No sé si es él, no sé si soy yo, o quizás somos los dos, pero, lo tengo sentado tan cerca de mí, que de alguna manera sus piernas y las mías por momentos se rozan. Sobre el escenario la cantante hace que todos nos estremezcamos con su gran poder vocal, pero aquí en este palco privado donde solo estamos él y yo, es su cercanía, su exquisito aroma, y esos ojos grises los que me están haciendo estremecer. Le observo de reojo y debo intentar no reír al notar que él también me miraba. «Dios… Definitivamente debo estar volviéndome loca.» Pienso y vuelvo a centrar mi atención completa al escenario. No es mucho el tiempo que puedo permanecer concentrada ya que inconscientemente su rodilla y la mía entran en contacto. Él me mira, sonríe y observa nuestras piernas —lo siento. — me dice e intenta