Lo miré estupefacta apenas separó sus labios de los míos, sus ojos se posaron sobre mi rostro y una chispa de anhelo creció en mí. Algo que jamás en mi corta vida había experimentado, pero todo se derrumbó cuando me di cuenta por quien sentí esa breve emoción. Mi subconsciente me llamo de golpe al mundo real y cuando vi una sonrisa aparecer en su rostro lo supe. Se formó un surco en mi frente en el instante en que lo abofetee, Eliot me miro estupefacto y borro su estúpida sonrisa, no tenía planeado decir algo, estaba ido así que fui yo quien hablo primero.
—Eres un idiota Donovan... no soy la misma de antes y si lo fuera con el último que me metería sería contigo.
Estaba asombrado y supuse que era porque no había caído ante sus encantos, no señor yo jamás volvería ser así. Volvió a sonreír, pero esta vez era más parecida a una mueca y negó mirando el suelo.
—Con todos menos conmigo...- —susurro. No entendí ese comentario, pero tampoco me interesaba saber a qué se refería, así qué di media vuelta y empece a caminar a dirección contraria.
Toque mis labios por un breve momento sintiendo aún el ligero hormigueo que habían dejado sus labios ahí, negué de inmediato. No había podido gustarme su beso, que asco.
.
.
.
Llegue a casa una hora después, diablos tendría que pararme mucho más temprano si quería llegar a tiempo a la Universidad. Reina me llamó apenas entré, entorne los ojos y me dirigí hacia la cocina donde sorpresivamente se encontraba mi padre, me miró serio. Los ojos negros de Eliot me encontraron también y fue ahí donde supe que estaba perdida. Me senté en el comedor frente a mi padre y junto al odioso de mi hermanastro, Arturo me miró frunciendo los labios, estaba molesto y yo estaba expectante, no era que mi padre fuera malo, pero si era muy estricto cuando de problemas en la escuela se trataba. Solo esperaba que el idiota de Eliot no hubiera dicho nada de lo que realmente pasó, pero conociéndolo esa probabilidad era escasa.
—Jovencitos... —empezó a hablar—. Me han llamado de la Universidad con la noticia de que han sido acreedores a un castigo por ser partícipes en una riña escolar, ¿alguno de ustedes me puede explicar eso?.
Nos miró a ambos, sentí la mirada de Eliot buscando apoyo, pero decidí no hacer las cosas más difíciles.
- David...
- David golpeo a uno de nuestros compañeros, tuvieron una diferencia de opiniones y Eva quiso separarlos, todo se volvió un caos y también me metí para alejarla de la pelea, en ese momento el director paro el pleito, pero nosotros ya estamos involucrados —Eliot dijo sin titubear. Era bueno, tenía que admitir.
Mi padre alzó una ceja y su rostro se suavizó.
—¿David, tu novio? —me preguntó.
—Ya no es mi novio, terminó conmigo una semana después de que Mamá y tú...
Mire a Reina y ella bajo la mirada. Ella era buena aun que con eso yo no pudiera olvidar lo que le había hecho a mi mamá. Arturo carraspeó la garganta y regresé mi atención a él.
—¿Y te metiste a defenderlo a pesar de que terminó contigo? —Negué enseguida.
—Golpeo a Tayler — exclamé.
—¿Ese amigo tuyo que siempre a querido contigo?.
Desvíe la mirada y asentí escuchando la risita de Eliot a mi lado, traté de ignorarlo. Me pare de mi asiento y me incline sobre la mesa.
—¿Eso es todo? —pregunté impaciente.
—Aún no jovencita...
—Tengo una llamada pendiente con Mamá. —Alce mi ceja y lo miré retante.
Carraspeo de nuevo la garganta y miró a Eliot. ¿Ahora qué?
—Desde mañana te irás a la Universidad en el auto con Eliot.
—¿Qué? —dije irritada.
No sabía que había sido lo que despertó en mí la necesidad de sincerarme de una buena vez, pero lo hice al fin.
—Voy a hacer clara papá, estoy aquí porque tú me estás obligando, no quiero convivir ni con tu amante. —señalé a Reina—. Ni con el hijo de ella, Eliot es el patán más grande que conozco además de ser el mejor amigo de David, ambos nos odiamos y no nos soportamos, así que no me pidas que el único momento donde puedo ser libre de esta maldita realidad la pase junto a él...
Arturo se levantó con brusquedad dando un golpe fuerte sobre la mesa haciendo sobresaltar a todos.
—No te permito que le hables de esa manera a Reina y de una vez te digo, aquí se hace lo que yo diga, y lo que yo digo es que tú te vas a ir con Eliot a la Universidad...
—Arturo, yo tengo que decir...
—Tú cállate, no me importa que se odien y si se niegan a obedecer, a ti...- señalo a Eliot—. Te quito el auto y a ti... —Me señalo—. Te quito el permiso que tienes de ir con tus amigos a la playa ¿entendieron?.
Nos señaló a ambos. Me crucé de brazos y entorné los ojos sin decir nada, miré de reojo a Eliot quien estaba sorprendido.
"Solo es poco de lo que te espera".
Él jamás había visto a mi padre así, estaba segura. Pero a pesar de buscar ayuda en su mamá ella simplemente negó.
—Ahora sí, ya terminé.
Salió de la cocina dejándome ahí con Reina y Eliot, ambos escudriñándome con la mirada. Tomé mis cosas y salí a toda prisa yendo a mi recámara.
Avente mi mochila en alguna parte de la cama y me peiné el cabello, frustrada. Esto tenía que ser una broma, mi vida en realidad apestaba como dijo Alex. El sonido de mi celular me distrajo un poco de mi enojo y cuando miré la pantalla solo quise llorar.
—¡Mamá!...
—¿Qué pasa corazón? —No quería llorar porque no quería preocuparla, pero el nudo en la garganta lo sentía romperse poco a poco.
—Nada, solo problemas con el odioso hijo de esa mujer. —Me senté en la cama.
—¿Con Eliot? —Fruncí el ceño.
—¿Lo conoces? —Escuché como soltó un suspiro.
—Eva, tal vez tenga que contarte algo —su voz sonó preocupada.
.
.
.
Bajé a la sala a todo velocidad para buscar a mi padre y cuando lo encontré plácidamente recostado en el sofá junto a Reina mi sangre hizo ebullición en mi interior.
—¿Cuándo ibas a decirme que le fuiste infiel a mamá con su mejor amiga? —le exigí furiosa.
Ambos me miraron expectantes y no dijeron nada. ¿Se iban a quedar callados?
—Eras amiga de mi mamá desde la infancia y ¿así fue como le pagaste, metiéndote con su marido? —Le reclame a Reina.
—Eva deja...
Reina estaba a punto de hablar, pero mi padre se lo impidió parándose frente a ella. Tal vez pensado que la podría golpear y tenía que admitir que ganas no me faltaban.
—Es algo que no te incumbe. —Abrí mi boca sorprendida.
¿Estaba hablando en serio?
—Arturo, Eva necesita saber la verdad —dijo Reina a su lado. Al menos tenía la decencia de admitirlo, pero parecía que mi padre no la escuchaba.
—¿Verdad? —pregunté aturdida, sin entender a que verdad se referían.
—¿De qué verdad hablan mamá? —Eliot preguntó cuando venía bajando las escaleras y ambos los miramos expectantes.
—Aún no es el momento Reina —dijo mi padre con firmeza—. Que les baste saber que lo que hicimos fue por el bien de ambos.
¿Qué?
—No puedes solo decir eso, le fuiste infiel a mamá con su amiga —volví a recalcar.
—El problema lo tengo con tu madre no contigo.
Se sentó de nuevo en el sofá como si nada hubiera pasado y decidió no decir nada más. Esto era el colmo. Eliot miró a su madre buscando una explicación y ella negó cabizbaja, susurrando un lo siento. Me tomé la cabeza exasperada, quería respuestas, pero no las obtendría, no de mi padre. Quería aliviar el enojo y la confusión que me había creado toda esa verdad y simplemente vi una buena escape, tomé mis llaves y salí de casa, azotando la puerta.
.
.
.
Sentí sus caricias sobre mi cuero cabelludo y sus suaves manos recorrer mi brazo con un toque de maternidad mientras yo lloraba por primera vez sobre su regazo.
—Ya nena, todo pasará.
—¿Por qué tengo que soportar esto? —Me acurruque más entre sus brazos—. Solo falta que me orine un perro para que mi desgracia esté completa.
—¡Dios...! —Alex entró al apartamento de Deyna con movimientos apresurados y la respiración entre corta—. Traje helado y muchos chocolates. —Alzó las manos y camino hacia nosotros—. ¿Por qué mierda vives en el 8.º piso y el ascensor no sirve?. —Se quejó mirando a Dayna
—Ya, ya, no te quejes solo trae eso para que Eva pueda desahogarse mejor.
Me incliné para poder sentarme sobre el sofá y poder tomar el bote de helado para empezar a comerlo.
—¿Por qué no te distraes?... —sugirió Alex al verme tan mal, aún llorando mientras metía una gran cantidad de helado a mi boca.
—¿Omo...? —Lo mire atenta y trague.
—Talvez... —Se encogió de hombros—. Digo tal vez... necesites pues... algo de sexo.
Miré a Deyna, ella asintió de acuerdo y volví a llorar.
—¿Por qué lloras ahora?
—Porque es verdad, quiero Sexo. —Trage más helado—. Hace un mes no me acuesto con nadie, ganas me sobran, pero solo pensar en que todos en la Universidad volverán hablar de mí por eso me desalienta y más el tarado de Eliot, empezara con sus idioteces diciendo que le presto el culo a todos...
Alex río y yo lo miré mal. ¿Qué tenía de graciosa mi desgracia?
—Cálmate no me mires así... solo siento que Eliot dice todo eso porque es al único con el que no has estado.
Medite sus palabras y el beso que me dio, era un hijo de puta, literal, él me besó por eso, quería solo usarme y contarle a David lo que había hecho porque así eran los malditos hombres.
—¿Y por qué no entras a una de esas aplicaciones para buscar pareja? —Ambos miramos a Deyna como si estuviera loca—. No es mala idea, puedes conocer gente que no sea de la Universidad que no sepa nada de ti y solo pasar un buen rato y ya, nadie sabrá que eres tú, incluso sus encuentros son a ciegas. —dijo entusiasta y tenía que decir que sonaba interesante.
—¿Y cómo sabrías que la persona con la que hablas es quien dice ser y no un hombre obeso detrás de un perfil falso? —pregunto Alex. Tenía un punto sobre eso.
—La aplicación es muy estricta en cuestiones de identidad, piden toda clases de evidencia para confirmar que eres esa persona que dices ser, pero jamás les deja ver a los usuarios tu verdadero rostro.
Ambos soltamos un ¡ohhh! Sorprendidos y luego fruncí la mirada, pensativa.
—¿Cómo sabes tanto? —le cuestioné. Se puso nerviosa y desvió la mirada —A ver, a ver, cuenta —le exigí. Se acomodó en su asiento y empezó hablar.
—Vale... Solo no me juzguen —advirtió. Alex y yo cerramos nuestras bocas y la miramos atentos—. Aburrida me cree un perfil, "PinkPrincess", encontré a un chico maravilloso, hemos tenido varios encuentros, ya saben... —Río pícara—. El dios de la destrucción", chicos en serio no jugaba cuando se puso ese sobre nombre. —Miro hacia enfrente ensoñada mientras esperábamos escuchar más detalles, al menos yo lo esperaba—. No pensarán que les diré todo, verdad. Solo que les baste saber que lo disfruten mucho.
—Dale... Ya entendimos...- interrumpió Alex haciendo cara de asco. Lo comprendía el sexo hetero no era lo suyo a él le gustaban los hombres.
—Jamás le he visto la cara, siempre usamos antifaz, pero al tener tanta química tú puedes decidir si quieres tener más que solo sexo. —Deyna se mordió su labio tal vez recordando algo.
Realmente no lo pensé mucho, la idea sonó tentadora, y tener sexo con alguien que ni siquiera verá tu rostro o te pregunte si te puede invitar a salir después de algo que no te gusto es fantástico y mucho más si no era nadie de los idiotas de la Universidad.