Capítulo VI-3

2682 Words

Así, a propósito de Jim, tuve una visión del verdadero Brierly pocos días antes que comprometiera su realidad y su ficción juntas, y las entregara a la guarda del océano. Es claro que me negué a entrometerme. El tono de ese último «pero usted» (el pobre Brierly no pudo evitarlo), que parecía sugerir que yo no era más perceptible que un insecto, me hizo contemplar la propuesta con indignación, y debido a ese desafío, o por algún otro motivo, quedé convencido en el pensamiento de que la investigación era un severo castigo contra ese Jim, y que el hecho de que éste la enfrentara —prácticamente por su propia voluntad— era una característica redentora de su abominable caso. Antes no estaba tan seguro de ello. Brierly se fue, encolerizado. En esos momentos su estado de ánimo era más misterioso

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