#2
Aunque despertó muy temprano, su tía Malena (que era como una madre para él), le estaba esperando con el desayuno listo. La mujer le había criado desde que él era un pequeño, y por ello se sentía muy agradecido con ella.
__ Buen día, tía hermosa.
__ Buenos día corazón, veo que, otra vez, no dormiste casi nada.
__ Dos horas son suficiente para mí.
__ Hijo, sabes que no tienes que trasnochar tanto.
__ Y tú sabes que tengo que pagar la letra del auto, ayudarte a ti y a Pau.
__ No es necesario que te sacrifiques tanto cariño, mejor quédate y descansa hasta más tarde.
Alez le respondió con un beso en la frente y se despidió, mirando fijamente unas cosas en su celular.
Las r************* se llenaron de videos sobre Abigail desnuda, la joven desde su habitación leía los comentarios de gente desocupada insultando.
__ ¡Qué zorra! merecido se lo tiene.
__ Es una mujerzuela ¿cómo se va a revolcar con el novio de su mejor amiga?
Otros le miraban su desnudo cuerpo.
__ Huy, mami si andas con ganas ven que yo te las quito, de paso dejas de andar cogiendo lo ajeno.
__ Qué cuerpo tienes ¿sabes que en mi cama la pasarías mucho mejor bebota?
Tras la pantalla de todos los tipos de mensajes que la insultaban, Abigail lloró y se sintió una basura, su madre entró y la consoló.
__ Hija, explícame qué significa esto.
__ madre…__ se abalanzó entre sollozos a los brazos de su madre.
__ Siempre te dije que esa muchacha no era buena, se le veía el alma negra, mira nomás lo que te ha hecho.
Su padre entró destilando enojo, y sin mediar palabra le tomó del brazo como si fuera a partírselo en varias partes y la abofeteó.
__ ¡Eres una desvergonzada! Manchaste nuestro apellido y ahora Arturo no querrá cerrar negocios conmigo.
__ ¡Calmate Umberto!__ suplicó la madre de Abigail al ver la reacción de su esposo.
__ Papá, yo amo a Franco.
__ Eres una...__ hizo un ademan con el brazo, pero se detuvo y salió furioso, su madre le siguió, tratando de calmarlo.
Entonces Abigail llamó a Franco, como ahora su relación había quedado al descubierto, ya no había necesidad de ocultar su amor. Estaba dispuesta a gritarlo a los cuatro vientos. Pero al responder, el malhumor de él era muy obvio.
__ ¿Qué quieres?
__ Amor ¿podemos vernos?
__ ¿Estás loca? escucha bien Abigail, tratare de que Sara me perdone, entiende que lo nuestro no va más. Y ya no llames.
__ Pero dijiste que me amabas…
__ Solo era para qué mantengas la boca cerrada, ya que tú me dabas sexo gratis y del bueno. A quién amo en realidad es a Sara, que te quede claro.
Las palabras de Franco fueron tan crueles que Abigail sintió como se le desgarraba el corazón, a medida que salvaje hablaba en el otro lado de la línea. Sentía su amor desangrarse de desilusión.
__ Entonces… todo era mentira.
__ ¿Eres tonta o te haces? te digo que no te amo y todavía preguntas que si todo era mentira… vete al diablo Abigail.
Abigail llevó su móvil al pecho y se desgarró en llanto, había dado todo por Franco y simplemente a él no le importó.
A todo esto, su madre seguía intentando calmar a su esposo, pero el hombre estaba furioso, a tal punto que parecía que en cualquier momento escupiría fuego; en esos días iba a cerrar varios negocios con los Sánchez. Echando una puteada tras otra se fue.
Una vez sola, la mujer preparó un desayuno para su amada hija, y quiso levantarle el ánimo con su plato favorito.
Abrió lentamente la puerta, dejó caer la bandeja y gritó con tanta fuerza al ver los pies de su hija colgando del techo.
__ Abigail ¿por qué lo hiciste? Bebé.
Carmen se desgarró en llanto, se aferró a las piernas de su hija y sintió que el cuerpo aún estaba caliente, así que sin perder tiempo corrió lo más rápido que pudo por el pasillo pidiendo ayuda a gritos.
Cuando las empleadas y el chófer subieron, quedaron mudos del impacto al verla colgar desde lo alto. Al bajar el cuerpo de Abigail ya había empezado a ponerse frío.
__ Lo siento señora, la señorita Abigail está muerta.
__ ¡No! No, no puede ser ¡mi hija nooooooo! __ gritó Carmen ahogándose en llanto mientras se aferraba al frio cuerpo de quien fuera su hija.
__ Abigail, hija, levántate cariño, mira te prepare tu comida favorita. Abi, cariño vamos, levántate, no te duermas mi bebé, no así__ suplicaba la mujer de cuarenta años mientras acariciaba el suave cabello de su hija.
La escena estremeció el corazón de las empleadas, que observaban llorando en silencio, el chófer fue el primero en reaccionar y llamó a Umberto.
__ Señor, es urgente que regrese aquí...
Un “Abigail no me dejes” se escuchó de fondo, y Umberto reconoció inmediatamente el grito Carmen.
__ ¿Qué sucede? ¿Por qué Carmen grita así?
__ Señor... la joven Abigail se suicidó.
El rostro de Umberto se encendió de palidez, haciendo que su corazón estuviera a punto de colapsarle, tanto que empezó a dolerle punzando su pecho, sus piernas temblaban sin cesar, y creyó que se desmayaría del impacto.
__ ¿Qué estás diciendo?
__ ¡Umberto! nuestra pequeña se nos fue__ gritaba Carmen desde el otro lado del teléfono.
Gruesas lágrimas doblegaron de culpa al hombre que, hacía tan solo media hora atrás, rabiaba de furia contra Abigail, dio la vuelta y aceleró al máximo. Tan pronto como llegó se encontró con su pequeña Abigail tendida en el suelo, sin vida.
__ No… no. Esto no puede estar pasando… Abigail, hija, amor mío, por favor perdóname cariño. Perdóname, te prometo que ya nunca más me enfadaré, pero cariño abre tus ojitos, papi quiere mirarte de frente para pedirte disculpas, así que te lo ruego, abre los ojos__ suplicó mientras abrazaba el cuerpo de su hija, que apenas estaba levemente tibio.
__ No hijita mía, no…__ hablaba entre sollozos, aferrando su rostro en el frío cuello de su pequeña hija que estaba sin vida.
__ Se nos fue, Umberto ¡se nos fue!__ gritó Carmen, sangrando rabia y dolor__ Maldita Sara, pagarás con sangre la muerte de mi pequeña.
La noticia por la muerte de la joven llegó a cada rincón de la capital, quienes la ofendieron sintieron pesar. Arturo miró con mucha tristeza la noticia e inmediatamente llamó a Umberto, su amigo.
__ Umberto, sé que no hay palabras para decirte lo mucho que lo lamento, mi gran amigo. Sabes que estoy aquí para lo que necesites.
__ Arturo, me duele demasiado el alma, siento que la vida se me va amigo__ hablaba entre sollozos, mientras sus lágrimas caían una tras otra.
De repente Franco sintió pánico, la presencia de Abigail llegó hasta su habitación.
__ Déjame en paz maldita loca.
Se encerró en el baño llorando, dándose cuenta que había un idiota con ella, con el trato que le dio cuando ella le llamó.
Por la noche Arturo llegó hasta la casa de los Marques para darle el pésame, Carmen quiso correrlo, pero Umberto la detuvo. Él se acercó y abrazó a su amigo, quien le prestó su hombro y lloro en él.
Carmen no saludó al elegante Arturo, se mostró distante y fría al saber que era el padre de la causante de que su hija se suicide, le repugnaba tenerlo cerca. Para ella, Arturo era culpable de que su hija fuera déspota y arrogante, por no saber educar a su hija era tan culpable como Sara.
Sara había decidido no acompañar a su padre, porque le parecía una hipocresía ir hasta ese lugar y fingir que le dolía la muerte de Abigail, cuando en realidad no sentía ni el más mínimo dolor. Simplemente era algo que no podía permitirse hacer, si en el pasado fueron grandes amigas, eso había quedado enterrado cuando decidió engañarla con Franco. Ahora no sentía ni pizca de dolor, para Sara era como si hubiera muerto una traidora.
En vez de ir a casa de los Marqués, prefirió llamar a un Uber, ir de compras sería mucho mejor que estar parada fingiendo dolor cuando no lo sentía. A pesar de que tenía su auto prefirió llamar a la aplicación de taxis, ya que su auto tenía pico y placa por tal motivo no podría salir en él.
Una vez que aceptaron su viaje, reviso el perfil del hombre que había aceptado su carrera, la imagen no se cargaba, no se podía ver con claridad la foto del chófer. Escribió a la app para que solucionen el problemas, segundos después la app respondió, soporte informó que estaban teniendo fallas y por tal razón no se cargaban las imágenes, era decisión de ella aceptar o no.
Termino aceptando ya que la seguridad era mejor que coger un taxi amarillo, además la calificación del tipo era excelente. Así que en cinco minutos un Chevrolet Camaro se parqueó frente a la mansión Sanchez, y Alez sonrió mientras pensaba en lo loco que era el destino, nuevamente le estaba poniendo en frente a la mujer más hermosa que había conocido.
Sara no pudo evitar quedarse helada al ver quién era el conductor. Volvió a revisar el perfil del chófer y no había error alguno, ese era el auto y la foto ya se había cargado, era el tipo de la aplicación, suspiró al verlo y se dirigió a él. Alez se bajó del auto con una sonrisa dibujada en su rostro.
__ Buenos días señorita bienvenida, nuevamente__ abrió la puerta para que Sara entrara.
Ella sonrió y le miró fijamente antes de ingresar.
__ Tú... ¿Trabajas en Uber? __preguntó mientras se acomodaba en el asiento del copiloto.
Alez suspiró y asintió.
__ Como estás viendo, este es mi trabajo.
Sara miró al hombre a su costado, observó detenidamente su rostro, que le pareció masculino y hermoso, ahora podía apreciar aquel par de ojos grises que combinaban tan bien con esa tés blanca. Quién lo viera podría fácilmente confundirlo con alguien de la alta sociedad.
__ ¿La dirección indicada es la correcta?
__ No. Cambie de opinión ¿cuánto cobras por pasar todo el día conmigo?
Alez le miró con sus ojos grises y sonrió, aquella propuesta le pareció un tanto extrovertida.
__ Pasaría el día gratis con usted si así lo desea__ Respondió sonriendo de medio lado, lo que le hizo verse más guapo.
Ella se sintió halagada y su rostro se sonrojó.
__ No quiero tus servicios gratis ¿Cuánto cobras?__ volvió a preguntar.
Alez detuvo el auto, se giró de medio lado para contemplar a la mujer frente a él.
__ ¿Qué es lo que quiere de mí señorita?
Alez sentía que debía mantener el trato distante con su pasajera recientemente rescatada, lo invadía una mezcla de sensaciones. Sara detecto esto enseguida y eso le enloqueció el corazón al instante.
Por la mente se cruzaron varios planes maléficos, usar a Alez para vengarse de Franco era lo mejor que se le había ocurrido.
__ ¿Eres casado? ¿Comprometido? ¿Tienes novia al menos?
Alex frunció el ceño ante la pregunta descomunal por parte de ella.
__ ¿Por qué me pregunta todo eso?
__ Si vas a pasar todo el día conmigo, no quiero interrupciones.
El sonriendo coquetamente estiró su mano.
__ Un gusto en conocerla, soy Alezandro Vera, y no tengo novia__ Ales le guiñó un ojo al confesarle su soltería, lo cual hizo sonrojar a Sara y sonrió.
__ El gusto es mío, Soy Sara Sánchez.
Después de conocer sus nombres subieron hasta lo alto de la capital, desde el panecillo pudieron contemplar todo el norte y a sus espalda el sur. El viento soplaba con fuerza, haciendo que el cabello de Sara danzará descontroladamente sin llegar a igualar el ritmo del viento, el delgado abrigo que cubría sus brazos no podía apaciguar el frío que hacía.
Al verla protegerse con sus brazos Alez sacó su Chompa y la colocó sobre sus hombros, ella le miró directo a los ojos, provocando que fuertes latidos se enciendan dentro del corazón de él.