Soñando

1277 Words
Fer y yo estábamos por empezar con lo que para nosotros es como un ritual, la merienda y los chismes, su personalidad es firme cual roca, y yo soy terco en ciertos aspectos, aún así siempre escuchamos y aceptamos las opiniones que nos brindamos, aprendimos a respetarnos y desarrollar nuevas maneras de diálogo. - ¿Y qué onda? ¿Cómo estás?- Son siempre sus primeras palabras al sentarnos. - Cansado de ser feliz, curiosamente esta vez es verdad jaja.- - ¿En serio? Te felicito ¿Qué pasó?- - Conocí a alguien estos días y, como ya sabés, mañana arranco el laburo nuevo.- - Tenés razón, es lo que andabas buscando ¿No?- - Es un comienzo, ya sabés, quiero hacer mis cosas de manera independiente, pero con esto por lo menos empiezo a hacer algo.- - Es mejor que nada, pero por algo hay que empezar ¿Y lo de la chica qué tal? ¿Dónde la conociste?- Él todavía no sabía nada al respecto, eso me daba libertad de contarlo como yo quisiera, así que lo hice como si fuese un niño en navidad. Estaba súper emocionado al contárselo, y él, atento a cada palabra que yo emitía. -... Y el sábado vamos al cine. Pero bueno ¿Vos qué contás? ¿Todo bien?.- - Meh, todo tranquilo, no pasó nada relevante estos días, del trabajo a casa y de casa al trabajo. Igual, me alegro mucho por vos, ahora casi no vas a tener tiempo me imagino.- - Tiempo, siempre voy a encontrar algún momento para todo, no te preocupes, aparte tenemos que seguir escribiendo nosotros.- Hace unos años Fer y yo habíamos empezado a escribir lo que en nuestra cabeza iba a ser una película, el adora las películas y yo escribir, éramos el equipo perfecto. - Sí, con respecto a eso, lo dejamos para más adelante, tenés mucho que hacer ahora mismo, enfocate en eso. Hace tiempo mi amigo se empezó a cerrar en ciertos aspectos de su vida, como dejando cosas en el camino, lo entiendo, lo banco y me quedo a su lado. Todos tenemos esos momentos en los que flaqueamos y decaemos, yo los tuve y estoy seguro que los voy a tener, es en estos momentos en los que uno tiene que ser la fuerte contención del otro. Después de tanta charla quedamos en vernos la otra semana, o al menos llamarnos y tener una larga charla, las cuales se desvirtúan mucho ya que solemos desviarnos del tema muy rápido. Nueva mañana, nuevo yo, arrancaba a trabajar en una revista llamada "Presencias", no entendí el porqué del nombre, pero tiene cierto misticismo ; la revista es de poca fama, pero está en crecimiento, así que no podía pedir un lugar mejor, me encantaba. El edificio era antiguo, casi una casona vieja, le faltaba pintura del lado de afuera y los ventanales eran grandes y de madera, pero por adentro era muy lindo y limpio, no había comparación, por momentos me sentía sumamente liviano, era mi lugar. Alguien me recibe con un gran carisma y formalidad. - Hola! Vos sos Pablo ¿No?- - Si, soy yo ¿Vos sos?- - Julieta, un placer- Era bastante linda, una combinación justa entre belleza y ternura, sentí que nos íbamos a llevar muy bien- vamos a trabajar juntos a partir de hoy. Te presento al resto de los chicos ¿Te parece?- - Si, por favor, te sigo.- Todos estaban vestidos de manera informal, me sentía un poco extraño siendo el único de traje, quizás fue demasiado; llegamos a la sala donde iba a permanecer durante mi periodo en este trabajo, y ahí estaban todos, expectantes de mi llegada, me recibieron con gran entusiasmo, me sentía feliz de estar ahí. Los conocí a todos, y presenté mis escritos con gran emoción, no esperaba nada a cambio, sin tanto preámbulo empezamos a debatir sobre las cosas buenas y las que había que mejorar, todas eran muy buenas opiniones, y yo, atento, tomaba nota y realizaba arreglos. El grupo se conformaba según la columna a la que fuimos designados, así que éramos 4 integrantes por ahora, Julieta, la chica que me recibió, Andrés, quien se encargaba de la edición, María, correcciones y arreglos y yo, quien debía presentar ideas y transcribirlas a la computadora. El primer día fue agotador, por el simple hecho de que teníamos que presentar columnas para fechas posteriores y así adelantar trabajo, pero todo fue de gran ayuda, ya que con la mente ocupada no podría empezar algo nuevo; ni siquiera me planteé pasar por el café a la salida, estaba muy agotado, fui derecho a casa a finalmente intentar descansar, hace mucho no se me agitaba tanto el día. Así fue hasta el sábado, finalmente había llegado la fecha del encuentro, yo esperaba ansioso su llegada, la gente pasaba de un lado a otro, pero ninguna persona era ella, llegué a pensar que no vendría, pero la veo doblando la esquina, tan hermosa, radiante, tan propia. Nos saludamos como quien saluda a un amigo, todavía no existía un lazo tan intimo, y no había tiempo para nada más que un "Hola", ya que la película estaba por empezar. La película que ella eligió, era una combinación entre acción, drama, romance, fantasía y un poco de humor, era muy buena, si tan solo hubiese podido prestar más atención diría que fue genial, pero en un punto ella acomoda su brazo con mi brazo, haciendo un nudo tan suavemente que me tranquilizaba, luego de eso recuesta su cabeza en mi hombro, y todo se desvió hacia esa posición, no existía nada más en el cine que ella y yo, sintiéndonos el uno al otro. Al finalizar la película, eran alrededor de las 10 de la noche, decidimos ir a comer una pizza a un lugar que estaba cerca de ahí, y finalmente empezamos a hablar. - ¿Qué te pareció la peli?- Quería contestar rápido, pero mi mirada de perdía en la calidez de sus ojos. - Estaba buena, tenía un poco de todo, eso le dio el toque perfecto.- Intentaba decirle que apenas pude prestar atención, pero me daba vergüenza admitirlo! - Por eso la elegí, sabía que te iba a gustar... Esta pizza esta buenísima! Mira que probé en muchos lugares, pero no hay comparación.- Empezando a dejar de lado la vergüenza y humildad, mi lado más oscuro y problemático empezaba a dar la cara. - Bueno, eso porque no probaste las que hago yo- Mentira, nunca había hecho algo tan rico, pero le fanfarrón dentro de mí no tenía limites. - Si me invitas las podría probar- ¡Bingo!- ¿Te gusta cocinar? Yo no soy muy buena, pero me defiendo.- - No tanto, pero es casi como un talento natural que tengo, aunque no sepa que estoy haciendo, algo delicioso sale de ahí.- - Que mentiroso! Jajaja- Tenía razón, estaba mintiendo, pero ella lo sabía, y le gustaba.- Igual acepto un día de cocina juntos.- - Perfecto, cuando vos quieras yo te cocino, perdón, cocinamos juntos.- La velada estaba tomando un rumbo perfecto, ella no daba importancia a este cambio repentino de mi personalidad, se adaptaba, era increíble, terminamos de comer y empezamos a caminar para la ciudad y ver como la noche era consumida por las luces artificiales, un espectáculo digno de apreciar. Llegados a un punto ella ofreció (con mucho tacto) ir a su casa a descansar, y yo, inocente, acepté sin medir absolutamente nada; emprendimos rumbo hacía su casa, la cual no quedaba tan lejos como yo creía, aún así fuimos en colectivo, ella no es de esas personas que adoran caminar tanto.

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