Capítulo 19: Arenas movedizas.

2335 Words
Sejmet se acercó a Armando que estaba tirado en el césped, se incoó para verlo bien y pregunto: —Armando ¿Cómo estás? Él contesto: —Bien, bien. Enseguida ella lo besa, con un beso muy apasionado delante de todos, todos se miran entre si y sonríen, esto lo habían hecho delante de todos, es por eso que se sintieron sorprendidos, después de esto Armando se incorporó y Amenet les dijo: —Bueno ya, ya continuemos, porque esto no va a ser fácil. Así que se acercaron más a la orilla de la cascada para empezar a buscar la cueva, en donde estaba encerrado Anubis, entraron por un lado de las cataratas atreves del agua, cuando lo hicieron podían caminar libremente, había un gran espacio y se sorprendieron cuando encontraron una gran cueva, voltearon para ver las cataratas y lo asombroso era que, aun cuando caía una gran cantidad de agua, desde donde estaban se veía a través de agua, como si fuera una gran ventana, así se dieron la vuelta y entraron en la gran cueva con mucha precaución, pues no sabían a lo que se enfrentarían. Así continuaron entrando en las profundidades de la cueva, cuando de pronto oyeron como si agua solo empezará a volar, pero poco a poco se fueron uniendo más, ya los aleteos eran ensordecedores, además se oían como si fueran aves muy grandes, ellos se pararon, vieron para todos lados, pero no se veía nada, solo esto se oía por más que buscaban, cuando de pronto de las profundidades de la cueva vieron cómo se acercaban volando grandes animales, totalmente negros, tenían el tamaño de una persona, Armando grito: —¡Murciélagos, murciélagos son murciélagos, pero son enormes! Nadie sabía qué hacer, entonces Amenet, Bastet y Sejmet se pusieron en el centro, juntaron los tres báculos y al instante formaron una gran barrera para que estos animales no les hicieran daño, pues iban directo a atacarlos, cuando estos animales llegaron fueron directamente a atacarlos, pero chocaron contra el gran escudo que estaba alrededor de ellos, estos animales al darse cuenta de esto empezaron apararse en el suelo y si tenían cuerpo de hombres, pero la cara era de un gran murciélago, así como las alas, pero el cuerpo si era de un hombre, todos ellos estaban sorprendidos, mientras tanto estos animales empezaron a rodearlos y a caminar alrededor de ellos, como buscando por donde entrar para terminar con ellos, paso un rato y estos animales se notaba que no estaban dispuestos a irse, sin antes terminar con ellos, entonces todos se miraron entre ellos y es como entonces Armando dijo: —Que vamos hacer, no podemos quedarnos aquí más tiempo tenemos que enfrentarnos a ellos para poder continuar. Sejmet contesto: —Sí, así como ellos están buscando en donde está la debilidad del escudo, nosotros tenemos que encontrar la de ellos. Ernesto dijo: —Sí, si los murciélagos son ciegos, ellos se guían por su oído que es muy sensible, tenemos que ver cómo hacemos un sonido muy, muy agudo para poderlos atontar y se ataquen entre ellos. Mientras ellos veían esto, los murciélagos se lanzaban de lleno hacia el escudo, primero empezaron por lanzarse uno por uno, pero ya para ese momento se estaban organizando, para lanzarse todos ellos, al mismo tiempo para romper el escudo protector, así que Bastet dijo: —Si tenemos que organizarnos el escudo ya no va aguantar mucho, pero ya organizarnos, pero ya. Amenet quito su báculo lo movió y aparecieron en todo alrededor espadas con la punta hacia ellos. Amenet dijo: —Eso por lo menos los distraerá, mientras vemos como escapamos. Mientras tanto Bastet y Sejmet tomaron sus báculos, en ese preciso momento los murciélagos atacaron, Bastet alzo su báculo no se escuchaba nada, pero los murciélagos empezaron a atacarse entre ellos, es entonces que también Titi, Armando, Guillermo y Ernesto se defendían como podían, mientras Bastet, Sejmet y Amenet hacían lo mismo. Cuando terminaron y vieron a su alrededor ya todos estaba muertos, tirados en el piso de la cueva, esta estaba tapizada de murciélagos, pero de pronto todos los que estaban tirados empezaron a desaparecer, así nada más a desaparecer, todos vieron a su alrededor y vieron como ante sus ojos desaparecían todos. Enseguida Bastet dijo: —Adelante, tenemos que continuar y terminar lo antes posible con esto. Ella ya se veía irritada, pero nadie dijo nada y continuaron adelante, caminando por esa gran cueva que parecía que conforme avanzaban parecía que los iba devorando poco a poco, así fueron avanzando cuando llegaron a un gran salón, donde no había nada de nada, solo unas piedras y agua chorreando constantemente por las paredes, se pararon en medio, pero no, no había nada solo agua y piedras, si Anubis estaba ahí en donde, no se veía ni oía nada, entonces Guillermo empezó a gritar: —¡Anubis, Anubis! ¡¿Dónde estás?! ¡Somos amigos! ¡¿Dónde estás?! Pero nadie contestaba, empezaron a tocar las piedras para ver si había alguna puerta, pero nada de nada, todos se sentaron y empezaron a ver toda la cueva, de pronto Armando vio algo en una de las paredes y dijo con voz fuerte. —Ahí, ahí está. Titi le contesto preguntando. —¿Dónde, donde? Era tan pequeño que no cualquiera podía verlo, solo con detenimiento él se acercó a la pared y señalo diciendo: —Aquí, aquí miren con detenimiento. Todos se acercaron y lo empezaron a ver Bastet dijo: —Sí, si aquí está, veamos cómo podemos abrirla con la espada. Ella y Sejmet empezaron a quitar la tierra, cuando terminaron si había una puerta, Titi nuevamente volvió a gritar: —¡Anubis, Anubis! Enseguida se oyó una voz que contesto: —¡Aquí, aquí estoy! Así que ellos lo oían, pero el a ellos no, así que empezaron a escarbar, Amenet trato de quitar las piedras con su báculo, pero todo fue inútil así que decidieron hacerlo a mano entre todos, pero estas no cedían, enseguida Bastet dijo: —Si nos unimos nuevamente, tal vez las podamos quitar. —Sí, sí. —contestaron Sejmet y Amenet. Las tres al mismo tiempo lo hicieron, de los báculos salió una gran bola de fuego que se lanzó a la pared, las piedras se pusieron al rojo vivo y empezaron a explotar, así se abrió la puerta enseguida ellas se separaron, alzaron las manos y brincaron de felicidad después esperaron que, alguien saliera, pero nadie salía, entonces Guillermo se asomó y no había nada y les dijo: —Nada, nada no hay nadie aquí, nos han engañado. En eso estaba entraron todos y al entrar y ver todo a su alrededor, de pronto Sejmet, Bastet y Amenet se sintieron un poco mal, pero no le dieron importancia, vieron una piedra que estaba en un rincón de la cueva vieron y era la única que estaba la cueva, estaba totalmente vacía, solo esa piedra era lo único que había, se acercaron a ella, pero antes de llegar la piedra empezó a moverse pero muy, muy despacio, Guillermo se acercó a él en el momento de que Guillermo lo toca el cae y lo ven Sejmet dijo: —Es Anubis, pero está muy, muy mal parece que está muriendo y yo, yo me siento muy mal. Cuando los muchachos voltearon a verlas, estas estaban muy mal apenas y podían caminar, así que Armando les pregunto: —¿Qué pasa? Sejmet ¿Qué pasa porque están así? Bastet es quien alcanzo a decir a Armando antes de desmayarse. —Sácanos de aquí. Así que él les dijo a Ernesto y a sus hermanos, Guillermo y Titi. —Saquémoslos de aquí de inmediato antes de que mueran. Así el tomo a Sejmet, la cargo y camino de inmediato hacia fuera de la cueva, lo mismo hizo Guillermo con Bastet, salieron con ellas corriendo mientras tanto Ernesto cargo a Amenet para sacarla, y Titi como pudo ayudo a Anubis que era el que más mal estaba, así corrieron hacia la salida, conforme avanzaban hacia la salida ellas se iban recuperando poco a poco. Así cuando pudieron caminar regresaron a toda prisa para apoyar a Titi con Anubis, cuando los encontraron el apenas y respiraba, así que ya entre todos lo sacaron rápidamente, ya afuera de la gran caverna lo pusieron en el suelo y Titi empezó a echarle agua de la cascada, y así el poco a poco fue despertando, en unos minutos él se sentó y les dijo a las diosas. —Gracias, gracias compañeras, les debo la vida y estos esclavos ¿Que hacen aquí? —pregunta él. Bastet muy molesta le dijo: —A pues a ellos les debes la vida, si no es por ellos ya estarías muerto, así que no les digas así y menos en ese tono. El bajo la cabeza y dijo: —Lo siento perdón, pero no estoy entendiendo nada. Entonces ellas empezaron a explícale todo, por todo por lo que habían pasado, por rescatarlos a él y a Amunet, cuando terminaron de explicarle el avergonzado solo dijo: —Perdón. Ellos no dijeron nada, solo Bastet dijo: —Bueno después de este breve descanso, tenemos que continuar adelante. —Sí, sí, si claro. Todos se levantaron y salieron de las cataratas, así empezaron a caminar nuevamente por el gran bosque, todo parecía que estaba normal y así fue, llegaron hasta los límites del bosque y el desierto, parecía que salían de un mundo para entrar al otro, todos se detuvieron en los límites y vieron el gran desierto, entonces Guillermo le pregunto a Anubis. —Y tú ¿Sabes dónde está? Amunet, digo porque si sabes pues tomamos ese camino. El contesto como apenado: —No, no sé, Osiri me atrapo a mi primero así que ya no vi ni supe nada de Amunet, lo siento, pero no tengo ni idea donde la hayan puesto. Armando contesto: —Entonces continuemos, alguna pista debemos encontrar en el camino. Nadie dijo nada, pero todos empezaron a caminar y empezaron adentrarse en el desierto, nada nuevo, solo arena y más arena, es todo lo que veían, después a lo lejos vieron una gran cantidad de piedras, los chicos pensaron que por lo menos iban a cambiar de panorama de arena a piedras. En eso estaban cuando de la arena empezaron a salir grandes lombrices, todas formadas enfrente de ellos, como para no dejarlos pasar, como para detenerlos, ellos se juntaros, la arena se empezó a moverse como si fueran arenas movedizas, ellos todos se fueron hundiendo poco a poco. Amenet les dijo: —No, no se muevan entre más se mueva nos hundiremos más, dejen que la arena deje de moverse. Así lo hicieron todos, pero en lugar de hundirse en la arena al hacer esto, la arena los separo nuevamente a todos, que cayeron diferentes lugares, pero era como un gran corredor, cuando cayeron se levantaron de inmediato para ver en donde estaban empezaron hablar, pero no fuerte, esto con la intención de encontrarse Anubis, empezó a llamar a Bastet esta lo vio a lo lejos y se acercó llegando le dijo: —Solo estas tú. —Sí, sí. —Tenemos que encontrar a los demás tu ve de aquel lado y yo del otro y nos vemos aquí de acuerdo, es muy importante que nos encontremos y estemos juntos nuevamente. —le dice Anubis —Sí, si claro. —responde Bastet. Ambos tomaron su rumbo, Bastet a los pocos minutos encontró a Guillermo, esto era como si ambos se atrajeran, cuando se vieron ambos se abrazaron y continuaron buscando, cuando lo iban a ser vieron a Sejmet que venía a hacía, ellos con Armando él dijo: —Atrás de nosotros ya no hay nadie. —Así se regresaron los cuatro al punto de reunión, cuando llegaron esperaron unos momentos antes de decidir continuar para buscarlos, se fueron por donde se había ido Anubis, ya en el camino se encontraron con el que venía acompañado de Amenet y Ernesto, cuando se juntaron Ernesto pregunto: —Y Titi, Titi ¿Esta con ustedes? Bastet contesto: —No, no nosotros no la encontramos. El contesto: —Entonces en donde está, tenemos que encontrarla. —Sí, si tenemos que encontrarla —, contesto Anubis. —Ella trae el anillo de Amunet. Así que continuaron caminando todos, cuando a lo lejos vieron a Titi tirada en el suelo, todos corrieron hacia ella, cuando llegaron ella estaba inconsciente Ernesto corrió a verla, la abrazo le hablo. —Nefertiti, Nefertiti despierta amor ¿Cómo estás? Ella empezó a despertar poco a poco y dijo: —¿Dónde estoy? Armando le dijo: —Pues donde estamos, quien sabe, no lo sabemos, pero estas con nosotros ¿Que te paso hermana? —pregunto él Ella contesto: —No sé, solo me desmaye, a si ya recuerdo debemos de salir de aquí yo sé dónde está Amunet, pero tenemos que salir de aquí. Sejmet dijo: —Como le haremos, para salir de aquí tenemos que ver cómo salir. Amenet dijo: —Sí, si tenemos que salir, juntemos nuestros báculos y salgamos. Bastet contesto: —Hagámoslo, no sabemos si nuestros poderes tengan efecto aquí, pero vamos a intentarlo de acuerdo. Todos se tomaron de la mano, al ser que Bastet se los dijo, es en ese momento en que las tres diosas se miraron entre sí, asintieron a lo que todos miraban hacia la misma la dirección, donde se encontraban atrapados, siendo que aparentaban rocas grandes siendo solamente arena, que si tocabas solo se deshacían y aparecían nuevamente cubriendo todo el paso. Es en el momento que Sejmet, Bastet y Amenet alzaron aquellos hermosos báculos brillantes, cada uno con su propio color que desprendían magia, unieron los báculos, salió una gran luz mezclada entre amarillo, rojo y morado, que pareció ante los ojos de los mortales como listones que se enlazaban y que fue como los alzo a cada uno y atravesando toda la arena, y salieron de ahí.
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