Capítulo Cuatro

1510 Words
Camina por la habitación, de un lado a otro, de esquina a esquina recitando una y otra vez las jerarquías vampíricas que debe saber. La institutriz dijo que debía saberlas de atrás hacia adelante, de memoria si era necesario y todo antes de que el Señor Ivoh vuelva de su viaje; para su suerte dicho viaje termina hoy, el dueño de la mansión vuelve justo para la cena y según ha informado trae compañía por lo que debe verse presentable y educada. Evelyn ha crecido durante toda su vida rodeada de lujos y educación de la más alta y fina proporcionada por su tutor y dueño, pero no todos los “adoptados” por vampiros son tratados de esa manera por lo que debe bajar la cabeza cuando están en presencia de invitados y el trato que debe darle al señor de la casa es prácticamente nulo.  Hace unos trescientos años que esta práctica se lleva a cabo, todo ser humano que no puede sustentar su propia vida o es una paria en la sociedad es llevado a una especie de subasta donde los vampiros de todo el mundo tienen oportunidad de tomarlos bajo su tutela teniendo el derecho de quitarles su nombre para darles el que les plazca, privarlos de todo contacto con sus parientes e incluso de su libertad, obligándolos a cumplir sus órdenes y expectativas sin ningún tipo de contemplación. De más está decir que los humanos son usados para diversos motivos, desde ser alimentadores hasta propiciar placeres a sus "amos” o “tutores”, otros se encargan de la seguridad y espionaje para las familias que los han acogido.  Evelyn jamás ha tenido que hacer algo como eso, siempre ha recibido buena educación y buen trato por parte de su  mentor, nunca necesito ser castigada o reprendida por algo.  ─Señorita Evelyn, el señor ha llegado, asegúrate de tener todo listo para su recepción – la mucama da aviso al dejar algunas toallas sobre la mesa de noche de la habitación.  ─Gracias María, dime, ¿Lo has visto con alguna visita? ─ pregunta la chica arreglando su cabello en una media cola coqueta y adornada por un moño rosa.  ─No querida, al parecer ha venido solo, no comprendo porqué dio aviso sobre visitas ─ la regordeta mujer se encoge de hombros en una cómica voltereta y sale del cuarto.  La joven sonríe, lleva tiempo sin ver a su mentor, corre por los pasillos y baja las pronunciadas escaleras –las cuales llevan a la sala principal-, da algunos tropezones ya que los nuevos zapatos no la dejan caminar como debería –prefiere algo más cómodo y menos estilizado -. Llegada a la entrada de la sala puede escuchar los peculiares pasos de Ivoh, sin detenerse a mirar aparece por la misma con una sonrisa de oreja a oreja y se lanza a los brazos del hombre quien, algo incómodo por tal demostración de cariño solo la observa algo rígido; y es que la muchacha no se percató de que sí había una visita, un vampiro muy importante en la sociedad los observa algo interesado. ─ Que gran recibimiento Ivoh, no me dijiste que tenías una humana tan encantadora ─ sonríe como quien ha encontrado su próximo juguete,  La razón por la que el asombro del vampiro es palpable es debido a que Ivoh jamás dijo algo acerca de haber adoptado un humano y el que Evelyn viviera todos estos años allí era confidencial y secreto. Por ello nunca le permitió estar presente cuando ciertas visitas llegaban a la mansión, pasaba horas confinada a su habitación sin saber por qué era aislada pero sin atreverse a cuestionar el mandato de su tutor.  ─No tenía interés en que lo supieras Kauris ─ suspira y observa severo a la chica.  ─¿No vas a hacer las presentaciones correspondientes? ─ sonríe aún más.  ─Ella es Evelyn ─ se aparta de la joven ─Él es Kauris, vampiro de la familia Hell, un Blue Blood.  ─Es un placer conocerlo señor ─ inclina la cabeza bajando la mirada en su totalidad, tal y como las normas del protocolo le han enseñado.  ─Educada, interesante adquisición la tuya ─ asiente aprobatoriamente. ─Dime pequeña Evelyn, ¿Qué funciones cumples para Ivoh?  ─¿Perdone? ─ la confusión en su rostro deja perplejo a quien pregunta.  ─Por el momento no hay tareas que pueda realizar ─ responde el dueño de casa ─ No considero que esté lista para ninguna.  ─¿No? ─ toma el mentón de la chica ─ Pero si es muy bonita, lindos ojos verdes y su cabello es bastante llamativo, tan n***o… Azabache ─ la escudriña a su antojo mientras toma su mentón evaluando su rostro, poniendo cierta atmosfera de nerviosismo ─¿Por qué no estaría lista? ¿Acaso no sería una buena prostituta?  ─¡Quíteme las manos de encima! ¿Quién es usted para decidir lo que soy o no? ─ de un manotazo se aleja del hombre y lo observa retadora y enfadada.  Ivoh, incrédulo y molesto por la estúpida e infantil reacción de la chica solo puede atinar a tomarla por detrás y cubrir su boca con la mano. Aprieta con algo de fuerza la muñeca de Evelyn haciéndole saber que debe guardar silencio ante todo.  ─Ya veo porque no está lista aun, la mocosa necesita conocer cuál es su lugar en el mundo ─ ríe ─ Me extraña que no le hayas dado una buena lección ya.  ─Vete a tu habitación y no salgas hasta que yo te lo ordene Evelyn, no quiero tu presencia aquí esta noche ─ anuncia Ivoh sin siquiera voltear a verla.  ─Pero, ¿Por qué? ¡No he hecho nada malo! ¡Me he comportado como se debe y no te he faltado el respeto o a él! ─ se queja la muchacha sin poder comprender que es lo que sucede realmente.  ─¡Silencio, ya! ─ los ojos del vampiro se tornan violáceos, clara señal de que sus poderes y habilidades están a flor de piel ─ Te he dado una orden, cúmplela.  Molesta en demasía, Evelyn se retira dando un portazo estruendoso, el taconeo de sus pasos resuena en toda la mansión que se ha sumido en un sepulcral y tétrico silencio en cuanto el señor Coll puso un pie en la misma. No comprende el comportamiento de su mentor, siempre suele ser serio pero es amable y gentil con ella y con todos los empleados, entonces, ¿Por qué comportarse de esa manera? ¿Por qué ser agresivo, frio y distante? ¿Acaso hizo algo mal? Con Ivoh no se acaban las sorpresas, la manera en que la vida de Evelyn se había llevado a cabo no dejaba margen para acostumbrarse a algo en concreto.  ─No entiendo ─ susurró cansada. ─¿Piensa mantenerme aquí encerrada y oculta del mundo para siempre? ¿Qué está ocultando? Quisiera… quisiera ver a Milo…  Lleva algún tiempo recordando ese nombre y ese niño, está segura de que se trata de su hermano pues las imágenes que su mente le deja ver revelan claramente un parecido entre ellos, tal vez demasiado pero sabe que preguntar algo dará una negativa o será ignorada.  La noche transcurrió de manera lenta, podía escuchar desde su habitación el ir y venir de la servidumbre, podía jurar que ese asqueroso vampiro de apellido Hell seguía en la mansión, era raro pensar que él y su mentor fueran amigos, tal vez tenían negocios juntos. No supo bien en qué momento el sueño la venció, en qué momento los brazos de Morfeo reclamaron su ser y ella sin poner resistencia alguna se dejó ir y sumergir en la bruma de los dulces sueños, el único lugar donde podían ser dulces y como ella lo deseara.  ─¿Evelyn? ¿Estas despierta? ─ la voz del joven Coll la despertó, lo encontró en el umbral de la puerta esperando a que ella se incorporara sobre el lecho, era algo característico y ya normal en él que no esperara a una invitación para entrar.  ─Lo estoy… ─ susurró en respuesta.  ─Lo que hiciste hoy fue la estupidez más grande que has hecho en tu vida ─ comenzó algo molesto ─ ¿Tienes idea del peligro que corriste al exponerte así? ¿Lo que te expusiste a hacerle frente a un vampiro de clase alta? ¡Claro que no! ¡No piensas ni un minuto en tus acciones! ─ gesticula ─ No puedo creerlo.  Indignada por tal desplante la muchacha se pone de pie y enfrenta a quien se supone es superior a ella, ambos entablan una calurosa y agitada discusión, lo cual era algo nuevo para ellos, siempre habían coincidido en casi todo y en lo que no, pues Evelyn dejaba que él decidiera.  ─¿Por qué te enojas conmigo? ¡No lo entiendo! ─ vocifera colérica ─ ¿Acaso esperabas que dejara a ese idiota hablarme o tratarme como se le diera la gana?  ─¡Esperaba que al menos mostraras algo de respeto! Ya que evidentemente no sabes esperar órdenes en tu cuarto ─farfulla en respuesta.  ─He mostrado el suficiente respeto durante todos estos años ─ gesticula – No seré un muñeco al que puedes manejar Ivoh, ya no soy una niña, no tengo cinco años. He crecido y puedo darme cuenta que ocultas cosas, como a mí. Soy un secreto para todos los demás vampiros, ¿Por qué? ¿Te avergüenzas de mí?  ─¿Qué? ¡No! ─ rueda los ojos ─ ¿Tienes alguna mínima idea de lo que todos los vampiros hacen con sus “adoptados”? No, ¿Verdad?  Niega lentamente.  ─Son esclavos, de todo tipo. Son pocos los inmortales que tratan con dignidad a los humanos bajo su mando ─ suspira – Te he mantenido en secreto porque no quiero que corras esa suerte, no quiero que veas ese mundo ni que estés en contacto con humanos que lo padecen. Todo ese esfuerzo lo echaste a perder hoy, no debiste bajar, no debiste mostrar cariño hacia mí, no debiste…    
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