Observando el techo de su habitación, Aaron soltó un pequeño gemido y tomó una almohada para cubrir su rostro con ella. Todavía no podía creer la extraña mañana que había tenido. Y aunque quisiera nombrarla como terrible y horrorosa, en realidad, no podía hacerlo cuando fue todo lo contrario, a excepción del último momento, claro. Pero dejando de lado la vergonzosa imagen y malentendido que había mostrado, y se concentraba en lo bueno... Y con bueno no se refería precisamente al espectacular cuerpo de Liam y toda su anatomía, sino que a lo que habían estado hablando antes de ser descubiertos por Esteban. El que el alfa descubriera sobre sus poderes especiales, y que no se hubiera enojado por haberle ocultado aquella información ni intentara presionarlo para mantenerlo en su manada y a