Revolución

Buscar la salvación

Era ya el tercer día y su ropa ya estaba en valijas, pronto el carruaje llegaría y ella no quería partir.

"Caster, por favor. Encuentra la manera de sacarme de ahí. Por favor".

Y Caster quería llorar al separarse de su pequeña hermana sin poder hacer nada. No se despidió de sus padres, se sentía ofendida y lastimada. La habían arrojado hacia Karmir de la manera más cruel posible y a pesar de que no lloró; en su pecho se instaló una enorme tristeza.

[...]

-Muy bien, aquí está la ropa que usarán. Las quiero en 15 minutos reunidas a todas ustedes en el salon.-

Estaba furiosa, tan furiosa que podría explotar. No se sentía nada como una educación correccional para las princesas rebeldes de los reinos aliados, se sentía en prisión. Como extrañaba a su hermano, a su madre, a su institutriz y nana Lila, que nunca la abandonó. Quería gritarle a su padre, estaba encerrada, con barrotes en las puertas y ventanas sin oportunidad de escapar.

"Trata de enfocarte hermana, no busques problemas y mantente serena; no les des el gusto de enloquecerte."

Eso había dicho su hermano y debía recordar esas palabras siempre. Pero era un poco difícil cuando desde el primer día insistieron en que las princesas debían ser más sumisas y algunas lo aceptaban por el bien de sus padres o sus reinos; pero dejaban atrás sus sueños, sus anhelos más grandes y su alegría.

Desde el primer día en ese oscuro castillo solo las hacían coser, tejer o cantar juntas en la hora del té y era muy tedioso. Pero después de la primera semana cuando las jóvenes se empezaban a negar habían castigos de todo tipo. Leiah, una chica muy joven y linda a primera vista tuvo que pasar un día entero de rodillas por negarse a participar en las misas matutinas. Teresa, una chica muy ruda de cabello y piel blanca, casi pareciendo un fantasma fue obligada a estar bajo el sol 5 horas y su piel se puso rojiza como la de un tomate por intentar escapar por la noche.Lo que la reina les había dicho al principio a su padre y madre no era lo que ella estaba viviendo en ese lugar de tortura. Gara estaba muy delgada y se veía muy asustada, ella no merecía estar ahí. Soreth trataba de ayudarla cuando las arpías que tenían por carceleras no la tenían a la vista.