—Los niños ahora se quedarán contigo —lo miré atenta—, mañana tenemos que ir por los papeles y a realizar su nueva documentación. —¿Y Gianfranco? —Gianfranco se tiene que ir de aquí, tiene prohibida la entrada a Italia por todo lo que ha hecho. —¿Cómo sabes tanto de él y de Zamira? —Es largo de explicar eso ahora… —Tengo todo el tiempo del mundo. —Cariño… Él quería casarse contigo en su momento para quedarse con la fortuna de mi padre —abrí mis ojos como platos—, y al no responderle, la opción que tenía era matarte y quedarse con sus hijos. —Él… Él… —un nudo se apoderó de mi garganta—, él es tu hermano… —Sí, pero no llevamos el mismo apellido, él tiene otra madre. Comencé a llorar, viví en una mentira todo este tiempo y estuve engañada, me acabo de casar con la familia de