Episodio sin título

1352 Words
¿Por qué no logro hacerte mía? Después de haber acabado la cena, Valentín se retiró por un momento al tocador, limpio sus colmillos y lavó su boca, su objetivo era besar a Sophie por el resto de la noche, ella hizo lo mismo, salió hacia el tocador y trató de organizarse lo mejor posible, ambos se encontraron a las afueras de restaurante, el lugar también se prestaba para dar un paseo. “¿Quieres dar un caminata?” Valentín le extendió de nuevo su brazo. “Si, por favor, la noche esta perfecta, la luna está llena y alumbra todo Charleston, es extraño ver una noche tan iluminada” Valentín se giro al cielo y se dio cuenta de que luna estaba en todo su esplendor, recordó que había pasado entre Elian y Sophie, sabía que podían llegar lobos a su encuentro, así que inventó algo para persuadir y salir de la oscuridad. “Tengo una mejor propuesta, hay luna, pero el frío sigue helando los huesos, tengo una pequeña cabaña por aquí muy cerca ¿te gustaría ir? Haremos una fogata” “Sí, me parece perfecto” Sophie no dudo un solo segundo en responder, en unos cuantos minutos se adentraron en un bosque de pinos altos, al fondo estaba una cabaña hecha de manera rústica, por dentro había una acogedora chimenea, y una decoración con cuadros de paisajes. Había una gran alfombra de piel de oso en la sala del lugar, dándole una apariencia un poco salvaje. “Vaya, me gusta este sitio, no es tan oscuro como tu oficina, o tu limusina o el restaurante” “Bueno tengo unos gustos un poco excéntricos, en esta cabaña veníamos con mis padres cuando mi hermana y yo éramos tan solo unos niños pequeños, nos traían para que aprendiéramos a cazar” Valentín recordó que en su infancia aún no era un vampiro, y sintió nostalgia, le dolía ver como nunca más su apariencia cambiaría, y mucho menos sus vivencias. “Que bonita infancia, a mí me tocó una madre loca” Sophie se sienta en el gran sofá que habia frente a la chimenea, se abraza a sus rodillas y al mirar las llamas recuerda cómo fue su infancia con su madre, y las malas reacciones que ella tenía a causa de su enfermedad. “Sophie siento tanto que las cosas no te estén saliendo como las quieres, pero todo en la vida es un largo proceso, pero ahora me tienes a mí, y yo voy a estar aquí para cuidarte y acompañarte, nunca más vas a volver a estar sola” Sophie negó con la cabeza, confundida por sus palabras, pues se acababan de conocer, no entendía cuál era el objetivo de su jefe. “Señor, no entiendo nada en absoluto, ¿Por qué usted está tratando de cuidarme o protegerme? Si es que yo soy una persona más del común.” “Eso no quiere decir que no me vuelvas loco, y que no me gustes” él se sentó a su lado y le tocó una rodilla “Tampoco significa que tenga algún tipo de obsesión s****l o loca contigo, es que siento como si te conociera de toda la vida, y estar a tu lado me inspira confianza, una paz y serenidad que hace siglos no experimentaba” Eso de los siglos se lo habia dicho literal, pero ella no lo comprendía. “¿Siglos?” preguntó Sophie divertida “Quiero decir que hace mucho tiempo no me sentía así con una persona como tu a mi lado, permíteme la oportunidad de que nos conozcamos mejor. Me encantas” Valentín no dejaba de acariciar su mejilla, Sophie no le era para nada indiferente, y ante cualquier pronóstico se giró hacia él. Miro directo a sus labios rojos, y sin decir una sola palabra, lo beso, comenzó a besarle su labio inferior con tanta suavidad, que cada uno de sus besos lo absorbía. Valentín solamente dejó su boca entreabierta, cerró sus ojos, y permitió que Sophie se perdiera en sus labios, ella luego le beso el de arriba y sintió una extraña sensación, un poco de sabor a sangre, pero no le incomodo. Luego sin pensarlo dos veces su lengua estaba invadiendo la boca de Valentín, que ya emocionado por la pasión del momento, se abalanzó sobre ella y comenzó a besarla con pasión. Con sus manos heladas, Valentín le quito su blusa, estaba recordando el ardiente momento que habían vivido en sueños, y claro el que habían tenido en la oficina, el pecho libre de Sophie estaba erguido y apuntando hacia él. Los senos de las mujeres, era la mayor debilidad para él, así que no lo pensó dos veces y comenzó a succionar uno de ellos. Sophie sintió como poco a poco estaba tocando el paraíso, sus manos se enterraron en el cabello de Valentín e hizo que él se clavara más profundo en su pecho. Con su mano libre, él comenzó a acariciarle el otro seno, sacó sus garras y con sus uñas empezó a hacerle leves caricias, Sophie no podía ni siquiera explicar lo que estaba sintiendo en ese instante. Su entrepierna estaba húmeda, y sus fluidos comenzaron a expedir olores que volvían loco al vampiro. Así que sin más, él le arrancó el pantalón y abrió sus piernas, y con ardiente deseo, no pudo evitar meter su cara en medio de ellas, Sophie se enderezo para poder verlo mejor y comenzó a gemir desesperada, luego giró la mirada hacia las llamas de la chimenea, y vio la imagen de la misma hechicera debajo de Valentín, pero en esta oportunidad, estaba siendo consumida por la lujuria. Sophie se excito aun mucho más y descontrolada por lo que Valentín le hacía a su flor, comenzó a gritar para que él la hiciera suya. “ Valentín ¡te lo ruego, hazme tuya!” Esas palabras acabaron de encender a aquel hombre que se saboreaba los labios y se lamía los jugos de Sophie, se quitó la ropa frente a ella, quedando completamente desnudo, parecía un dios, su cuerpo esculpido y su m*****o listo, hicieron que el corazón se disparara, ella se levantó del sofá y lo empujo para que él se sentará. Luego abrió sus piernas, se agarró a su cuello y se sentó sobre él. Comenzó a hacer finos movimientos, sin llegar a la penetración, Valentín estaba demasiado excitado y lo único que anhelaba era estar dentro de ella. Comenzó a saborear de nuevo sus senos, mientras sentía sobre él, como la flor de su amante se desinhibia. De repente él recordó que ella era virgen, y si la accedía, su maldito instinto de vampiro no la dejaría salir con vida de ahí esa noche, porque le chuparía la sangre del cuello, y así como no pudo hacerlo en sus sueños, no podía hacerlo en la realidad. Él comenzó a besarla dulcemente y controló su instinto de hombre, la alzó y la recostó sobre el sofá, le puso una cobija que la cubrió de la cabeza hasta los pies, y la besó de nuevo. “¿Qué pasó?” le preguntó ella angustiada “Eres tan preciosa, tan deseable y deliciosa, pero este no es el momento” “¿Como que no es el momento?” ella se envolvió en la cobija y se paró frente a él. “Eres una virgen preciosa, y no quiero por ninguna razón dañar tu inocencia” él no dejaba de acariciarle el rostro con dulzura “Pero soy yo quien quiero entregarte todo de mi en este momento, que seas mi primer hombre” “Tu misma lo dijiste, debemos conocernos mucho mejor” él la alzó de nuevo y la llevó a la gran habitación, la acostó en su cama, estaba tan cómoda, que Sophie no reprocho, estaba tan cansada; Valentín se acostó a su lado y comenzó a besarla con ternura, lejos estaba los pensamientos lujuriosos, pues primaba más la vida de Sophie que cualquiera de sus instintos. Por increíble que fuera, él se quedó dormido en sus brazos hasta el amanecer.
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