Capítulo ocho

1267 Words
Hazel La sencilla cena que se suponía que íbamos a tener, se convirtió en una celebración después de que le conté a mi familia sobre mi nuevo trabajo, estaba tan llena de alegría que me dejé llevar por un tiempo y me uní a la diversión. En serio, siempre es bueno cuando tienes a alguien o familia con quien compartir tu felicidad. Cuando llegué a casa más tarde en la noche, los amigos de Sean se habían ido y, afortunadamente, lograron limpiar mi casa, al menos estaba mejor de lo que estaba cuando llegué esa tarde. Sean estaba tirado en el sofá, se desmayó y lo ignoré y fui directamente a mi habitación, necesito dormir bien antes de comenzar mi nuevo trabajo mañana. Mientras yacía en mi cama después de ducharme, lo escuché entrar y fingí estar dormida. Se subió a la cama a su lado y se acercó a mí, podía sentir su aliento en el cuello, pero en lugar de excitarme, estaba un poco disgustada. Tal vez sea el alcohol que pude percibir en su aliento, no me malinterpretes, bebo, pero a veces, simplemente no puedo soportar el olor. -Oye cariño, te he estado esperando y ni siquiera me dijiste que estabas de vuelta-. -Estabas dormido- murmuré. -Lo siento, supongo que me desmayé mientras te esperaba- comenzó a besar mi cuello, mi brazo y su mano comenzó a recorrer todo mi cuerpo. Metió la mano debajo de mi camisa y se arrastró para acariciar mi pecho y yo solo deseaba poder quitarlo de mi cuerpo y de mi vida. A veces es así conmigo, no estoy de humor para sus insinuaciones y no es mi culpa, simplemente no estoy hecha para el sexo. -Sean, estás borracho, vete a dormir- le dije. -Vamos cariño, no seas así, sabes que te quiero, siente mi corcho palpitar en tu necesidad- como él dijo, me robó su parte erecta en mi trasero. La mayoría de la gente se habría excitado con ese hecho, pero esa no era yo, de hecho suspiré de frustración. -Vamos cariño, líbrame de este dolor, solo tú podrías- -No estoy de humor para esto, tengo trabajo mañana- -No tomaré toda la noche- susurró, agarrando mi pezón con sus dedos y retorciéndolo, estaba gimiendo en mi oído y frotando su corcho en mi trasero. Cerré los ojos y traté todo lo que pude de soportar sus avances cuando todo lo que quiero es empujarlo lejos de mí. Sus gemidos comenzaron a aumentar mientras me tiraba en la cama, ahora estaba acostada de espaldas con él encima de mí y antes de que pudiera pensar en cómo empujarlo, cerró sus labios sobre los míos. Suspiré y aprovechó para meterme la lengua en la boca. Su mano dejó mi pecho para filtrarse debajo de mis bragas; tocó los labios de mi v****a y los abrió para sentir mi clítoris. Cerré los ojos, no de placer sino de resistencia, sabiendo que tengo que soportarlo todo para satisfacerlo, él es mi novio después de todo. Me dejó para que me quitara las bragas, luego abrió mis piernas con la mano, comenzó a tocarme de nuevo, acariciando mis labios. Suspiré de nuevo y una vez más, lo confundió con placer porque gimió y metió dos dedos dentro de mí. Comenzó a mover los dedos, sumergiéndolos y quitándolos y estaba gimiendo lujuriosamente en mi oído. Enterró su rostro en el hueco de mi cuello, su respiración rozando mi piel. Cerré los ojos, preguntándome cuándo terminaría finalmente. Me quitó los dedos de encima y lo escuché quitarse los pantalones, luego lo sentí en mi entrada, -bebé, me muero por estar en ti- dijo con voz ronca y antes de que pudiera decir nada, estaba dentro de mí con un gemido repugnante. Empezó a moverse y yo empecé a contar sus embestidas como siempre lo hago cuando estábamos así. Con exactamente veinte embestidas, alcanzó su orgasmo y se corrió dentro de mí, gimiendo profundamente en mi cuello. Levantó la cara y me besó en los labios, luego lo sentí mirándome y abrí los ojos, sonrió y me besó de nuevo -gracias bebé, te amo- Salió de mí y cayó como un tronco a mi lado, ni siquiera se molestó en abrazarme o besarme y pronto, lo escuché roncar suavemente. Cerré los ojos con fuerza y respiré hondo, luego me levanté y fui al baño a lavarme. Al regresar, esperaba quedarme dormida lo más rápido que pudiera y comencé a contar ovejas en mi cabeza hasta que me dormí. *** Me miré en el espejo, vestía un traje azul marino y pantalones, considero soltarme el cabello o tenerlo en una coleta, pero sé que la cola de caballo me hace lucir profesional, así que tomé mi banda para el cabello y me recogí el cabello. Tomando mis lentes, me los puse para completar mi look, luego me froté mi brillo labial rosa bebé y asentí con satisfacción, ahora me veo digna de mi puesto, secretaria de Richard Jones. Miré a mi novio que seguía durmiendo en la cama y negué con la cabeza, me acerqué a él y pensé en despertarlo para decirle que me iba pero decidí no hacerlo, se dejaría salir justo cuando entrara. Agarré mi bolso de mano y me miré de nuevo en el espejo; Sonreí y salí del dormitorio. Mientras caminaba hacia el elevador, podría volver a ser mi vecina de ayer y le sonrió, ella me devolvió la sonrisa y quiso detenerme, pero fingí que no la veía queriendo hablar conmigo y corrí al elevador. No puedo permitirme llegar tarde a mi primer día de trabajo. Cuando mi taxi se detuvo frente a ese edificio intimidante, tuve que soltar un suspiro y revivir la felicidad de que ahora trabajo aquí; Finalmente estaba lista para entrar al edificio cuando escuché una voz rica y sexy llamándome. –Hazel- me detuve, mi respiración se entrecortó, reconoceré esa voz de todos modos y ¿cuál es esa sensación entre mis muslos? Nunca antes había sentido eso. Me volví y vi a mi jefe; estaba vestido una vez más con otro traje n***o de aspecto caro. Su cabello n***o estaba peinado hacia atrás y brillante bajo el sol de la mañana. Sus profundos ojos marrones me miraron desde la cabeza hasta los zapatos y una sonrisa se elevó en la esquina de sus labios, algo me dice que le gusta lo que ve. Devolvió sus ojos a los míos y su sonrisa se convirtió en una pequeña sonrisa. Sonreía mientras yo tragaba saliva y hacía todo lo posible por no derretirme por su escrutinio, cuán diversa es nuestra situación. -Buenos días señor- lo saludé cuando estuvo lo suficientemente cerca. Me ofreció un leve asentimiento y dijo –vamos- y pasó a mi lado mientras yo me volvía con un profundo suspiro y lo seguía. Caminó directamente al ascensor que compartí con él ayer, pero me detuve, puede que ayer no tuviera ni idea, pero ya no lo estaba. Nicole me había dicho que el ascensor era específicamente para él y su hermano y que ninguna debería usarlo. Se volvió hacia mí con una ceja levantada y tragué saliva. -Usaré el comercial, señor- dije. -Compartiste esto conmigo, ayer- recordó. -Era una ignorante, señor. Nicole me hizo entender ayer que de ninguna manera debería usar el ascensor privado- -Bueno, el ascensor privado es para mí y te invito a que te unas a mí, ¿no pone eso fin a lo que dijo Nicole? ¿O de repente te da vergüenza estar en un espacio confinado conmigo?- sus labios se levantan en una hermosa sonrisa.
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