Ethan
Me quede observando los documentos sin decir nada, solo leyendo cada parte de aquel papel ella no quería nada, no pedía nada, solo su “libertad”, joder trataba esto como si fuera una maldita prisión y no un matrimonio.
Dónde había quedado los te amo, las promesas de amor eternos, sus frases de felicidad infinita, nada de esto tenía sentido, ella no parecía ser mi esposa, no la mujer con la que compartí dieciséis años de matrimonio y prácticamente veinte de novios. No ella no era esa mujer, no era chica que planeo nuestra boda, la que dijo aquellos votos.
— Tú - negué - ¿Has perdido la cabeza? - la observó - ¿Qué te ocurre? ¿Necesitas algún tipo de tratamiento? - estaba a un paso de perder la poca cordura que tenía.
— ¿Estoy loca? - carcajeo - Nunca te das cuenta de nada, no me registras, estás todo el día metido en aquella pocilga que llamas restaurante - abrí los ojos grandes.
— Esa pocilga te ha mantenido todo este tiempo, porque no has trabajado nunca, ni siquiera cuando Deni no existía - movió la mano.
— No he trabajado porque he sido tu esposa trofeo, la mujer de la casa, la señora de los recados - parpadeo.
— ¿Estás consumiendo algún tipo de droga? - me siento en la mesa.
— Ahora me tratas de adicta - tira una lapicera en la mesa.
No me asombra que la tuviera, quizás a esta altura no me asombra nada de ella, claramente jamás la conocí, nunca. Está mujer había estado escondida de mis ojos o había cambiado tanto con el paso del tiempo que ahora estaba frente a mí la verdadera, aquella que se formó mientras yo trataba de darle lo mejor a ambas, mientras intentaba que no les faltara nada.
— ¿Desde cuándo lo tienes planeado? - tomo la lapicera esperando que responda.
— Dos meses, quizás un poco más - afirmo despacio.
— Te has acostado conmigo, no nos hemos cuidado, dijiste… - cierro los ojos.
— Oh, cariño, me encantaría tener más hijos contigo, espero pronto llegue, es una decepción tan grande ver que no llega - removió su cartera y saco una caja que tiro a la mesa - Era mentira, como los últimos tres meses de nuestra relación - la mire - Oh sí, así, qué bien lo haces - fingió gemir antes de reír - Siempre fuiste un nerd y siempre lo serás y así te quedaras, solo toda tu vida, porque lo único que logras calentar es la cama para dormir - miro los papeles - ¿Vas a firmar? - sonreí.
Mis manos buscaron el lugar exacto donde coloque mi firma, pase los demás papeles hasta llegar a la tenencia de nuestra hija, suspire aliviado cuando vi que se quedaría conmigo, ella se iba con sus cosas y ya, no pedía nada de acá, solo su libertad y no ser buscada.
Me resulto gracioso, jamás en lo que quedara de mi vida la buscaría, no volvería a cometer este error, no pasaría de nuevo por toda esto.
— Toma - me levante y la observe - No quiero que vuelvas nunca más, eres libre, ahora sal de mi casa - señale la puerta y me observó.
— Despídeme de Denisse - negué.
— Le diré que te fuiste, quédate tranquila, pero desde ahora en adelante, ella es mi hija, solo mí hija - me miró por sobre su hombro - Que seas feliz - una sonrisa ladina apareció en su rostro.
— No me olvidaras tan fácil Ethan, al final de cuentas, siempre estuviste enamorado de mí - subió sus hombros y salió.
— Aby - giro con una sonrisa cargada de suficiencia. - Las llaves de tu auto, lo pague yo, está a mi nombre - junto sus cejas.
— Me lo disté - subí mis hombros.
— Se lo di a mi esposa, tú no lo eres más - estire las manos - Vamos, o lo reportare como robado, tú decides - negó.
— ¿Esto es porque te dejo? - busco las llaves.
— Esto es porque estás tratando a nuestra hija como un objeto sin valor - moví los dedos - Las llaves, las dos llaves, de la casa y del auto - sacó ambas y me las tiro por el pecho - Largo.
Señale la puerta sin siquiera mirarla, solo observaba los papeles en la mesa y me mentalizaba en todo lo que vendría, en como las cosas cambiarían a partir de ahora, como todo se complicaría, en como haría, yo no tenía idea de todo esto, era su padre, estaba con ella varias horas en el día, pero el grueso del trabajo lo hacía Aby, ella era la encargada de todo porque así lo quiso, ella había decidido que sea así.
Cuando nos casamos no teníamos todavía planeado tener a Deni, mis padres acababan de fallecer, yo aún estaba procesando su pérdida, todo había sido tan reciente, trágico e inesperado que fue Aby la encargada de todos los trámites, ella me acompañó, apoyo e hizo los preparativos para el funeral.
Aquella mujer no era la misma que acaba de salir por la puerta, esa mujer me ayudó a seguir, nosotros nos centramos en armar mi local de comida, en ese momento yo estaba a mitad de mi curso, era un sacrificio enorme, poner un local de comida, empezar simplemente nosotros dos a poner en marcha todo.
Fueron muchas horas de trabajo, mucho sudor y esfuerzo, pero juntos lo hicimos, cuando todo comenzó a marchar bien y las ganancias aparecieron, Aby decidió quedarse en la casa, para ese entonces ya tenía una moza y un ayudante en la cocina. No era la gran cosa, pero funcionaba, entonces, porque no dejaría a mi esposa estar tranquila en casa.
Mi teléfono suena y sé que mi momento de reflexión acabo, tengo que ir al local y luego buscar a Deni, tengo que llevarla al restaurante conmigo, hacer que las cosas funciones y luego al llegar a casa explicarle que su mamá nos dejó.
Suspire frustrado antes de atender.
— Pia - respondí saliendo de la casa.
— Jefe ¿Viene? - mire a la calle y la observe esperando en la vereda.
— Sí, ya voy - cerré con llave y saqué la de repuesto antes de caminar a mi auto.
— Ethan - la ignore - Amor… - carraspeo - Ethan, llévame a la ciudad, el coche está tardando mucho.
Me llamo, ella tuvo el tupe de llamarme, hasta que se le escapo aquella palabra que pensé que era sincera.
La ignore y me subí en mi auto sin mirarla, no valía la pena, nada de esto lo valía, encendí mi auto y acelere dejándola a ella en el medio de la calle, mirándome desde la distancia y yo observándola, fue como una despedida, una gran y dolorosa despedida.
Mis ojos se llenaron de lágrimas, una acumulación de dolor que no podía dejar salir como quería, era algo que me estaba consumiendo de a poco, tenía mi alma colgando de un hilo y mi corazón en pedazos, millones de pedazos que ella estaba pisando con una gran sonrisa.
Está no era mi Aby, no era aquella mujer que ame, aquella chica que vi y añore, no era la madre de mi hijo y yo definitivamente acababa de dejar de ser aquel hombre, ya no volvería a caer en las garras de ninguna mujer, no sentiría nuevamente amor, solo me dedicaría a mi trabajo e hija, las mujeres iban a ser una gran mancha en mi pasado.
Simple.
Derrame algunas lágrimas más y llegue a mi trabajo, observe aquel lugar y su enorme cartel en la entrada, “Wabi- Sabi”.
— Entraremos la belleza en todo este embrollo - limpie mi rostro y baje del auto.
Mi local ocupaba toda una esquina, estaba junto a la plaza principal, era lo primero que se veía cuando uno entraba al pueblo, la plaza central, algunos locales comerciales, una heladería y mi restaurante.
Un local completamente vidriado en su exterior, con un pequeño deck con mesas y sillas para aquellos que querían comer fuera y mesas de madera en el interior, el ambiente contaba con un patio interno, ahí también se encontraba algunas mesas y una fuente ligada a la pared que le daba un ambiente entre oriental y autóctono, gracias a las plantas y la decoración.
— Pia - salude mientras las mozas iban y venían con cafés - ¿Qué ocurre? - suspiro.
— Bueno, tenemos un problema con uno de los camiones, la carne no ha llegado, lo que nos deja sin cinco platos para el día de hoy, algunos se pueden hacer sin necesidad de preparación, pero, aunque lleguen en una hora no podremos trozar la carne - pase las manos por mi rostro.
— ¿Qué le ocurrió a la carga? - mi cabeza estaba comenzando a doler.
— Se rompió, creen que tienen una demora mínima de tres horas - mi ojo titila un poco
— Hoy el día no puede empeorar más - suspire mientras cerraba mis ojos.
— Jefe, lo llaman del colegio de su hija - jadee y gire - Dicen que su mujer no contesta y no hay nadie en su casa - relamo mis labios.
— Tranquila - mire a Pia - Hoy es día vegetariano, solo pongan los menús que se puedan hacer con la carne que tenemos - camine hasta la recepción - Hola - suspire.
— Señor Davis, habla la directora de la escuela, estamos esperándolos para la reunión de hoy, es la tercera vez que los llamamos - cierro mis ojos.
— ¿Tercera vez? - balbuceo.
— ¿No sabía de la reunión? - tomo aire y lo exhalo con cuidado.
— Ahora mismo voy para allá.
Terminé de acomodar unas cosas y le pedí a mi encargada que solucionara las cosas como pudiera, no podía con todo esto, es que mi vida parecía colapsar toda junta, cada parte de ella estaba jugando a no funcionar como debía.
Entre en mi auto y fui directo a la escuela, un lugar que no estaba a más de seis cuadras, pero como ya iba tarde a una supuesta reunión que ya había cancelado otras dos veces.
Golpeé el volante dos veces antes de estacionar y caminar por los pasillos del colegio intentando calmarme, la directora estaba en el pasillo con una de las docentes, sonreí un poco para evitar la vergüenza y ellas me devolvieron el gesto mientras abrían la puerta para que entrásemos.
— Buenos días - salude a ambas.
— ¿Su mujer no va a venir? - aprete mis dientes mientras buscaba la respuesta.
— Nos separamos - ambas abren su boca - Es algo reciente - mire mi reloj - Diría que algo de cuarenta minutos - una risa amarga sale de mis labios.
— Disculpé, no - moví la mano.
— Tranquila, estaba asfixiada, así que nos abandonó a los dos - la decepción llega - Supongo que tienen que saberlo por las dudas que Deni cambie un poco su comportamiento - ambas se miran.
— Señor Davis, ¿Usted estaba enterado de las reuniones del colegio? - niego.
— No, son temas que manejaba Aby, ella se encargaba de esto y me informaba lo que tenía que saber, notas, entregas de boletines o actos, mis horarios son extensos - la directora suspiro.
— Mire señor Davis, sabemos que trabaja todo el día, lo vemos en el pueblo, pero nosotros hemos citado muchas veces a su ex esposa - las mire confuso.
— ¿De qué hablan?
— Bueno, Deni llegaba sin hacer sus tareas o en algunas oportunidades con algún corte o quemadura, ella decía que tenía que cocinar la cena - mi sistemas se alertan.
— ¿Qué? - espero haber escuchado mal.
— Sí, además de limpiar la casa, por eso no podía hacer los deberes, su esposa - negué - Ex esposa dijo que eran mentira y estaba en una etapa rebelde porque estaban buscando otro bebé - me levanté.
— Hija de… - me calle - Lo siento, yo - suspiro - ¿Por qué es esta reunión? - paso las manos por mi cabello.
— Por las notas de su hija, han bajado y estamos preocupados por su rendimiento, tenemos protocolos que seguir, simplemente era su última oportunidad - se levantó - Ahora que la situación cambio le ofrecemos un tiempo y una advertencia más - junte mis cejas.
— Entiendo - afirme despacio.
— Hoy tienen día especial, ella no ha traído lo que se pidió, había que venir disfrazados para hacer juegos, estuvo llorando, si quiere puede llevársela para que este más cómoda - afirmé.
— Claro, me la llevo.
Pase las manos por mi cabello mientras la esperaba en el pasillo, todos los niños corrían con distintos disfraces de aquí para allá, porque no me dijo que tenía que venir disfrazada, porque se quedó callada, si ella. Suspiro.
— No es su culpa, es tuya - me reclamo - Es tu jodida culpa.
— ¿Papá? - su voz suena a mi espalda y me volteo para verla.
— Hola pequeña saltamontes - sonreí y bajé hasta su altura - Sabes, hoy tendremos un día de padre e hija - sus dientes asomaron.
— ¿Podemos comer helado? - afirmé.
— Podemos - tome su mano y salimos de la escuela.
Su mano tomo la mía mientras la subía en el auto, sus ojos me observaban tranquilos pero analizadores, era raro que una nena de casi seis años me estuviera analizando.
— Ella se fue ¿Verdad?