Capítulo Siete

914 Words
-Hola Sophie- sonríe el muchacho acercándose –No has cambiado nada, aun nos confunden.  -No puedo creer que seas tú, ha pasado tanto tiempo- susurra- ¡Dios, Milo!  Ambos jóvenes se abrazan, la última vez que se vieron fue a sus cinco años cuando fueron separados al ser adoptados por separado. Los años pasaron, no volvieron a verse ni siquiera a tener noticias del otro pero era inevitable no relacionarlos ya que su parecido el uno con el otro era increíblemente grande, la única diferencia entre ellos era la tonalidad de verde en sus ojos –además del evidente físico de cada uno-.  -¿Cómo estás? ¿Estás bien? ¿Dónde has estado todo este tiempo?- habla con rapidez la fémina. –Tengo tanto que preguntarte...  -Tranquila- Ríe –Veo que no has cambiado nada Sophie, no tengo mucho tiempo para hablar.  -¿Sophie?- eleva una ceja –Mi nombre es Evelyn.  -Es lo que te han hecho creer, el nombre que mamá y papá te dieron es Sophie... Supongo que no recuerdas mucho- suspira.  -Una mujer me dijo que estabas aquí...- cambia de tema, odia hablar sobre sus padres o la vida que llevó antes de caer en manos de Ivoh, odia el hecho de que la separan de la única persona que le importa, su hermano.  -La señorita Amalia es quién me acogió, es la vampiresa a la cual pertenezco Soph... Digo, Evelyn- corrige al carraspear.  -¿Ella te hace daño?- pregunta viendo la marca distintiva en su cuello. -¿Qué tipo de sirviente eres para ella?  La joven no deseaba saber lo que su hermano padecía pero la curiosidad la llamaba a hacer esas preguntas.  -Soy su alimentador por el momento, aunque en un futuro me gustaría ser su acompañante- suspiró el chico con una extraña mirada en los ojos, una que su hermana no alcanza a comprender, aún.  -Milo, debemos irnos ya- la suave voz de Amalia se cuela entre las personas aunque no está del todo cerca.  El muchacho asiente, observa a su hermana y la estrecha en un cálido abrazo, no sabe cuándo volverán a verse pero al menos ella está en buenas manos o eso revela las condiciones en las que vive y la vestimenta que lleva puesta.  -Cuídate mucho, no te quedes sin una opción para servir o se aprovecharán de ti- susurra –Nos veremos cuando sea posible.  -No, por favor, no te vayas... Apenas te he recuperado, quiero hablar contigo, quiero estar más tiempo contigo- se aferra a él. –No le obedezcas por miedo Milo.  -No le temo Evelyn, quiero obedecerla, eso es todo- deja un beso en su frente y se marcha.  La desesperación se arraiga en el sistema de la chica, las ganas de gritarle que no se vaya la embargan de tal manera que lo único que es capaz de hacer el sollozar y balbucear, siente que nuevamente la están alejando de su familia... de lo único que le queda... Su pecho sube y baja con prisa, su hermano ha desaparecido de su campo de visión y no encuentra a Ivoh por ningún lado, lo único que se le ocurre es salir a los jardines laterales por algo de aire, necesita calmar su mente y sus emociones. Apenas pone un pie fuera se deja caer de espaldas contra uno de los pilares, el cielo estrellado se cierne sobre ella pero no puede sentirse más sola y triste, ¿Por qué le había tocado esto? ¿Acaso no podía ser como Milo, quien aparentemente estaba conforme con la vida que llevaba? Quien sabe...  -Pobre Evelyn- Kauris se mantiene de pie a unos metros de ella- Tan sola... tan triste... sin un propósito en la vida.  -¿Qué quiere?- pregunta recordando que no debe faltar el respeto o las consecuencias podrían ser fatales.  -Estuve observándote pequeña, veo que no llevas marca por lo que no eres sirviente, tampoco eres prometida de algunos de los Coll ni siquiera tienes algo destinado ser por parte de ellos, entonces, ¿Qué haces en la mansión? – se acerca.  -No lo sé...-susurra poniéndose de pie. –Debo regresar.  -Antes, déjame hacerte una propuesta –sonríe –Verás, no poseo ninguna clase de sirviente pues no he encontrado al humano correcto pero, el día que te ví me gustaste de muchas maneras.  -¿Y?- eleva una ceja.  -Me gusta ese carácter- Ríe –Quiero que seas mía, que lleves la marca de mi familia y seas parte de los míos, puedo ofrecerte todo lo que deseas y más, poder, fuerza, posición aun cuando fueras una sirvienta e incluso podrías ser mi mujer. Te daría la inmortalidad sin ningún problema, tendrías el nombre que quisieras, Evelyn o Sophie, verías a Milo cada vez que se te antojara... – sonríe aún más al verla titubear – Piénsalo, ¿Qué va a darte Ivoh? ¿Qué tiene él para ofrecerte que no te lo haya ofrecido yo hace unos momentos?  -Yo...- suspira -¿Por qué? ¿Qué puede interesarte de mí?  -Tu sangre me atrae, me gusta el aroma que emanas pero no puedo probarte si le perteneces a alguien, aun cuando la marca de Coll no este implícita en ti- chasquea la lengua –Me atraes físicamente y estoy en busca de una compañera de vida, sabes que no es algo extraño que un vampiro se una a un humano.  -Agradezco su oferta, pero debo declinar, no se me enseñó a traicionar- levanta el mentón con orgullo –Que pase una buena velada.  -Lo mismo digo, pero recuerda, cuando ese idiota de Coll te haga a un lado y te des cuenta que solo eres un juguete más de los tantos que ha tenido yo estaré esperando por ti. – con una inclinación de cabeza desaparece del jardín, dejando a cierta humana llena de preguntas e inseguridades.
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