Ya había amanecido, no tenía siquiera noción de la hora, no importaba tampoco, era alegría pura, un bolsón de azúcar. El ayer seguía intacto en mi memoria, era todo lo que pensaba, y saber que podía seguir viéndola me llenaba el espíritu para encarar las cosas de otra manera. Pasé el día escribiendo con las manos mientras mi cabeza daba vueltas a la tierra, no sé si eso era inspiración, pero estaba dándolo todo en eso; para el día de mañana tenía que presentar ideas sobre estilos de vida, así que me base en la rutina del barrio donde vivía. Las costumbres acá son muy simples, pero eso no significaba algo malo, al contrario, en los detalles de estos comportamientos es donde estaba la alegría, el confort y la recompensa de cada quién. Las personas generalmente esperan cosas exóticas o vidas que son un sueño, lo cuál no está mal, pero a mis ojos la belleza es otra cosa, otras situaciones y otras emociones encontradas. Personas que esperan todo un día para disfrutar una simple bebida o comida, sentarse en un banquito a disfrutar de la ciudad la cuál transitan sin ser parte de esta aunque sea por un instante. Mis palabras siempre fueron ambiguas, sin embargo, era directo en lo que a pensamiento respecta, para que aquellos abrumados por la agotadora rutina tengan un momento de tranquilidad. Así que mi propósito estaba hecho, solo me restaba presentarlo y conocer a mis compañeros el día de mañana; mi mamá llega de hacer las compras y me mira de reojo, como esperando alguna noticia. Disimuladamente comienza a silbar y sonreír mucho, como queriendo captar mi atención, pero dado a que yo no daba mucha importancia se cansó y fue directa.
- ¿Y? Me vas a contar o no...-
- Hola ma ¿Qué cosa tengo que contar?- Sabía que es lo que quería saber, pero necesitaba precisión en sus preguntas, no quería contar de más.
- El porqué llegaste tarde anoche- Con una tonada picaresca que usa cuando adivina algo -Saliste con alguien ¿No?-Es increíble como interpreta todo tan bien, nunca lo voy a entender.
- Sí jaja ¿Cómo te diste cuenta? ¡No dejé la puerta abierta! ¿O sí? - ya estaba un poco nervioso pensando que hice algo mal.
- No hijo, no te preocupes que no pasó nada así. Te conozco mucho como para no darme cuenta, es raro verte tan activo y, para colmo, volviste a cantar en la ducha.- Me daba un poco de vergüenza eso, no soy de los que aprecian su voz. Además soy de cantar canciones que no van acorde a mi tono de voz.
- Tenés razón, ni yo me di cuenta de eso ¿Canté muy fuerte? No los quería molestar-
- Pero por mí canta siempre, es lindo verte con esa alegría, trata de cantar algo que me guste a mí también eh- Me decía mientras acomodaba todo en la alacena, siempre me entendió y acompañó en todas mis decisiones, no me sorprende que me notara algo distinto.
- Bueno dale jaja Conocí a alguien y salimos, y aparte está el trabajo que también me vino muy bien, no me quiero ilusionar pero al menos están siendo unos lindos días.-
- Te felicito, te va a hacer bien todo eso ¿Y como es ella? ¿La invitaste a comer? Así hago algo rico.-
- No! No nos conocemos tanto, si alguna vez da la ocasión la invito, pero por ahora nos estamos conociendo.- Estaba nervioso y emocionado ¿Quién sabe lo que podría pasar? Pensaba.
- Bueno bueno, no te presiono, seguí con lo tuyo, y estate preparado para mañana eh, que ya te conozco.-
Suelo ser bastante disperso cuando necesito concentrarme, por suerte el consuelo que genera mi familia me ayuda a volver a enfocarme en mis objetivos... ¿Objetivos? Hace mucho que no pienso en una meta, algún final para mis comienzos, desde que perdí el rumbo hace 2 años, siempre pienso que el pasado es mejor que el presente, como si en ese momento no hubiese pensado lo mismo, lo cierto es que estaba tranquilo, en pareja y con un buen trabajo, pero todo se desmoronó cuando empecé a abrirme, a sentirme libre al hablar de mis sentimientos.
Pero dar vueltas en el pasado no es algo que necesito ahora mismo, hay mucho que hacer y el tiempo no espera a nadie, el brillo del sol hacía presencia nuevamente en mi vida. Para "inspirarme" o relajarme un poco, suelo salir a dar unas vueltas o quedarme en algún lugar que me haga sentir cómodo, ese día tocó una plaza que encontré, es increíble como siempre hay algo nuevo en la ciudad, personas, lugares, todo. Sentado en el suave y verde suelo de la plaza, todo llegaba a mi cabeza, creaba historias de personas que no emitían voz, solo hacían la mímica, no necesito más que observar para imaginarme otras vidas. Las hojas de un árbol cayendo me parecían hermosas, la secuencia de ese acto natural, estaba en el lugar indicado, éramos mi cuaderno y yo, solamente nosotros.
Ya son las 4 de la tarde y decido levantarme para dar rumbo a mis pies, pensé en visitar a Dai e invitarla nuevamente a salir; estaba llegando al café y me temblaban un poco las piernas, pensaba "¿Por qué? Si ya pasé por lo peor, entonces ¿Qué me hace dudar?" respiré hondo y fui directo al mostrador, donde pregunté por ella.
- Hola buenas, quería saber si se encontraba Daiana.- El chico que atendía me miró como si ya supiese de mí, y lanzó una pequeña sonrisa contagiosa.
- Buenas tardes, por supuesto, ahora la llamo, mientras tanto ¿Quisiera ordenar algo?-
- Bueno dale, te pido un café con una porción de brownie por favor.-
- Perfecto, enseguida se lo llevan.- Y se despidió de mí con un guiño de confidentes.
Ella fue quien me alcanzó el café y se sentó a mi lado con una taza para ella.
- Hola ¿Qué andas haciendo? Es lindo verte por acá.- Por favor no me endulces más la situación que me pongo nervioso, pero me calmé para hablarle.
- Hola, estaba por acá cerca y pensé en invitarte a salir el fin de semana ¿Te gustaría?-
- Obvio! No tengo problema, pero elijo yo ¿Qué tipo de películas te gustan?- Mientras tomaba su café con tranquilidad. Yo no sabía bien que contestar, no era mucho de las películas.
- Bueno, no tengo gusto en específico, pero quizás alguna de fantasía como otros mundos o viajes en el tiempo, ese tipo de cosas.
- Perfecto ¿Te parece el sábado a las 8 en el cine que está acá en la avenida?-
- Dale, te espero ahí entonces.
Terminamos el café, ella se levantó y se fue, yo todavía tenía que terminar de comer y pagar, pero estaba satisfecho con la visita, fue productiva. Una vez todo estaba planteado, fuí corriendo (paso rápido en realidad) hacia lo de un amigo, más que amigo, un hermano de la vida.
Él me esperaba con la merienda en su casa, y es que ambos siempre nos juntamos a chusmear todo lo que nos pasa, somos amigos desde hace ya 12 años, pasamos mucho tiempo juntos. Su nombre es Fernando, obviamente le suelo decir "Fer", es más grande que yo, casi dos años, pero conectamos muy rápido en la escuela, ambos teníamos el mismo (o parecido) sentido del humor.