados de Set, hay Set siempre tan impertinente y con sus invitados que no son nada más que simples mortales, que no son nada, pero yo les voy a enseñar cómo se trata a un dios simples mortales, su lugar no es aquí en este templo, su lugar está en las mazmorras del templo. Al escuchar a ese hombre provoco a Titi algo de temor, al solo creer en aquellas palabras, al solo imaginar ella en aquellos libros o cosas que había sabido y leído por internet, al pensar en convertirse en presos de este sujeto, serian confinados, al solo pensar en aquellas mazmorras subterráneas he imaginarlas en lo que ellos quedaron acorralados, él se acercaba poco a poco, mientras tanto y cuando pasaba esto Titi se dio cuenta que el anillo empezó a brillar ,el brillo era intenso, entonces ella con una de las gasas que traía envolvió su mano para evitar que el tipo este lo viera, ella se puso atrás de Ernesto para evitar a toda costa que él se diera cuenta de esto, pero algo había que hacer, este hombre se acercaba cada vez más, en eso el tipo este que no sabían cómo se llamaba alzo la mano y la bajo, en eso se vino un gran viento que casi los tira, pero ese viento solo estaba dirigido a ellos, el empezó a reír y decir al sonreír con maldad. —Ja, ja, ja tienen miedo, pues no lo tengan, esto apenas es el empiezo. Ernesto pensó que tenían que salir de ahí de inmediato, el veía para todos lados para ver que le podía servir para alejarse de este tipo, en eso el hombre este se dirigió a un gran jarrón que estaba a un lado de su cama, no muy lejos de donde estaban ellos, enseguida tiro el jarrón y con horror vieron que de esta salía una gran cobra que se dirigía a ellos, lo asombroso de esto es que conforme se deslizaba la cobra estas se iban multiplicando poco a poco, ellas los iban rodeando, Titi estaba aterrada y Ernesto buscaba una solución, mientras tanto el tipo este reía a carcajadas de ver como las cobras se acercaban rodeándolos y ellos sin poderse mover para ningún lado, enseguida Ernesto vio que estaba en el mueble de los frascos después tomo el frasco que había visto antes y se lo arrojo a las serpientes, cuando callo el frasco el humo rojo se esparció en toda la habitación y las serpientes desaparecieron, y al mismo tiempo que Ernesto arrojaba el frasco el tipo este grito, pero más que grito fue un alarido, después de entre la bruma empezaron a salir diferentes animales, si así se les puede decir, porque eran entre animales y monstros, caballos con cara de dragón, serpientes con patas y cara de tortugas, todo era extraño, pero ya no se pararon a ver, solo Ernesto tomo otros frascos al azar y los metió en su mochila, después agarro de la mano a Titi para salir corriendo, pero con el humo se desorientaron y a la mera hora no sabían para donde correr, el humo no les dejaba ver donde estaba la puerta, después de casualidad el velo que envolvía la mano de titi se deslizo dejando ver el anillo, este con la luz que arrojaba les abría paso para la puerta. Así entre la bruma se abrieron paso hacia la puerta, salieron rápidamente y corrieron sin rumbo fijo, después de unos minutos se detuvieron a respirar, se escondieron en un hueco que había en la pared, vieron pasar al tipo corriendo y sumamente irritado, no cabía duda que los estaba buscando, Titi se deslizo y se sentó, ella pensó que los iba atrapar y no tenían salida, cuando en eso se recargo en la pared y se fue para atrás la pared, se deslizo dejando un hueco en la pared Titi le dijo a Ernesto. —Mira. —Sí, si entra, salgamos por ahí tiene que tener una salida a algún lugar del templo. Así de rodillas entraron, aquel hueco era angosto apenas y cabían, después poco a poco conforme avanzaban aquel hueco angosto fue asiéndose más ancho y más grande, hasta que llegaron a una habitación, no había nada la habitación, estaba hecha de piedra era totalmente negra, solo el anillo que empezó a brillar la alumbraba no se veía ninguna salida, Ernesto dijo: —Por dios entramos a Guatemala para entrar a Guatepeor, no hay salida. Después el anillo se apagó, ellos vieron todo a su alrededor y entre la penumbra vieron una pequeña luz que se asomaba en un pequeñísimo hoyo, se acercaron a él, después empezaron a palmear la pared, en eso la empujaron los dos juntos y se abrió, era un pequeño espacio por donde cabía solo uno, pero salieron de ahí y llegaron nuevamente a los corredores del templo, no sabían dónde estaban, así que continuaron caminando para orientarse por donde andaban, después encontraron unas escaleras que bajaban a no sé dónde, pero no tenían otra nada más que seguir adelante, así que empezaron a bajar, llegaron hasta un corredor más angosto lo recorrieron y llegaron a otras escaleras, continuaron bajando entonces Titi dijo: —Esto es muy similar al recorrido que hicimos con el maestro Daniel para llegar hasta la burbuja. Ernesto le contesto: —Si así es, no sé a dónde nos llevaran estas escaleras. Después llegaron a una gran puerta, la abrieron y llegaron a un gran jardín con una cascada y unos pavorreales tan hermosos y de colores, que Titi nunca había visto, color naranja, amarillo, Ernesto salió al jardín para ver qué es lo que había y a donde se iban a dirigir, Titi se quedó parada en el umbral de la puerta y Ernesto le dijo: —Ven, ven vamos a ver a donde nos lleva este jardín, anda vamos no tengas miedo, mientras estemos juntos nada va a pasar ven, ven. Titi se le quedo viendo con una mirada de angustia y le contesto: —No, no puedo Ernesto no me puedo mover, quiero seguir adelante, pero no puedo, algo muy fuerte me detiene. Ernesto se acercó a ella la tomó de la mano y le dijo: —Como ven, ven. Cuando trato de jalarla para que saliera algo invisible que ambos no vieron, solo Ernesto sintió un gran golpe que lo arrojo unos metros lejos de Titi, en eso Titi grito: —No, no, no le hagas daño, quien eres que no me dejas salir. Mientras tanto Ernesto se levantó con dificultad, pues el golpe había sido demasiado fuerte, se sacudió la ropa y entro, cuando entro y abrazo a Titi no pasó nada, los dos se miraron y Ernesto dijo: —El anillo, el anillo no va a dejar que salgas del templo, vamos a continuar, es urgente que encontremos a Amunet. Se alejaron de la puerta y continuaron caminando encontrándose nuevamente con unas escalera, pero estas eran de caracol, las bajaron y llegaron a un pasillo, continuaron caminando hasta que llegaron a una cueva, estaba totalmente oscura, solo había una antorcha en la entrada, así que Ernesto se regresó por ella, cuando alumbro la cueva vio hacia atrás y la puerta por la que habían entrado ya no estaba, enseguida Ernesto alzo la antorcha para ver mejor y no, no había nada, solo estaban tres caminos, los tres completamente negros, no se veía nada, solo hasta donde llegaba la luz de la antorcha, de ahí solo oscuridad, se sentaron en unas piedras que había, ahí Titi empezó a llorar y a decirle a Ernesto. —Esto no está pasando, solo es una pesadilla en la cual no puedo despertar. —No, no Titi veras que salimos y saldremos bien, por favor no te pongas así, tenemos que ser fuertes. —No, no Ernesto por mi culpa todo lo que estamos pasando es por mi culpa, mis hermano ve tú a saber también por lo que estén pasando, no sé en qué momento se me ocurrió tomar el anillo y luego ponérmelo, lo pienso y lo pienso y sabes lo que sentí cuando no pude salir al jardín, eso mismo sentí cuando vi el anillo, algo o alguien me guio hasta el para tomarlo y ponérmelo, eso mismo sentí, de verdad que sí, pero porque yo, porque yo, no lo entiendo me siento tan impotente y ahora estamos ante un laberinto el cual tenemos que escoger y el tiempo pasa y no podemos encontrar nada, que vamos hacer Ernesto que vamos hacer. Mientras titi decía esto no dejaba de llorar, entonces Ernesto se acercó a ella aún más la abrazo, alzo su cara, limpio sus lágrimas y le dijo: —Calma, calma nena veras que saldremos de esta y saldremos bien. Después ella lo vio y se refugió en sus brazos, alzo la cabeza y Ernesto la beso, con un beso tierno con un beso amoroso y le dijo: —Titi te amo, desde que te vi la primera vez me dije esta es la mujer que he esperado para estar con ella, toda mi vida yo estaba esperando que esto pasara para decírtelo, pero ya que veo que yo no te soy indiferente, pues ya ves me anime a decírtelo y tu Titi también sientes algo por mí. Titi toda llorosa lo vio y le dijo: —Si Ernesto, también te amo. Diciendo esto se besaron nuevamente, enseguida y en eso estaban cuando de repente empezaron a oír voces de uno de los hoyos que había en la cueva, se separaron y Ernesto alzo la antorcha, pero no se veía nada, así que Ernesto dejo la antorcha en el centro de la cueva y ellos se fueron a esconder atrás de las piedras, donde estaban sentados. Después se empezó a ver poco a poco como una luz se veía a lo lejos de una cueva y las voces se escuchaban como se iban acercando, estas aun no eran audibles, no alcanzaban a distinguir lo que decían, lo que si era que una de las voces era de mujer y otra de hombre, pero quienes eran, no alcanzaban a distinguir las voces, pero se escuchaba que venían discutiendo, cuando al fin llegaron al estar cerca donde Ernesto y ella se encontraban ocultos es como Titi se paró del escondite donde estaba, al reconocer perfectamente esa voz masculina, a lo que ella corrió hacia Armando su hermano.
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