Capítulo 21: El templo.

2546 Words
Las cuales atravesaron la luz a estos dos, ellos se quedaron pasmados, Amunet despertó y los miraba a todos con una mirada incrédula, Anubis la vio y se dirigió a ella, los dos sonrieron y se abrazaron. En eso estaban, cuando la gran ave que venía en camino para terminar con todos se regresó de inmediato, cuando ellos se dieron cuenta la buscaban en el cielo por todos lados, y no, ya no encontraron nada, está ya se había ido con todo y su jinete, después de esto se pararon y todos ya se sentían mejor, Amunet hizo un movimiento con su mano y de inmediato apareció su báculo tan hermoso y brillante de perlas de un color azul, con detalles en amarillo y la gran perla que se miraba arriba en el centro rojo, por un momento pensaron todos con algo de alegría, que ya todo estaba normal y continuaron caminando, para el paisaje verde que se veía a lo lejos, ya el sol no era tan sofocante, ni la arena estaba tan caliente, así que apresuraron el paso, se acercaban poco a poco cuando de pronto vieron a un hombre, que a lo lejos con la mano alzada les daba la bienvenida, y eso les hacía caminar más de prisa para llegar hasta el oasis, ya conforme se acercaban empezaron a distinguir que era Set, quien con alegría los esperaba, así llegaron hasta el, cuándo lo hicieron cada uno lo abrazo y él les dijo: —Bienvenidos sean a este pequeño oasis, que es para eso, para descansar y reponerse de todas sus aventuras por las que han pasado, pero vamos para que descansen a gusto. Enseguida se dirigieron todos a la gran carpa, en la cual al entrar encontraron de todo, se sentaron a degustar toda la comida que había puesta, brindaron con vino, se refrescaron en la cascada y ya repuestos Set les dijo: —Así que ya están reunidos Amunet y Anubis. Armando le contesto: —Si así que ya está hecho, por lo que veníamos, ya podemos regresar sin ningún pendiente. —No, no por supuesto que no, aún les falta regresar al lugar donde llegaron y tienen que pasar por el templo, y aún falta regresar a todos los demonios que salieron del inframundo, eso les toca a ustedes —, dirigiéndose a Amenet, Bastet, Sejmet, Anubis y Amunet, Set continuo. —Ya estos muchachos hicieron lo que tenían que hacer, así que ahora les toca a ustedes protegerlos para que regresen sanos y salvos a su época, ahora sí, ustedes son sus protectores y deben de cerciorarse de que nada les pase, de acuerdo. Ellos contestaron con agrado. —De acuerdo. —Además, lo que trae en la mochila Ernesto es un gran tesoro sin el saberlo, lo trae que no se les olvide, deben de tener en cuenta eso, pero bueno así que ya tienen que salir ustedes. —dijo Set. Así lo hicieron, se despidieron de Set y empezaron a caminar por el desierto rumbo al templo, así se fueron y continuaron sin ninguna novedad, todo iba muy bien, ellos iban platicando, riendo, bromeando, a Bastet y Sejmet les encantaba que Guillermo y Armando les platicaran de como era su mundo de ellos, así que ellos con gusto y melancolía lo hacían, ellas parecía que disfrutaban esas platicas y añoraban estar ahí, aunque sabían que era imposible. En eso estaban, cuando a lo lejos vieron un gran reflejo en el suelo, poco a poco se acercaron y vieron un gran río en medio del desierto, este era hermoso con aguas cristalinas y su corriente era suave, cuando lo vieron todos se sorprendieron y Ernesto comento: —Esto no estaba aquí cuando veníamos, esto es nuevo. —Sí, si es verdad. —contestaron. Solo había algo curioso, en el río no había piedras ni tampoco peces, Titi se acercó para verlo más de cerca se agacho, hizo el intento de meter su mano al agua, pero Ernesto se lo impidió justo en el momento en que lo iba hacer y le dijo: —Espera, espera algo raro hay en este río, no lo han notado solo es el agua que corre, pero nada más, no hay ningún ser viviente en él ni a su alrededor. Anubis le contesto: —Si así es, es como si solo fuera un espejismo. —Sí, pero no lo es, tenemos que tener mucho cuidado. —contesto Guillermo. Enseguida Titi arrojo al rio una piedra pequeña que se encontró por ahí, en el momento que la piedra cayo y toco el agua del río esta se deshizo, lo que llevaba el rio no era agua, era una clase de líquido o ácido que desasía todo lo que tocaba en seguida, que el rio deshizo la piedra, este empezó a hervir y a lanzar humo, el río empezó a cambiar de color, este ya era un rio de aguas negras y espesas que hervían dificultosamente y el humo, ese humo n***o que empezó a salir de esas burbujas que hacia al hervir tenía un olor nauseabundo. Enseguida se vieron todos a los ojos y Anubis dijo: —Que vamos hacer, tenemos que atravesar el río y llegar a la otra orilla, de otro modo, nunca llegaremos al templo. Armando dijo: —Caminemos por la orilla, a ver si encontramos un puente o algo. Así lo hicieron, pero no había nada, así que decidieron pararse y ver qué es lo que iban hacer, así que pues decidieron hacer una balsa que resistiera el ácido del rio, para poder atravesarlo, así unieron sus báculos Amenet, Bastet, Sejmet, Anubis y Amunet así en la arena fue apareciendo poco a poco una balsa con sus respectivos remos, cuando esta ya estaba en la arena se subieron todos, todos tomaron los remos y enseguida empezaron a remar con mucha dificultad, pues el líquido que corría era espeso y baboso, así fueron llegando poco a poco a la orilla, cuando les faltaban unos metros para llegar del rio empezaron a salir una clase de gusanos, que trataban de roer la balsa, con la intención de que ellos no llegaran hasta la orilla y cayeran antes de llegar, así en lo que unos remaban otros con sus espadas mataban a los gusanos, pero estos entre más mataban más aparecían, así que Titi grito: —¡Rápido apúrense porque estos animales si alcanzan a morder y tragar la balsa! Cuando casi llegaban a la orilla, empezaron a brincar hacia la orilla porque en la balsa ya no cabían, estos gusanos si lograron comer una gran parte de la balsa, cuando todos bajaron de la balsa y llegaron a la orilla del rio se voltearon para ver como su balsa iba desapareciendo, poco a poco se dieron cuenta con asombro que, así como la balsa iba hundiéndose y desapareciendo, también el rio desaparecía poco a poco, hasta quedar solo la arena, Ernesto dijo: —Que fue eso, fue realidad o solo fue una alucinación. Armando le contesto: —No lo sé, no lo sé, pero ya nada nos debe de sorprender, en este mundo todo es posible. Así que después de esto, continuaron caminando por el desierto, ya nada los podía detener tenían que llegar al templo y de ahí a su época, eso era lo que pensaban los jóvenes. Así después de un rato de caminar, ellos vieron a lo lejos el templo, eso los animo para continuar adelante. En eso estaba cuando llegaron en donde estaba el jardín marchito, el jardín seco lleno de matorrales secos y espinosos, pero con sorpresa vieron que este no era así, este jardín estaba lleno de flores hermosas rosas de hermosos colores, y en el suelo un césped verde y suave, al verlo daban ganas de caminar descalzo para poder sentir su suavidad, las enredaderas eran hermosas, todo en el jardín era lindo, así lo atravesaron con cautela. En eso Titi se paró a ver una linda rosa naranja esto era nuevo para ella, nunca había visto nada de ese color, así que se paró y la vio con detenimiento. Enseguida la tomo para poder olerla, en el momento de que ella la tomo en ese momento las enredaderas tomaron vida y empezaron a deslizarse rápidamente en el suelo, subiendo a los pies de los chicos, jalándolos para que cayeran y así se fueron enredando en todo su cuerpo, hasta dejándolos inmóviles, lo curioso era que solo a ellos los atacaban, porque a Bastet y a los demás no, a ellos no les hacían nada, es como que solo querían terminar con los chicos, cuando estuvieron bien atados y no se podían mover Guillermo dijo: —Tiene que hacer algo para que nos suelte la enredadera, porque cada vez aprieta más, creo que nos quieren matar, así que si van hacer algo háganlo ya. —Sí, si claro. —dijo Sejmet. Con unas dagas que sacaron, al igual brillantes y oscuras que tiene incrustadas su joya amarilla, roja, morada, azul y verde empezaron a cortar las enredaderas, pero estas no cedían y de alguna forma se volvían gruesas y rudas ,así como las cortaban más salían y los apretaban más y más, entonces lo que hicieron fue tomar sus báculos que se habían trasformado en algo más aun conservando y teniendo una tenue luz, que se mezclaba con el báculo de cada diosa y del de Anubis, y con ellos comenzaron a cortar las hiedras, que cada vez más los apretaban ellos, ya casi estaban a punto de desmayarse, cuando vieron que esto si funciono, al ser que el filo de cada báculo de las diferentes diosas y del mismo de Anubis obtuvo el efecto deseado, es como todos hicieron lo mismo y solo así los pudieron liberar, los muchachos se levantaron un poco cansados, tosiendo un poco, pero sanos, se sacudieron la hiedra. En eso se dan cuanta todos que se empezó a secar, como si alguien las hubiera castigado por no cumplir con lo que les habían mandado, como fue matar a los chicos, así que todos se fueron lejos del jardín caminando, ellos querían salir del hermoso jardín, así caminaron ya con mucha precaución, cuando de repente llegaron al otro jardín que cuando pasaron la primera vez estaba hermoso, en ese momento ya no lo era este era un jardín, seco totalmente seco, en seguida Armando comento: —Todo esto ahora es al revés de cuando pasamos anteriormente. Anubis le respondió: —Sí, si algo malo está pasando y no sabemos que es, así que esperemos lo peor. Así continuaron caminando, ya sin ninguna novedad, pero con precaución esperando alguna sorpresa en cada paso que daban, así continuaron se acercaban cada vez más al templo, por un momento se pararon y vieron a lo lejos el templo y curiosamente a lo lejos encima de templo, se veía una nube gris y oscura que ensombrecía a este, al verlo trasmitía tristeza, así apresuraron el paso para llegar más pronto posible, para los dioses el templo era algo sagrado donde era imposible que entrara el mal, era el lugar donde los dioses podían descansar y vivir sin ninguna preocupación, era la protección para ellos más fuerte, así que cuando vieron esto de inmediato se preocuparon, así que había que llegar lo antes posible así lo hicieron, cuando llegaron al final del jardín marchito y mal trecho, vieron el templo, estaba descuidado y sucio como si hubiera pasado mucho tiempo abandonado, vieron la gran puerta que estaba en el mismo estado de abandono y desgastado que a sus ojos, contagiaba tristeza. Es cuando Anubis se dispuso abrir y así lo hizo, esta al abrirla rechino en una forma tan grotesca que la misma puerta parecía decirte no me abandones y ayúdame, así con la puerta entre abierta, entraron todos al templo, vieron los pasillos sucios y llenos de hojas secas donde había plantas y flores, solo quedaba una varas secas, soplaba un viento frío y seco que calaba hasta los huesos, pero aun así continuaron recorriendo el templo, subieron donde estaban todos los dormitorios, se asomaron para ver el patio, en el solía estar una fuente donde corría el agua constantemente, con unas figuras de gatos y leones que por el hocico lanzaban agua, pero no, ya no había nada de eso, solo ruinas, pedazos de las estatuas por todos lados, toda la fuente estaba rota y en ruinas. —Sí, si el templo todo era ruinas algo muy mal y feo paso en este lugar. —dijo Armando. Así continuaron viendo todos los dormitorios, estaban en igual forma, Bastet dijo: —Es inútil que continuemos, todo está de igual manera, no sabemos lo que paso, pero fue algo muy, muy malo, no se ve donde estén los demás dioses o que paso con ellos y eso es lo que debemos averiguar de inmediato, por lo menos tenemos que encontrar a uno para que nos diga que es lo que paso. Mientras tanto Ernesto que se quedó viendo el patio y la gran fuente en ruinas en el centro de está, si de la fuente había algo raro, era como un circulo n***o, entonces les dijo: —Hey, hey vengan. Todos se acercaron a ver que con la mano y el dedo estirado les señalaba, fue cuando todos vieron como ese pequeño círculo se hacía más grande, viendo esto todos se agacharon para esconderse, y por los orificios del balcón ellos veían todo lo que pasaba, así vieron que aquel circulo n***o se hacía más grande y más grande y vieron como de ahí empezó a salir Osiri con dificultad, era como si saliera de un hoyo en el cual apenas y cabe y tiene que hacer un gran esfuerzo, así cuando termino de salir se paró a un lado de la que un día había sido una fuente, y ahora era la que comunicaba con el inframundo, Osiri continuo parado, en eso se iba a levantar Anubis para hacerle frente, pero Ernesto se lo impidió y a señas le indico que viera, en eso empezaron a salir uno por uno los demás dioses de inframundo que eran tres Sobek, Toht y Geb, atrás de ellos empezaron a salir unos pequeños demonios que los seguían, ellos eran las gárgolas que ya antes ellos habían visto, pero estas son más pequeñas. Enseguida Bastet les dijo a todos con voz muy baja. —Ellos no saben que estamos aquí, así que tenemos que atacar por sorpresa y por todos lados, que sea como una emboscada, de otra manera va a ser más difícil de terminar con ellos, tenemos que hacer que regresen por su propio pie al inframundo, Ernesto ¿Cuantos frascos te quedan? —pregunto. El contesto: —No sé, no sé, pero voy a ver. Abrió la mochila y les dijo: —Solo son cinco. Bastet contesto: —Con eso son suficientes, recuerdan lo que dijo Set, pero tienes que ser ustedes los que los lancen al mismo tiempo, cuando todos estén en el centro ustedes al mismo tiempo los tienen que lanzar de acuerdo. —Sí, sí de acuerdo. —contestaron todos los chicos. Bastet continúo diciendo. —Nosotros tenemos que juntarlos a todos en el centro, para que ellos hagan lo suyo.

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