3. EL FAN

1557 Words
ALANA - ¿Dónde están? – pregunto molesta por el celular, me siento agotada y me tocó caminar hasta dar con este lugar. Acepté salir únicamente por la insistencia de mi familia para probar la comida y conocer al chef, pero como siempre aún no han llegado. - Estamos llegando, se nos hizo tarde – habla su madre – sigue ordenando, pide lo que quieras y dile al chef que queremos lo de siempre para todos. - Vaya, parece que tienes un nuevo hijo favorito, ¿aló? – me cuelga. Llevamos 2 meses en Asia en la filmación de mi nueva película, participando en otras producciones en cameos y modelando, semanas agotadoras donde casi no he compartido con mi familia una cena caliente. Mi madre y hermanas pequeñas por su lado se han adaptado a nuestra nueva vida fácil, encontraron este restaurante de un a******o-Latino, quien tiene una comida fusión de ambas culturas que las enamoró, bueno a mamá y a Lili porque Luna a sus casi 6 meses recién podrá comer. Incluso mis hermanos que llevan unos días de vacaciones en el país, han caído en los encantos de este lugar y de su propietario. Me han dado indirectas de que haríamos una linda pareja, indirectas bien directas diría yo. Con mi familia somos sin filtro entre nosotros, muy unidos, muy metiches, pero siempre buscando la felicidad de todos. Hace 2 años nos llovieron los escándalos, papás separados, rumores de infidelidad, la prensa persiguiéndonos, sumado a la locura que desató las fotos escandalosas que filtró mi ex. Debo agradecer este proyecto no se haya ido al carajo, porque estar lejos de él, de quien arruinó mi vida y casi acaba con mi carrera, es lo mejor que me puede pasar. Desde que inició todo el alboroto me he mantenido lejos de los que creí eran nuestros amigos, de los hombres en general, quienes me ven una presa fácil, guiándose por lo que escuchan, o bueno, por lo que ven, sin pensar en que todo lo que hice fue por amor. - Vaya que las mujeres enamoradas son idiotas – pienso. Estuve meses sin salir de casa, con mi familia soportando un acoso mediático por mi culpa, pidiéndoles disculpas cada día por el infierno que les hacía pasar. Ahora están aquí, en el otro extremo del mundo acompañándome mientras enderezo mi vida, haciendo de cupido al parecer, con un tipo que quizás los puede estar usando para acercarse a mí. - Hola – le digo al host en un tono bajito, sin quitarme las gafas para no llamar la atención de los pocos clientes que hay. Es la primera vez que comeré en público desde que llegué – tenemos una mesa privada para los Zarate, mi familia está por llegar, pero quiero adelantarme. - Claro señorita – luce felizmente sorprendido – pase por favor, el chef tomará personalmente su pedido. Me guía a un reservado y es hermoso, tiene una pequeña fuente interna tan asiática que contrasta con la decoración mexicana que amo, aunque no sea ese mi país de origen. Me preparo para la llegada del chef, conociendo a mi familia debe ser extrovertido y ruidoso, tan ellos, bueno, tan yo antes de todo esto. Pienso en que seguramente va a coquetearme, así que debo prepararme mentalmente para el protocolo de siempre. Saludo, foto, autógrafo, espero no sea un patán y que no invada mi espacio personal, me cuesta mucho los acercamientos con extraños desde que intentaron tocarme, en más de una ocasión, debido a las dichosas fotos filtradas. Sacudo esos pensamientos, mi mamá nunca me pondría en peligro, mis hermanos no son buenos leyendo a las personas, ya lo han demostrado pues mi ex era su amigo, pero madre sí lo es y jamás me pondría en peligro. Me concentro en eso cuando escucho pasos, la puerta se abre encontrándome con un hombre que no esperaba. Todo él es una mezcla, tiene rasgos asiáticos, con su piel blanca porcelana, pero su cabello castaño claro, sus grandes ojos algo claros y pestañas tan rizadas denotan no es de aquí, aunque bueno, tampoco encajaría allá. Forja una sonrisa que le llamo diplomática, esa que colocas por educación sin ser del todo expresivo. Ante esta abro un poco mi boca de lo sorprendida que estoy, me encanta, es muy guapo, sin cuerpo de modelo, sin rostro totalmente perfecto, pero con un atractivo que lo ilumina > felicito mentalmente a mi madre por su elección. - Un placer, debes ser Ala – relajo mi rostro para no ser tan obvia, veo que mi familia habló de mí si utiliza el apodo con el que solo ellos y mis amigos más cercanos me llaman, también siento vergüenza porque no imagino qué nomás le contaron, especialmente Emmet – soy Gael, bienvenida a mi restaurante. - Mucho gusto Gael, soy Alana, pero en vista de que mi familia me presentó así, puedes decirme Ala – sonrío – gracias por alimentarlos estos días, han hablado mucho de tu comida. - Me alegro – se queda en silencio con su sonrisa cortés, como si no tuviera idea de qué más decir, tras largos minutos en silencio, parece querer decirme algo sin saber cómo hacerlo - ellos me dijeron que tú podrías… - ¿Yo podría tomarme una foto? ¿darte un autógrafo? ¿nombrar a tu restaurante en mis redes? Lo que te hayan ofrecido está bien para mí – me quito mis gafas y sonrío mostrando mi mejor ángulo – siempre es un gusto conocer un fan. - Ah… – se ve confundido, frunce el ceño y se queda mirándome fijamente, pensando, hasta que finalmente habla – disculpa, creo te equivocaste, yo no soy tu fan – siento me lanzaron un balde de agua, lo cual contrasta con mis mejillas que se empiezan a poner calientes – ni siquiera he visto una de tus películas – el agua que vuelven a lanzarme es helada - yo no pedí conocerte, tu mamá insistió en presentarnos – es oficial, el agua que vuelven a lanzarme es helada ¡y tiene hielo! – y ellos me dijeron que tú podrías pedir la cena por todos antes de que lleguen – el agua que vuelven a lanzarme es helada, tiene hielo y estoy en ropa interior, así me siento, porque nunca había experimentado tanta vergüenza. - ¡Sí! – contesto en automático sentándome - para mí los tacos de pollo, para ellos lo mismo de siempre – desvío la mirada porque no puede verlo a la cara. - Pero… no revisaste el menú – genial, más vergüenza – tenemos varios tipos de pollo, de salsas… ¿te sientes bien? ¿quieres agua? Estás muy roja – por Dios, solo que se abra el piso y me trague la tierra. - Los que tú me sugieras, yo como de todo, así que tráeme lo que creas me gustará y me lo como. Gracias. - Ok, ¿quieres que traiga tu plato primero o esperas lleguen todos? - Espero, yo los espero. - ¿Algo más? - ¡No! – me sale del alma, trato de restarle importancia, respiro buscando verme cool hasta que mi cara se calme y no delate el bochorno que siento. Lo miro con una sonrisa amable – así estoy bien, gracias. Cuando ellos lleguen comemos juntos – le muestro el celular y finjo haré una llamada. Se retira y dejo escapar un largo suspiro y llevo mis manos a mi rostro. No puede ser, nunca me comporto como Alana, la superestrella arrogante, pero hoy me pongo nerviosa y hago el ridículo frente a un chico como él siendo Alana, la que no sabe socializar. Apoyo mi cabeza contra la mesa buscando desaparecer cuando escucho unas voces ruidosas que reconozco bien. Los culpables de mi bochorno han llegado. - Hola mi amor – mi mamá entra saludándome con un beso y un gran abrazo, seguida de mis hermanos. - Hola mami, ¿por qué me dijiste que el chef de aquí me quería conocer? – le pregunto ni bien todos se sientan. - Yo dije que te lo quería presentar, no que él te quería conocer – mierda, ¡mierda! tiene razón. - No me digas que hiciste el papel de superestrella con él – Emmet se ríe estruendosamente, siempre tomando todo a broma. - Ni siquiera ha visto tus películas – Benji hace uso de su seriedad innata, a veces solo creo le caigo mal y ya. - Tranquila, será una anécdota divertida en su boda – Tai, mi hermana favorita siempre animándome en mis estupideces – además, debes conquistarlo porque es un gran chef y lo quiero de cuñado, créeme que será famoso – ella está estudiando alta cocina, es apasionada por eso, así que no dudo me intercambie por una receta – pero bueno, ¿quién apostó hacía el ridículo antes de que lleguemos? – Emmet y mamá alzan la mano, los demás les pagan. - ¿Apostaron con eso? Mami, ¿apostaste contra mí? - Vamos hija, todos hemos hecho el ridículo alguna vez y la pasamos aburridos sin salir, algo había que inventar. - Además meter la pata sale natural. - ¡Emmet! no molestes a tu hermana, mírale la cara, no la pongas peor – empieza a ventearme con un menú de bebidas, gracias mamá.
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