Lo mejor de las torturas era ver como esta hacia que todo se viera más atemorizante, el goce de ver la sangre correr de madera pausada por la piel abierta con pequeñas cuchillas filosas, el sonido d ellos gritos, las risas macabras de Ozan, extrañaba todo eso. Al entrar ya su silla estaba posada frente a Ferrer quien estaba atada de manos y pies a una plancha de metal completamente desnuda. Era una mujer un poco baja, delgada y aunque rondaba los 40 años estaba muy bien cuidada, tenia unos ojos miel, cabello rubio y labios carnosos. La Regina noto como Ozan la miraba, era una mirada pervertida, llena de deseo y si su fiel carnicero hacia todo bien, ella seria suya. - Sácale lo que quiero y será tuya Ozan. Los ojos del hombre brillaron expectantes. La pobre mujer lloro, lloro tan