“CAPÍTULO CUATRO; No me importaría coincidir con ella.”

1928 Words
—No me molesta o enfada el que hayas firmado por un terreno por tu cuenta, me molesta que no me hayas tomado en cuenta o que no me digas para qué lo quieres, sé que no para cosas buenas— Mencioné sin calma siendo exasperante para él, frente a mí tenía a Alec quien jugaba en un tapete de la sala y era supervisado por mí. —Lo hice por los autos, no hay otro motivo más que ese, espacio, el cual necesito— negué al oírlo. —¿Solo por eso?— —Si— Sentenció con un chasqueo. —¡Falso!— Solté con un tono alto que hizo balbucear a Alec. —Joder... ¡¿Quién crees que soy Megan?!, un m*****o novato, ¿Crees que quiero llevar m****a?, no, los cargamentos se quedan aquí, en mi tierra, no por nada tengo lo que tengo en este lugar, además no es sencillo— Estalló. —¡No soy un idiota!, ¡si creas que solo ingresas cargamento y ya, estas en lo incorrecto!. ¡No soy un estúpido!, no quiero que mi hijo o tú estén cerca de esto, j***r por eso me mudé a tu antojo, lo hago por ti y por mí— Daxton llego a su límite y sin importar nada gritó; cosa que me hizo sentir miserable. —Claro, soy la que está sobre pensando todo, soy la que está demente e imagino las cosas— Ofendida, le reclamé. —¡Lo eres y lo haces, Megan!— Apreté mis dientes para no gritar frente a mi bebé, puesto que este se encontraba calmado y activo balbuceando sílabas. —Lo hecho está hecho, no podrás hacer nada— Dictó.—Es bueno que hayas llamado, lo iba a hacer porque surgieron imprevistos molestos, no llegaré pronto, tal vez tarde días, semanas o meses— Su tono fue serio, y hasta cierto punto frío. —Está bien, no te necesitamos de todos modos, has lo que quieras— Solté con impulso a su poco tacto en nuestras discusiones. —No voy a tomar en cuenta tus palabras, son impulsivas, te veo después, no dejes de pensar en mí, mia bionda (Mi rubia)— y sin más colgó el móvil dejándome boquiabierta y sin una disculpa rápida. —dannato (m*****o)— arrojé el móvil lejos de mí e intenté calmarme. —Puedo cuidarlo— negué a la mujer quien sostenía un platillo. —No te preocupes, yo me encargo, tú sigue merendando, ya me ayudaste lo suficiente— le dije para inclinarme y tomar a Alec en brazos. —Hola mi amor— compartí con él una sonrisa antes de sujetarlo en mi pecho. —ah... ahu— Con tres meses Alec era más activo, balbuceaba todo el tiempo, su agarre tenía más fuerza y podía asegurar que era más curioso con cualquier movimiento. —Lo que tú digas, sé que prefieres los brazos de mamá— abracé su cuerpo olvidándome de su padre. —No sé que haría sin ti, debes saber que papá es un bastardo muchas veces— musité con aquella espina en mi ser, j****o Daxton— pensé. —Enly, el día es agradable, ¿Te gustaría ir a conocer el vecindario?— Mi vista fue a la mujer que comía lentamente en la sala sin hacer ningún ruido. —No, pero me vendría bien caminar un rato, termino y vamos— dijo sin pudor alguno. Cuando estuve más tranquila, el sonido del timbre fue el problema. —Deben ser más canastas de bienvenida— aseguró la mujer de cabellos ondulados para girar los ojos; disgustada de la amabilidad de las personas en el vecindario. —Tal vez— con pasos lentos me acerqué a la puerta esperando estar al tanto de esto, pocos metros después pude reconocer el cuerpo de Marco, el hombre de seguridad, quien saludaba a una mujer mayor. —¿Todo está bien?— fue imposible huir de la escena, con una sonrisa en mis labios intenté formar parte de la conversación. —Sí, señorita. La señora solo viene a dejar un presente— Anunció el hombre de cabello rapado y piel morena. Mis ojos fueron a la mujer de edad avanzada, quien sostenía una pequeña caja y parecía ser amistosa. —Hola, soy Susan Smith, vecina de la propiedad derecha... no sabía que habían nuevos inquilinos, y cuando llegué no pude evitar traerles un presente, acabo de regresar de cuba— Con cuidado sostuve mejor a Alec para así tener una mano libre y poder tomar el obsequio. —Muchas gracias Susan— Le agradecí sin perder el tiempo, aunque en segundos Marco se encargó del presente. —Son los mejores puros cubanos, sé que todos les han traído frutas o algún platillo, quise ser más original— Río, cosa que me contagió de energía, ella era elegante y parecía adinerada con esas prendas finas. Su cabello era corto y su piel algo estirada por la edad. —Lo fuiste, muchas gracias. Sé que a mi esposo le encantará— Bromeé. —Soy Megan, él es Alec y Marco, el hombre que nos ayuda con el jardín— nos presenté cosa que hizo abrir los ojos a la mujer, su atención fue al pequeño en mis brazos. —Es bueno conocerlos a todos, pero en especial a este pequeño, es muy hermoso, ¿Es tu hijo?— no fue discreta con su pregunta, a lo que accedí lentamente para abrazar a mi bebé. —No, no puedo creerlo, no luces como una mujer en posparto, te ves grandiosa— Chilló está siendo el alma de la fiesta. —Muchas gracias— Ella había ganado mi corazón, los halagos siempre eran todo para mí, me gustaba recibirlos y ofrecerlos, claro. —Soy fundadora de una fundación enfocada a los niños desamparados, Los hijos de Susan, y además soy madre de James Smith, debes conocerlo, pronto empezará su candidatura— Murmuró orgullosa de sus logros e hijo. —Oh, eso es grandioso, claro, lo conocí esta mañana, tuvimos un inconveniente con un auto, pero nada del otro mundo— —¡Es un alivio!. Bien, solo quería darles la bienvenida y hacerle saber que cuentan con nosotros, no vivo en este lugar, pero paso la mayor parte del tiempo en él — confesó con un gesto culpable. —Tienes un gran motivo para hacerlo— hice referencia a su hijo. —Que puedo decir, los hijos son el motor de todo. Los dejo con la esperanza de poder tomar un té juntas— —Claro, me encantaría y muchas gracias por los puros— Le aseguré con un gesto, esperaba hacerlo y al menos tener una amiga diferente a las habituales, además en aquel momento pensé que podía aprender de ella. —Adiós— Se despidió dejando el recibidor. —Está bien Marco, lo hiciste bien— Anuncié cuando el hombre cerró la puerta y sostuvo mejor los puros. —Puedes quedártelos— —También puedo encargarme de los jardines señorita, no sería un problema para mí— informó con una mirada seria, cosa que me hizo reír a mi atrevimiento de haber ocultado su verdadera identidad. —No tienes que hacerlo, simplemente no me sentí cómoda exponiendo nuestra seguridad— Dije al sentir como Alec parecía estar más activo de lo normal. —Lo sé, pero también puedo arreglar los jardines— ante los gorjeos del bebé no tuve más remedio que acceder para alejarme del lugar. —De acuerdo, Alec parece estar de acuerdo— accedí tomando a mi hijo en otra posición, puesto que el llanto se avecinaba. —Su voz fue animada, ¿Era mayor?— Cuestionó a Enly refiriéndose a la vecina. —Si, tal vez sesenta años, fue muy agradable y su obsequio único— conté con una sonrisa y moviéndome de un sitio a otro, debía calmar al hombrecillo en mis brazos. —Su energía me ha ayudado a dejar de pensar en Daxton— reconocí después de segundos. [...] La familia Smith tomaba su último trago de la noche, Susan y James compartían un tiempo de calidad frente a la chimenea mientras se contaban las actividades más interesantes de su día. —He conocido a la nueva inquilina, es muy joven y hermosa, algo me dice que es extranjera, tal vez europea, sus ojos color miel, ese cabello rubio platinado y ese cuerpo... Fácilmente, ella podría ser una s*x symbol— Contó Susan a su hijo, quien le regaló toda su atención y no tardó en recordar a la mujer, la propietaria de las curvas que lo habían alentado esa misma mañana. —Y solo pienso en lo horrendo, viejo y adinerado que debe ser su esposo— ambos rieron al comentario de la mayor, quien sostenía con cierta elegancia la copa de vino blanco. —Eres un gran caso madre, aunque tienes razón, es muy llamativa— Confesó James en un tono áspero para recostar su cuerpo en aquel sillón; su día había sido agitado. —Lo es, con prendas formales, un bolso, zapatillas... o tal vez el estilo de Jackie sería la perfecta candidata para primera dama, ¿no lo crees?— Fue imposible para el no idealizarla con esas características, aunque sus cabellos sueltos también le parecieron interesantes. —No hablemos más de ella, aún no encontramos a la mujer perfecta y la candidatura está a la vuelta de la esquina— —Lo lograrás— animó a Susan con una sonrisa. —También pienso en que es muy joven para ser madre, debe tener veintidós o más, no lo sé, supongo que me vi reflejada en ella— Siguió relatando a la mujer, quien se encontraba en la propiedad siguiente, lejos de aquella conversación y con otros problemas. —Espera un segundo, ¿Es madre?— Boquiabierto James sostuvo su trago y esperó haber entendido mal las palabras de la mujer que le había dado la vida. —Si, ¿Puedes creerlo?, cuando fui a entregarle mi obsequio de bienvenida, tenía aún pequeño bebé de tal vez tres meses en sus brazos, le pregunté y si, me afirmó que era suyo— chasqueó la mujer. —No parece tener el cuerpo de alguien que ha dado a luz, es increíble, por eso me vi reflejada en ella— Bromeó para su hijo, aunque este no siguió con su humor. Sus pensamientos simplemente se dirigieron a una persona. —¿Conociste a su esposo?— tentó en un tono serio. —No, aunque pude notar que tienen un equipo de seguridad, cuatro hombres que rondan la casa, si las cámaras no fueron suficientes para ellos, es porque son personas importantes... y nosotros necesitamos contactos importantes— Susan quiso hacerle saber a la única persona que le importaba que aquellos sujetos podrían ser útiles. —Tienes razón, eres muy lista madre— James no tardó en darle la razón, aunque una parte de él fue más narcisista, puesto que se consideraba el sujeto más influyente de América, quien no necesitaba de nadie. —Ella parece una persona interesante, no me importaría coincidir con ella una vez más— Habló su madre al llevar la copa a sus labios, por su parte James se acercó a la botella de licor. —Ni a mí— expulsó antes de servirse otro trago y dejar a su nueva vecina en paz; fuera de sus pensamientos. Aunque no lo quiso reconocer, algo nació en él aquella mañana e iba más haya de su curiosidad. —En lo absoluto—
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