Capítulo Seis

1731 Words
La casa se ha sumido en un profundo silencio, Ivoh y Draco Coll se encuentran en el despacho del mayor bebiendo una copa de vino Bonarda –un famoso vino, las uva con las que está elaborado son provenientes de Italia pero ha sido preparado en Argentina ya que se da mejor allí-, luego de contarle al menor lo que había sucedido con Evelyn y los lobos solo espera tener una opinión imparcial sobre el asunto.  -¿Qué esperas que diga Ivoh? Tú te has buscado estos problemas, has hecho todo mal desde el principio. – Deja la bebida sobre la mesa – Adoptaste a un humano, sabes mejor que nadie que ellos tienen funciones en nuestra sociedad, alimentadores, acompañantes, guardias o espías- lo observa serio- No has querido que Evelyn forme parte de nada de eso, me lleva a la pregunta más importante, ¿Por qué?  -Sabes la respuesta- se encoge de hombros.  -¡Vamos Ivoh! Puedes mentirle a Calendra pero no a mí- masculla –Hay algo más, no es porque la chica sea humana y tu niñez… No quieres admitir la verdad, si no la presentas en sociedad como tu sirvienta y con una función tendrás que hacerlo como tu esposa o las consecuencias para ella serán terribles.  -No puedo hacer eso, nombrarla mi esposa implica que se vuelva inmortal y además yo tendría que sentir algo por su persona, lo cual no es así- su hermano eleva una ceja no muy convencido. –No quiero beber su sangre por lo que no la quiero de alimentadora y mucho menos de acompañante, es como mi hermanita… no podría. Como guardia o espía ella no sirve, ni siquiera puede escapar de casa sin que yo lo note. –sonríe divertido.  -Ni siquiera le has explicado cómo funciona el mundo en el que vive, le has negado la verdad de cómo los vampiros ven a los seres humanos y las has hecho crecer en un cuento de hadas que no existe- suspira –Ya no es una niña, eventualmente descubrirá la verdad o querrá respuestas. Si todo escapa a tu control es plenamente culpa tuya.  -Solo quería verla feliz, ¿Es eso tan malo para ti?- pregunta molesto.  -No, pero cuando la trajiste a casa dijiste que planeabas que fuera tu alimentadora en el futuro, ¿Qué cambió? No lo comprendo, no puedes decirme que te has enamorado, ¿O sí?- espera impaciente la respuesta.  -Por supuesto que no, jamás la vería de esa forma, es solo que me he encariñado con ella de tal forma que no puedo hacer algo que la lastime- suspira.  -Pareces su padre- ríe Draco.  -De cierta retorcida forma podría verse así nuestra relación – bebe otra copa.  Sin saber que hay cierta muchachita escuchando todo continúan con su plática. Para cuando han acabado Evelyn ha podido regresar a su habitación sin ser descubierta, se lanza a la cama algo dolida, las palabras de Ivoh han herido su ego de mujer y su corazón, ¿Por qué no querría su sangre? No es como si se muriera por ser mordida pero no creía que su sangre fuese tan desagradable como para ni siquiera desear probarla, ¿No la consideraba atractiva como para que fuera su acompañante? ¿No se veía linda con los vestidos que compraba para ella? – evidentemente, Evelyn no tenía una clara idea de todo lo que conllevaba ser “acompañante”-. Si tampoco era buena como guardia o espía, ¿Acaso no podía aprender? ¿Tan inútil la consideraba? Definitivamente Ivoh Coll creía que ella era su juguete, y tal como la trataba no dejaba margen para pensar otra cosa.  -No puedo creerlo- susurró con lágrimas en los ojos. –Siempre lo he idolatrado, lo he querido como a nadie, aún más que a mis verdaderos padres y él... No soy nada para él, al menos no algo importante.  La llegada de Draco trajo algunas visitas vampirescas, muchos de los amigos del joven vampiro y de la familia comenzaron a llegar –por invitación del menor y sin permiso del mayor-, la servidumbre iba y venía preparando la casa para una pequeña velada y su anfitrión sonreía nervioso frente a su hermano. Las columnas de la sala estaban ligeramente decoradas en color plata, algo sutil pues la ocasión no era tan especial como otras, Arnoldo preparaba sus más deliciosos platos, Harol iba y venía de aquí para allá recibiendo invitados y guardando abrigos mientras que María se encargaba de darle los últimos detalles al atuendo de Evelyn.  -¿Por qué debo asistir? Hasta hace un día deseaba ocultarme de todo el mundo y ahora me pide que esté presente en su estúpido baile- rueda los ojos.  -Niña, es justamente por ello que debes ir, seguramente el consejo quiere conocerte. Sin mencionar la curiosidad de todos...- la mujer le sonríe.  -¿Curiosidad? ¿Acaso nunca han visto un humano?- ironiza.  -Nunca uno que fuera perteneciente a Ivoh Coll- responde mientras cepilla su cabello.  -No le pertenezco, yo no le pertenezco a nadie- farfulla poniéndose de pie.  María la observa resignada, es claro que aún debe aprender muchas cosas de su entorno por lo que no dice nada más. Toma sus cosas y sale del cuarto a paso seguro. Evelyn se encamina a la sala principal, allí se está dando toda la acción para ella y no quiere esperar a que la escolte alguien, camina por el pasillo con lentitud mientras su cabeza reproduce una y otra vez la conversación que los hermanos tuvieron sobre ella, cada vez que recuerda la manera de referirse a ella de parte de Ivoh algo duele en su interior y le hace querer estallar en ira y golpearlo pero, ¿Serviría de algo? Probablemente sería ella quien terminaría con la mano fracturada. Ríe. Sus ideas son infantiles y tontas a veces.  -Te ves hermosa- Draco le sonríe al pie de la entrada.  -Gracias- le devuelve el gesto- También se ve bien señor Draco.  Algunos invitados pasan por su lado y saludan cortésmente a ambos.  -¿No vas a darme un abrazo como siempre?- pregunta sonriente.  -Ya no tengo seis años, eran cosas de niña- suspira y su sonrisa de desvanece.  Antes de que puedan seguir hablando la puerta se abre y todos posan sus ojos en ellos, Ivoh aparece detrás de ellos y toma de la mano a la muchacha acercándola a él.  -No te alejes demasiado, se cortés y no causes problemas- susurra –Y por favor no hables con los humanos que aquí veas.  La ojiverde lo observa en silencio, su confusión es notable pero al parecer el vampiro no está dispuesto a disipar sus dudas. La velada comienza, se da de la mejor manera, todos ríen  y el intercambio de noticias es grande y avasallador. Draco se encuentra en una esquina contando sus aventuras a un grupo de vampiresas que evidentemente desean agradar al chico, ¿Y cómo no querer hacerlo? Es uno de los herederos más importantes y poderosos de la sociedad vampírica –después de sus hermanos menores, Ivoh y Calendra-, todos admiran a la familia, intentan agradarles, ser amigos y obtener beneficios.  Evelyn recorre la sala viendo algunas parejas bailar al compás de la música, otras beben brandy y platican de cosas triviales, los vampiros de edad más avanzada –esos que parecen apenas unos jovencitos pero llevan siglos en esta vida- parecen más interesados en los rumores de posibles enemigos. La muchacha observa detenidamente, lleva algunos minutos notando que cada inmortal lleva uno o dos acompañantes humanos, ¿Cómo lo sabe? Ha podido notar las marcas en sus cuellos, cada una diferente de otra diferenciando a los vampiros y sus propiedades. Sus ojos se posan en una muchacha, camina cabizbaja detrás de su “amo”, sus ropas son apenas las adecuadas para la ocasión y cada extensión de piel de su cuerpo llevan marcas de colmillos, incluso, su rostro. Ambas topan sus miradas en la otra, la joven sirvienta le sonríe con pena y vuelve a bajar la cabeza asegurándose que no haya sido vista por el vampiro al que sigue. Unos pasos más adelante, dos hombres –bastante jóvenes- visten de n***o y caminan a cada lado de un vampiro de apariencia infantil, según puede verse son sus guardaespaldas y el chiquillo hace con ellos lo que le viene en gana. Ivoh entabla conversación con un hombre algo mayor que él, simpático y de carácter agradable –según lo que puede verse a simple vista – quién sujeta por la cintura a una mujer vestida de manera atractiva y elegante, algo exuberante y demostrativa que no deja de sonreír cada vez que los ojos de su amo se posan en ella.  -Sirvientes- susurra la muchacha.  Si para eso “adoptaban” humanos, ¿Para qué Ivoh la había tomado bajo su custodia? Por andar distraída en sus pensamientos choca de lleno con una mujer, al elevar los ojos se encuentra con la fémina más hermosa que sus ojos han visto. Rubia y de cabello ondeado tomado en un elegante y sutil peinado, de vestido largo color plata y ojos tan azules como el mar; no es necesario preguntar para saber que es una vampiresa de alta clase y alcurnia, esos seres se caracterizan por ser hermosos y perfectos físicamente cuanto más alto es su rango, poder y sangre.  -Por favor, disculpe mi torpeza- baja la cabeza en una reverencia esperando no haber ofendido a la mujer pues no desea otra discusión con el mayor de los Coll.  -No hay problema- sonríe –Te pareces mucho a él, realmente son casi iguales...- habla tomando el mentón de la joven – Él se encuentra al final del salón.  Así, sin más, la rubia pasa por su lado y camina con elegancia a través de la pista de baile sabiendo que las miradas están sobre ella y su parsimonioso andar. Por su parte Evelyn se ha quedado boquiabierta, ¿Quién es ella? ¿A qué se refería? ¿De quién estaba hablando? Lentamente observa el final del salón, los invitados bailando no le permiten ver claramente, la curiosidad ha picado en ella y es hasta ese momento que la idea cruza por su cabeza, ¿Podrá ser...? ¿Acaso él está aquí? Después de tanto tiempo... Sin esperar ni un segundo más se encamina hacia el lugar predicho, prácticamente está corriendo entre la multitud y empujando –con la mayor delicadeza que puede- a quienes se cruzan en su camino, para cuando logra llegar al final de la sala se apodera de ella el asombro y la deja estupefacta, allí de pie y sereno se encuentra la única persona de la cual tiene recuerdos, la única persona que puede comprenderla, la única que persona que, en parte, es parte de ella.  -Milo- su voz escapa en un sollozo lastimero, cargado de emociones y sentimientos.
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