Un rey para el reino

1006 Words
Jilian y Karmir estaban en la alcoba del joven príncipe. Karmir estaba exaltada, Jilian solo podía pensar en que su madre no haría eso. Su madre jamás los limitaría ni encerraria; y aunque Jilian no quería, debía obedecer a su madrastra, porque sino todo el enojo y frustración de la reina irían hacía su pequeña hermanita y Julián había jurado en el lecho de muerte de su madre nunca dejarla sola y creer en ella hasta el último momento y él mantendría su palabra, como un buen príncipe, como el caballero que era. -Quieres convertirte en rey pero no puedes mantener la vista sobre la inepta de tu hermana, si no puedes hacerte cargo de ella, como esperas hacerte cargo de Arsen, serías una vergüenza como líder, sólo deja que la encuentre y ya verás como le irá.- Jilian claro que quería a su hermana, su madrastra no le podía prohibir el amor fraternal; si, le había prohibido seguir siendo amigo de Caster, pero no podría dejar de querer a su pequeña y descabellada hermana. Gara era el único recuerdo de su difunta madre Heria, su madre lo había criado y amado desde siempre. Pero el destino no se distingue por ser justo; a sus 15 años ella había muerto; víctima de una misteriosa enfermedad. Karmir llegó a la vida de su padre 1 año después, justo cuando más la necesitaban; pero Gara era tan parecida a su madre que era incómodo para ella el hecho de que su padre la adorara tanto. -Seguramente se distrajo, ya sabes cómo es, madre. Además, hace unos años que no veníamos al castillo y seguramente se perdió.- -Agh, está bien. Lo dejaré pasar esta vez, pero si vuelve a desaparecer ya verás que no la perdonaré tan fácilmente.- Si, Jilian protegería a su hermana aunque ella no se entere nunca. -Por favor, dile que espere más tiempo. Esta noche en la cena con el rey y la reina les diré lo que pienso, obviamente van a aceptar. Ellos estarán encantados con mi idea.- Jilian no sabía de qué o con quién hablaba su madre, pero sintió una enorme intriga al saber que pasaría esa noche; sin embargo no le preguntaría nada. -¿Dónde está esa jovencita? Ya debería estar aquí.- Karmir estaba enojada, su querida hijastra no aparecía por ningún lado y era tiempo del banquete. Todos en la mesa estaban tan ansiosos como ella. -Tal vez ocurrió un accidente y está inconsciente.- quiso decir la reina en un intento por calmar los ánimos de todos ahí. Ni siquiera Caster estaba en la mesa y él era muy puntual. -Disculpen la tardanza, me encontraba de camino aquí y pasaba por la biblioteca y escuché la voz de la princesa de Arsen. Estaba encerrada, porque los sirvientes siempre cierran con llave por fuera y ella no podía salir; estuvo horas ahí metida. Por eso nos tardamos, la acompañé hacia su alcoba y junto a mi guardia real la estuvimos esperando para escoltarla directamente hasta aquí.- -Disculpen mi imprudencia, quise venir al salón pero tomé una ruta equivocada y me distraje leyendo, no culpen a los sirvientes que solo hacían su trabajo. Madre, padre, Majestad, Alteza.- la princesa hizo una pequeña reverencia a todos los presentes ahí. -Menos mal apareciste, creímos que algo terrible había sucedido.- Karmir trató de sonar afligida. -Por favor, tomen asiento. La cena está a punto de ser servida.- Los sirvientes del castillo entraron con el banquete preparado para sus invitados especiales, la cena transcurrió sin ningún otro incidente y justo antes de que terminaran Karmir pidió la palabra. -Sé que tal vez no es el momento, pero mi esposo y yo queríamos fijar la fecha para la boda de nuestros hijos y hablar sobre la ceremonia; aunque siendo sincera y sin afán de ofender, no creo que la princesa se encuentre apta para asumir el rol de esposa de mi hijo, esta tarde la he visto: ¡Peleando con un caballero! ¿Qué dirá la gente si se le permite ser tan liberal a la princesa de Zenith? y porque he pensado en el bienestar de ambos reinos quisiera proponer un decreto; los reinos aliados del valle están de acuerdo con esto, pero queremos saber qué piensan ustedes Majestad.- -Anda ya Karmir, déjate de rodeos y dilo ya.- dijo Gara sin intereses alguno. -¡Gara! ¡No seas insolente y respeta a tu madre!- el rey intervino. -Ven, las princesas ni siquiera se encuentran aptas para contraer matrimonio, debemos educarlas y hacerlas entrar en razón, prepararlas para ser esposas abnegadas y reinas amables. No sólo Arsen y Zenith, sino todos los reinos del valle necesitan que sus princesas sean educadas, que aprendan modales y se conviertan en mujeres recatadas y no simples chiquillas sarcásticas y maleducadas. Por eso mismo, me dispuse a buscar a las mejores institutrices, las más aptas para esta tarea y por supuesto yo me haré cargo de todo, el lugar para hacer esta escuela ya está pensado; la fortaleza Charleston es el lugar ideal. Si usted majestad me permite, prometo entregarle a una princesa completamente renovada en unos meses.- Karmir esperaba convencer a los reyes con su bien orquestado discurso. -Me parece lo mejor; claro que Zenith irá a esa escuela, confío en ti Karmir. Así que, cuando empezarás?- -Majestad, todo está pensado para que esté listo en tres días. Un carruaje vendrá por la princesa y la llevará a Charleston.- -¡Espléndido¡ Estaremos listos en tres días, ahora sigamos celebrando.- fueron palabras del rey. Soreth y Gara estaban sorprendidas, la reina de Arsen quería "educarlas" y mantenerlas lejos de sus familias y sus padres estaban de acuerdo. Jilian y Caster sabían que no había nada por hacer, sus padres no iban a arrepentirse y ahora alejarian a sus hermanas solo porque necesitaban "educación". Jilian se sintió destrozado, pero no podría causar más problemas y debían aceptar su destino; porque el destino le decía una vez más que él no podría ser feliz con las personas que amaba.
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