Una cita llena de romance y misterio

1903 Words
Al finalizar el día, Sophie simplemente retocó sus mejillas, se puso un poco de labial, y espero a que saliera su jefe de la oficina. Sin embargo, ya habia pasado una hora y Valentín no aparecía, dudosa levantó la bocina del teléfono, quería preguntarle si ya estaba listo. Pero él como siempre hizo su aparición como si nada estuviera pasando. “¿A quien ibas a llamar?” le preguntó con voz ronca muy cerca de su oído. Sophie dio un sobresalto y colgó rápidamente su teléfono. “A nadie señor, es que ya ha pasado una hora desde la salidas y pues como…” “Como vamos a ir a cenar, tuve que dejar algo pendiente, pero sabía que estabas aquí afuera esperándome” Sophie lo miró completamente confundida. “¿Ah sí?, ¿me estaba mirando?” “Si, en todo el edificio tenemos cámaras de seguridad, no creas que te observo por telepatía” Valentín le respondió con un tono de diversión, Sophie se sonrojó de inmediato. “Debí de haber pasado por estúpida” ella pensó. “bueno señor Von Strudel, entonces dígame ¿hacia donde vamos?” Sophie le pregunto sonriente, estaba emocionada con la sola idea de salir con ese magnífico hombre. “vamos a comer, muero de hambre” Valentín le extendió su brazo para que ella lo tomara de gancho, sorprendida se prendió a él, estaba completamente extasiada, ambos se subieron en el elevador, y era como si se conocieran hace demasiado tiempo, pues ninguno de los dejaba de mirarse, no hicieron falta las palabras, pues sus ojos expresaban todo. Unos cuantos pisos más abajo, el elevador se detuvo y recogió a unas cuantas personas más. Un par de mujeres del piso en donde trabajaba Sophie antes, se subieron, cuando ella se dio cuenta que eran personas conocidas trato de ocultar que estaba cogida del gancho del gran jefe, pero contrario a lo que ella quería, Valentín ante la mirada arrogante y sorprendida de las mujeres, le dio un beso en su mano y tocó su mejilla. Las dos mujeres comenzaron a cotillear entre ellas hasta el primer piso, Valentín les dio el paso para que ellas se bajarán primero, y miró con satisfacción a Sophie, que a pesar de estar en un lugar tan frío, tenía su rostro completamente sonrojado, como si estuviera bajo la luz del sol. “Señor ¿puedo preguntar algo?” “Lo que quieras Sophie” “¿por qué hizo eso en el elevador?” “¿Hacer qué? Dime específicamente qué fue lo que hice” le respondió mientras juntos iban saliendo agarrados por el gran pasillo de la factoría. “Nada señor ¡nada!” Sophie estaba consternada, ella no tenía nada oficial con su jefe, pero a él no le daba vergüenza pasearse con ella de mano, como si fuera su prometida, a medida que pasaban por los puestos de trabajo, que en su mayoría estaban ocupados por preciosas mujeres, todas miraban con recelo a Sophie, jamás habían visto al gran jefe llevar una mujer de su brazo y mucho menos una tan sencilla como ella. “Eres el centro de atención Sophie” Valentín le dijo mientras le acariciaba su mano, ella solamente negó con la cabeza, ambos estaban esperando el auto de Valentín, cuando de repente frente a ellos se parqueo una hermosa limosina oscura, con vidrios polarizados, y demasiado excéntrica. Sophie abrió la boca con sorpresa, pues jamás en su vida había visto un auto tan lujoso como ese, Valentín se adelantó y con toda caballerosidad le abrió la puerta para que ella siguiera. “Siga usted diosa” esas últimas palabras hicieron temblar el corazón de Sophie, ¿diosa? Eso solamente lo habia escuchado en sus pesadillas, pero no para bien, pues en sus sueños un grupo de hombres querían sacrificarla por atribuirle un puesto de diosa hechicera. “Señor, esto es demasiado de verdad” ella se subió al auto, y ni siquiera podía creer lo que estaba viendo. La limusina en su interior era igual de impresionante que en el exterior, sus sillas de cuero suave, unas cálidas luces que alumbraban el interior, y un pequeño minibar justamente ubicado en toda la esquina de la limusina, a Valentín poco le gustaba la tecnología y la modernidad, pero su auto estaba equipado con pequeñas pantallas inteligentes, que le daban acceso a las cámaras de la factoría y a algunas partes de la ciudad. “¿Quieres beber algo?” él le preguntó mientras iniciaban su camino “Si por favor, ¿tiene agua?” “¿Agua?, me parece que deberías tomarte un vino, entraras en calor, te ayudará a que se te pasen un poco el frío” “¿que lo hace pensar que tengo frío señor?” “Me hace pensarlo como tienes tu piel erizada, y tus labios están temblando, tus ojos están cristalizados, y tus manos están temblando, sino es por el frío, dime ¿Por qué puede ser?” Ambos sabían que la reacción de Sophie no se trataba producto del frío, ella estaba nerviosa de estar en esta situación con su jefe, lo peor de todo, es que ella seguía sin comprender en realidad porque estaban pasando esas cosas, aun le costaba darse cuenta si era un sueño o una realidad. “Si, es el frío, le recibo entonces una copa de vino por favor” Valentín sonriente se acercó hasta el bar que estaba ubicado en la esquina de su limusina, y sacó dos copas, las llenó de un vino tinto y le ofreció una a Sophie, cuando ella la recibió, sintió una extraña sensación porque el vino tenía un color rojo especial, parecía un rojo sangre. De repente unas imágenes se pasaron por su cabeza en ese instante, la imagen de una hechicera con su misma figura estaba frente a ella, estaba bebiendo de una copa, pero no estaba bebiendo vino, sino que estaba bebiendo sangre, veía como la sangre escurría de la boca de la hechicera y la miraba profundamente. De sus ojos negros emanaba odio, lujuria. En ese instante Sophie volvió en sí, dejando caer la copa al suelo de la limusina, al mismo tiempo que dio un grito despavorido. “Sophie ¿estás bien?” le pregunto Valentín sorprendido “Perdón señor, no fue mi intención ensuciar el piso de la limusina” Sophie se agachó y con unas servilletas que había también cerca al bar comenzó a secar el vino que se habia regado, Valentín la tomó por el brazo y la sentó de nuevo a su lado. “Esta bien, no tienes que hacer nada de eso, ahora dime ¿Qué fue eso que viste que te puso tan mal?” “¿Cómo sabe que vi algo?” le preguntó ella demasiado asustada y confundida. A Valentín le gustaría confesarle toda la verdad, que él era un vampiro, que ella era la luna de un licántropo, y que posiblemente también ella era la descendencia de una muy poderosa hechicera, pero no podía hacerlo, porque las consecuencias podrían ser fatales, él estaba empezando a sentir como su necesidad por estar con ella era más fuerte que su orgullo y que su voluntad, pero a medida que Sophie se acercaba más a él, sus experiencias paranormales se iban intensificando. “Sophie, porque te asustaste demasiado, fue como si hubieras visto un fantasma, y como te dije allá arriba, tú puedes confiar plenamente en mi” De repente Sophie comenzó a sentir miedo de nuevo por Valentín. “¿Por qué debería confiar en usted si ni siquiera lo conozco?, además, no se usted me da la sensación de que me hace tener pesadillas señor” “Ya te dije que podemos comenzar a conocernos mejor, no te intranquilices por favor no sientas miedo” él se acercó a ella y le abrazo hacia su pecho tratándola de persuadir, sabía que si ella comenzaba a sentir miedo sus sentidos se agudizarían y su único deseo en ese instante sería convertirla en su diosa, pero no era un proceso tan sencillo como morder su cuello, pasarle su veneno y ya estaba. Para hacerla su diosa, ella debía primero estar completamente segura y enamorada de él, era una conversión voluntaria, que no le provocará miedo, y que estuviera consciente de que era para toda la eternidad, a menos de que alguno de los dos muriera, en el caso de un vampiro, no era fácil irse de este plano terrenal. Ella se quedo abrazada sobre su pecho hasta que la limusina freno frente al lugar en donde iban a cenar. Sophie no dejaba de llevarse sorpresas, pues era un restaurante bastante excéntrico también, Valentín le dio la mano y fueron hasta el lugar. "Este lugar es impresionante", dijo Sophie mientras miraba alrededor del restaurante. "Pero también es un poco espeluznante, ¿no crees?" "Es intencional", respondió Valentín mientras la guiaba hacia una mesa en la esquina. "Este lugar se llama 'El Festín Nocturno' y está diseñado para atraer a un público muy específico. Como puedes ver, está decorado con elementos góticos, pero con un toque moderno” "Es espectacular, pero…" dijo Sophie, mirando las luces bajas que iluminaban las mesas. "Pero ¿por qué la decoración es tan lúgubre? Quiero decir, incluso las velas son de color n***o" “bueno como ya te he dicho se trata de la temática del lugar, pero no te preocupes, si no te gusta podemos irnos a otro restaurante” “No, aquí está perfecto, me gusta mucho este lugar, jamás había entrado a uno así pero este me encanta” Valentín sonrío, le pasó una carta para que ella hiciera la elección de la comida, Sophie asintió lentamente mientras miraba a su alrededor. A pesar de la atmósfera siniestra, ella se sentía cómoda, en especial porque estaba con él. Valentín pidió un plato de carne con un término casi crudo, mientras que Sophie pidió un plato de carnes con especias finas, pero la pidió bien terminada. Cuando los platos llegaron, Valentín se saboreó al ver lo que le habían llevado en su platillo, Sophie no podía dejar de mirarlo comer, pues la carne que él se estaba comiendo parecía que caminaba por si sola por el estado en el que estaba. Ella ni siquiera era capaz de enterrar el cuchillo a su platillo, a pesar de que lucía y sabia delicioso. “¿No vas a comer?” le pregunto Valentín, mientras se llevaba un gran trozo de carne a la boca. “Si, es que solamente no había visto a nadie comer carne casi cruda” “Bueno, lo que pasa es que estamos en Charleston, una ciudad en donde la luz del sol es escasa, por supuesto las proteínas y los nutrientes también, la carne es una buena fuente, deberías comer, la tuya tambien se ve deliciosa.” Ella asintió y comenzó a olvidarse de la imagen de su jefe comiendo, y empezó a devorar su plato, no se arrepintió, jamás habia probado tan exquisito manjar. La sensación que le daba estar al lado de Valentín era completamente inexplicable, sentía como si estuviera viviendo en otros tiempos, no en los que estaban actualmente, era como si estuviera en otra época, aunque le había dado un poco de escalofrío verlo comer de esa manera, nada opacaba la perfección de la compañía de Valentín.
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