Tercer Cielo.
Palacio de los Arcángeles.
Vlad revisaba y daba el visto bueno de los informes allegados por los líderes de cada sede de Los Vigilantes en los diferentes planetas. Sí, eran millones de informes los que llegaban cada mes a su oficina en el Tercer Cielo, pero el primer filtro pasaba por el despacho de Miguel, y a él solo le dejaba los más importantes, los de las galaxias más conflictivas.
Se rascó su cuidada barba de tres días mientras analizaba el último informe. No era un informe de un Vigilante de algún territorio en algún planeta. Era un informe de Abadón, el ángel del abismo, aquella zona colindante con el infierno en el que vigilaba que los demonios no hicieran de las suyas...que no dejaran salir a las bestias que Jehová había mandado a encadenar allí hace eones.
