Capítulo 20: Como si nunca hubiera estado una entrada.

2567 Words
Cuando lo hicieron, salieron al mismo lugar de donde estaban, entonces rápidamente entraron a donde estaban todas las piedras ya ahí Nefertiti les dijo: —Por aquí. Todos la siguieron, caminaron un rato cuando de pronto se paró y dijo: —Aquí es, aquí es. Ahí, donde ella se paró puso la mano en una gran roca todos la vieron y de inmediato trataron de quitarla de todas las formas posibles, pero esto era imposible, esta no se movía para nada, además de ser demasiado grande simplemente no podían, entonces Bastet les dijo: —Quítense nosotras lo quitaremos así que háganse para atrás. Así lo hicieron, ellos se hicieron para atrás, mientras tanto las miraban como lo hacían, al ver que ellas juntaron de nuevo sus báculos, de ellas salió una gran flama mezclada que se dirigió a la piedra y al momento de tocarla esta estallo en pedazos, los chicos se asombraron al igual que se cubrieron para no ser lastimados por los pedazos de piedras que brincaron por todos lados, cuando se aclaró de todo el humo de tierra que salió, cuando las piedras explotaron se desvaneció cayendo y es como se acercaron al lugar, donde estaba la piedra, ellos esperaban ver el hoyo que estaba debajo de la piedra, pero no, no había nada, solo el piso con tierra, no había ningún hoyo. En eso Guillermo, Armando y Ernesto se acercaron para limpiar y ver si había algo ahí, pero nada, no había nada, se voltearon viendo a Titi con un gesto confuso y Ernesto dijo: —No, no hay nada me parece que te equivocaste Titi. Ella le contesto moviendo la cabeza. —No, no, no por aquí tiene que estar la entrada, pero de que está aquí, está aquí. Ella se acercó y empezó a buscar, pero parecía que no encontraba nada con decepción dijo: —Creo que tienen razón, me equivoque. Se recargo en la piedra que estaba cerca de la otra a la que destruyeron y esta se fue deslindando poco a poco, hasta dejar ver un agujero, todos se acercaron a ver y en eso Titi dijo sonriente. —Ya ven, yo tenía razón aquí está, aquí esta. Cuando todos se acercaron a ver qué es lo que había, vieron que estaban unas escaleras de piedra que los llevaría sin ninguna dificultad hasta bajo, donde esta Amunet, así en primer lugar iba Amenet, enseguida los chicos y al final Anubis, Bastet y Sejmet con toda precaución, iban todos uno detrás del otro, las escaleras eran angosta, no cabía nada más que una persona, así que iban uno tras de uno, así terminaron de bajar las escaleras, llegaron a una gran galera de piedra, pero no había nada absolutamente, nada, todos recorrieron toda la galera paso por paso tratando de encontrar una puerta, pero nada, no encontraron nada, ya cansados de ver tanto en las paredes como en el piso si encontraban algo que los guiara para continuar buscando a Amunet, pero no, no encontraban nada, así que decidieron descansar. Por un momento Guillermo se recargo en la pared, cuando en eso callo la piedra que estaba en la pared, se deslizo tan rápido que no le dio tiempo de nada y callo cual largo, es cuando todos corrieron a verlo y ver si había un pequeño pasillo, por el cual entraron todos, caminaron por el pasillo un buen rato parecía que era eterno, hasta que por fin llegaron a otra galera de piedra, pero esta era más pequeña. Cuando entraron todos no había nada, pero solo estaba un pozo en medio de esta, se acercaron al pozo para verlo, pero este estaba sellado con una gran losa de piedra, entre todos trataron de mover la gran losa, pero todo era inútil, entonces Anubis empezó a gritar: —¡Amunet, Amunet estás ahí contesta para saber en dónde estás! Pero no se oía nada, entonces Amenet les dijo: —A ver esperen, esperen creo que se cómo abrir la losa. Saco de su bolso el brazalete y le dijo a Titi que pusiera la mano encima de la losa, ella lo hizo y enseguida Amenet le dio el brazalete y le dijo: —Póntelo en la misma mano donde tienes el anillo. Así lo hizo Nefertiti, se puso el brazalete y después de ponérselo puso la mano encima de la losa que poco a poco se fue deslizando sorprendentemente, hasta caer al piso y dejar abierto, el pozo al ser abierto el pozo de inmediato se oyó una voz de mujer que dijo fuerte. —¿Quién es? ¿Quién es? Anubis contesto de inmediato: —Soy yo Amunet no tengas miedo —, el de inmediato se asomó al pozo, pero en seguida se quitó y dijo: —Nosotros no podemos hacer nada, ella esta aprisionada con lo mismo que yo el hechizo que absorbe nuestra esencia y, por lo tanto, nuestro poder se esfuma hasta que morimos irremediablemente. Cuando Anubis dijo esto Amenet, Sejmet y Bastet se miraron y es como las tres se hicieron para atrás de inmediato en seguida Bastet dijo: —Así que solo ellos podrán rescatarla verdad. —les dijo a Sejmet, Anubis y Amenet. Contestaron: —Sí, me temo que sí, así es. Enseguida Guillermo, Armando y Ernesto dijeron: —Si por nosotros depende no se preocupen que lo haremos así. Guillermo dijo: —Necesitamos una cuerda para sacarla. Bastet le contesto: —Eso no es problema, les daremos una nosotras. Así nada más y de inmediato saco una cuerda dorada de su cintura y se la dio, ellos de inmediato empezaron a hacer un nudo en la cuerda y Guillermo dijo: —Yo bajo por ella de acuerdo. Todos estaban de acuerdo siendo que, en todo el viaje, él había mencionado al contar a las diosas que practica distintos tipos de escalada, aparte de que trabaja con niños que hacen el mismo deporte. —Sí, si está bien. —dijo Ernesto. Que empezó amarrarse la cuerda en la cintura. Enseguida se acercó al pozo y arrojo la cuerda al pozo, cuando Guillermo la tomo para bajar esta se deshizo en sus manos, se hizo polvo todos quedaron asombrados. —Qué pasa. —dijo Armando. —No lo sé. —le contesto Guillermo. —No lo sé tampoco. —dijo Ernesto. Bastet con una voz de decepción dijo: —No funciona porque fue hecha por nosotros y con nuestros poderes, así que nosotros no podemos ayudarlos porque hagamos lo que hagamos, no va a funcionar, ni los va ayudar a ustedes en nada, así que ustedes como puedan tiene que hacerlo. Los chicos se quedaron viendo unos a otros y Ernesto dijo: —Pues entonces ya saben, estamos solos en esto y lo lograremos, así que empecemos por quitarnos los cinturones. Así lo hicieron todos y los empezaron a unir, después Guillermo midió para ver si ya llegan o que por lo menos la alcanzara a Amunet, Guillermo le explico con voz fuerte a ella cómo estaba la situación y el por qué Anubis y las demás diosas no los podían ayudar a liberarla, así que ella también debía poner todo de su parte para quedar libre, así continuaron, midieron los cinturones pero estos aun no llegan y Amunet aún no los alcanzaba, Ernesto busco en su mochila y encontró una cuerda, esta no era muy larga pero pensó entre si de algo ha de servir, así que les dijo: —Aquí traigo una cuerda no es muy grande, pero de algo ha de servir. Así lo hicieron, la unieron con los cinturones y midieron que llegara hasta Amunet y si, si llegaba, así que la lanzaron, le dijeron que se amarrara la cuerda en la cintura así lo hizo ella, mientras tanto Anubis y las demás solo veían lo que ellos unidos todos hacían, así Ernesto se asomaba al pozo le pregunto a Amunet. —Ya, ya te ataste, bien necesito que te ates bien para que no te vayas a caer, si me entiendes. Ella desde abajo le contestaba fuerte. —Sí, si ya estoy bien atada. —Bueno vamos a jalar despacio, cualquier cosa nos avisas de acuerdo. —dijo Guillermo. —Si de acuerdo. —respondió ella. Así los tres empezaron a jalar, mientras Titi asomada veía como poco a poco ella iba subiendo, cuando empezó a subir de algún lado salieron grandes hienas cuando esto paso Titi les dijo: —Jalen, jalen de prisa salieron hienas de no sé dónde que la quieren detener, así que jalen. Ellos empezaron a jalar rápidamente, ellas las hienas brincaban para poder alcanzarla y regresarla a su cautiverio, ellos jalaban y jalaban así que no la pudieron alcanzar, entonces de las paredes del pozo empezaron a salir serpientes que al no poder morder a Amunet, empezaron a morder los cinturones como para cortarlos Titi les grito: —¡Más rápido de las paredes están saliendo serpientes y como que quieren cortar los cinturones para que Amunet caiga y no salga del pozo! Los jóvenes empezaron a jalar con más rapidez, lo hacían con todas sus fuerzas y adrenalina, no es que Amunet pesara mucho, era como si alguien o algo se las jalara, viendo esto Titi en su desesperación se unió a ellos y empezaron a jalar y jalar, después vieron las manos de Amunet que se aferraba a la orilla del pozo entonces Titi corrió hacia ella, tomo las manos de Amunet para ayudarla a salir. En eso estaban cuando ella sintió que alguien la jalaba hacia dentro del pozo, los muchachos viendo esto soltaron la cuerda y corrieron para ayudar la jalaban y la jalaban, ella con los pies trataba de soltarse de lo que la detenía y jalaba al mismo tiempo, pero los demás no veían nada, Anubis y Bastet trataron de acercarse para ayudarlos, pero Amenet y Sejmet los detuvieron, realmente ellos no podían hacer nada, todo estaba en manos de los chicos que luchaban por sacarla, en eso, pero no podían, era imposible eso que la jalaba era más fuerte que todos ellos juntos, cuando estaban a punto de arrebatársela Ernesto saco unos de los frascos que traía en la mochila y lo arrojo al pozo, cuando se oyó que el frasco se estrelló en el fondo del pozo de este salió un humo color amarillo, de inmediato Amunet fue soltada por lo que la estuviera deteniendo, después se oyó un gran alarido, cuando estaba todos en el suelo pues al ser liberada Amunet todos cayeron hacia atrás, Anubis corrió a ver a Amunet esta estaba bien, pero aún muy débil, así que Anubis dijo: —Salgamos de aquí lo más pronto posible ya no debemos estar aquí. Así lo hicieron, se pararon todos y salieron un poco, porque todos querían salir de ahí y por otro lado se vieron obligados, pues la cueva empezó a caer, era como si los seres del inframundo no quisieran dejar rastro de su maldad. Ya cuando estaba afuera, después de correr para salir de la cueva esta se selló y como si nunca hubiera estado una entrada en ese lugar, descansaron un poco, después se levantaron para continuar, cuando vieron al horizonte para ver si algo veían, cuando de pronto a lo lejos vieron un punto verde, todos sonrieron y se dirigieron hacia el, caminaron por ese lugar empedrado, cuando termino empezó nuevamente el desierto, con esa arena que quemaba, todos se dieron cuenta que la arena estaba más caliente de lo normal y el sol con un singular esplendor en color anaranjado, que al solo sentir el sol era lo mismo, pero aun así continuaron su camino, su meta era llegar a ese punto verde que veían y que al ir avanzando este se hacía más grande, así el camino se hacía más difícil por el calor que se sentía, cada vez era más agotador caminar para todos ,tanto para los dioses como para los chicos. Enseguida Sejmet les dijo: —Ya no es posible continuar, tenemos que hacer algo. Entonces decidió y puso su báculo con fuerza en la arena, este se enterró unos centímetros, pero no pasaba nada, enseguida se acercaron Bastet y Amenet e hicieron lo mismo guiadas por Sejmet, pero nada, después Anubis hizo lo mismo y enseguida empezó a salir un pequeño chorro de agua del cual todos bebieron, enseguida Bastet les dijo: —Con todos juntos era como para que saliera un rio de agua y apenas y sale, alguien muy poderoso está interfiriendo para que perdamos la fuerza de nuestros poderes. Después fue Bastet hasta donde se encontraba Amunet y le pregunto: —¿Cómo te encuentras? Ella contesto: —No muy bien, aún no puedo recuperar mi báculo, me siento muy muy débil, realmente no sé qué es lo que me pasa. —Si eso es la maldición, aún no se acaba algo hay que se nos ha escapado, y no nos damos cuenta que cosa, por lo que tenemos que llegar hasta el oasis, de otra manera no podremos saber y quizás y hasta podemos morir. Entonces todos empezaron a ver qué es lo que era, pero nadie daba con nada, así que decidieron continuar caminando con el tremendo sol a cuestas y lo caliente de la arena, el avanzar era un triunfo a cada paso que daban, cuando de repente vieron a lo lejos algo que venía bajando del cielo, no se veía bien que es lo que era Bastet dijo: —Qué es eso si es uno de nuestros enemigos es muy difícil que salgamos de esta. Cuando el ave se empezó acercar, vieron que este era un gran buitre y en su lomo venia montado Osiri, entonces Anubis dijo: —Tenemos que ser fuerte y no vamos a dejar que se salga con la suya, si estamos unidos todos, seremos más fuertes, eso hay que tenerlo en cuenta de acuerdo. En eso estaban cuando Ernesto vio algo que llamo la atención en su mochila, y era una luz brillante transparente que salía de la mochila, así que la destapo y vio que era un frasco el que emitía esta luz, Ernesto lo toco con precaución, pero este no le hacía nada, siendo que en manos de un mortal no había riesgo, así que lo tomo lo vio con detenimiento, Armando lo vio al darse cuenta y solo se acercó a él y le dijo al preguntar: —¿Qué es eso? —No sé, no sé, pero mira en el fondo de la botella se ve un pequeño corazón, pero no sé qué signifique. —le dice Ernesto. Los dos lo veían con detenimiento y enseguida Ernesto les dijo: —Ya vean, vean lo que está pasando, no lo entiendo. Después Guillermo le dijo: —Tíralo, tíralo en medio de todos tíralo. Enseguida Ernesto lo hizo, cuando el frasco se estrelló e ilumino al suelo, aún más la luz del día opaco al sol y salieron miles de estrella, en lo que todos veían lo que pasaba con el frasco atentos mirando todos reunidos, es cuando ven que Amunet se desmayó y cayó en la arena, mientras tanto Anubis cayo de rodillas bajo la cabeza y con las manos se tocó el estómago, algo estaba pasando, pero nadie sabía que, enseguida de la luz que radiaba salieron dos grandes flechas que se dirigieron a Anubis y Amunet.
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