QUINCE
Sam miró a su alrededor, estaba en su forma humana y en un lugar diferente, en algún lugar azul y oscuro. “Bienvenida a mi hogar,” le dijo Poseidón. No lo había visto antes. “Eh, gracias, creo,” respondió Sam y el dios comenzó a caminar por un pasillo. Sam lo siguió y llegaron a una enorme sala. Esperaba ver un lugar antiguo lleno de estatuas y armas, en lugar de eso vio un enorme departamento.
“Ah, hola, bienvenida a nuestro hogar, que bueno que llegaste,” dijo una mujer y llegó desde otro cuarto. Medía dos metros y tenía brillante cabello verde. Estaba usando una camiseta verde y unos pantalones de mezclilla azules. “Sam, ella es Anfitrite,” dijo Poseidón y sonrió.
“Hola,” respondió Sam y sonrió, sintiéndose muy pequeña en comparación a los otros dos.
“Por favor, siéntate, ten
