Julieta. Mis abuelos me observaron curiosos, pero no dijeron nada simplemente se quedaron callados mientras yo me movía por la casa buscando algunas cosas, me deje mi vestido, me puse unas sandalias chatitas, tome mis lentes de sol y semi recogí mi cabello. Tome algunos de mis pendientes y los coloque en mi oreja, los anillos y las cadenitas, era fanática de las chucherías, tenía de todo tipo, sobre todo un colgante en forma de… removí el alhajero al menos unas seis veces, lo había guardado, yo tenía mi colgante en ese lugar, no lo había tocado. - ¡Tita! - grite mientras bajaba las escaleras. - ¿Qué pasa mi niña? - sus manos sostenían el trapo de limpiar. - Te voy a poner una empleada como no me hagas caso - elevo una ceja. - Te voy a dar una nalgada